Este profesional logra que el niño, de manera directa o indirecta, le cuente por la situación que está atravesando
El abuso sexual infantil es uno de los males que están impregnados en nuestra sociedad. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef ), existen estudios y estadísticas que revelan cómo miles de niños, niñas y adolescentes dominicanos son víctimas de actos de abuso y violencia, lo que interviene con su sano desarrollo.
Muchos niños abusados no piden ayuda, lo que los sitúa en una posición vulnerable ante la situación que están atravesando; sin embargo, existen indicadores que pueden alertar a sus seres queridos, allegados y psicólogos escolares, donde estos últimos, juegan un papel importante, ya que en el país se han denunciado casos muy sonados, como el de una persona quien supuestamente abusaba sexualmente, desde aproximadamente tres años, de una menor de edad (en ese entonces la niña tenía 11 años), según consta en el expediente del Ministerio Público.
Aunque se puede detectar cuándo un niño es maltratado a través de exámenes médicos rutinarios, los psicólogos escolares también son un ente clave para descubrir y denunciar este problema cuando se refleja en el entorno educativo.
Entre esas señales de alarma que presenta un niño que es abusado están, según cuenta la psicóloga Laura González, el rechazo a las actividades realizadas para niños de su edad, una negación para acudir a la escuela regularmente, experimenta “explosiones” temperamentales frecuentes e inexplicables, una conducta hiperactiva, y se le observa un retraimiento y una declinación en su rendimiento escolar a pesar de los esfuerzos que realiza.
Así mismo, se le dificulta poner atención, concentrarse y tener organización, además, podría presentar desobediencia, agresión deliberada o autoagresiva, oposición a la autoridad sin que tenga remordimiento por romper las reglas, asume cambios repentinos del estado de ánimo y descuido de la imagen personal (falta de higiene), entre otras.
“Saber interpretar estos indicadores y no quedarnos pasivos ante ellos es fundamental”, indica la especialista.
Gónzalez sostiene que los psicólogos educativos cuentan con un entrenamiento específico en evaluación, supervisión de procesos, estrategias de aprendizaje y desarrollo de programas para la intervención en situaciones delicadas.
“El psicólogo analiza, reflexiona e interviene en el comportamiento de los alumnos para ayudarlos a superar los procesos que afectan su aprendizaje y las dificultades de índole personal en las que se ven involucrados compañeros, familiares (especialmente con padres y hermanos) y profesores”, dice la experta en la conducta humana.
Es por ello que asegura que en los centros educativos son imprescindibles los psicólogos, porque, además, asesoran y actúan en refuerzo del personal docente y los familiares de los involucrados, para la resolución de problemáticas.
Señala que ante una sospecha o una confesión del niño es adecuado tener un canal abierto de comunicación entre sus familiares, y posteriormente se debe notificar a las autoridades correspondientes para que actúen.
¿Cómo actuar?
Cuando el psicólogo percibe algún indicador de abuso, éste sigue algunas pautas, entre las que se están:
1.Habla con el niño, niña o adolescente en privado, en un lugar tranquilo y confortable.
2.Lo trata con cariño, manteniendo un contacto “no amenazante”.
3.Tranquiliza al infante asegurándole que confía en él. Para ello, utiliza expresiones como “siento que esto te haya sucedido”.
4.Le manifiesta al pequeño que no es culpable de lo que está pasando.
5. Le hace sentir que está orgulloso de él por haber pedido ayuda y de haberlo comunicado.
6. Le dice que es normal que sienta miedo y que esté preocupado.
7.No le hace promesas que luego no se puedan cumplir.
8.Le comenta sobre posibles acciones que puedan ser adoptadas por las autoridades.
Para los especialistas es importante que el niño que fue maltratado, así como su familia, reciba la asistencia continua por parte de profesionales, para ayudarlos a tratar las consecuencias que deja la situación.