La ventaja del uso de la plasmoterapia o plasma rico en plaquetas, también conocido como PRP, en los tratamientos antiedad, es la de utilizar una sustancia biológica fabricada por nuestro organismo, libre de químicos y exenta de riesgos.Existen muchos tratamientos estéticos que nos ayudan a contrarrestar el paso del tiempo. Quizás la toxina botulínica y el ácido hialurónico sigan siendo los reyes de la medicina estética, pero en la lucha contra el envejecimiento contamos con otras muchas armas. Una de ellas es el plasma rico en plaquetas (PRP), que se puso muy de moda hace un par de años y, al día de hoy, sigue siendo una buena opción para mejorar la calidad de la piel.
De acuerdo con Josefina González Socías, cirujana dermatóloga, se trata de un tratamiento estético que promueve la regeneración celular para conseguir una piel más luminosa y tersa, con mejor textura, menos flaccidez y menos arrugas.
“Se suele aplicar en rostro, cuello y manos, aunque también se está utilizando en el cuero cabelludo para potenciar el crecimiento del cabello. También busca mejorar algunas patologías como manchas, acné (y sus secuelas), estrías y cicatrices ”, explica González.
¿En qué consiste? En este tratamiento, según la especialista, el ingrediente principal será tu propia sangre. El médico la extrae del brazo de forma indolora (para que te hagas una idea, es como si te hicieras un análisis) y la introduce en una máquina para centrifugarla. De este proceso “surge un suero enriquecido en plaquetas y, por lo tanto en factores de crecimiento. Este plasma participará de manera activa en la formación de nuevo colágeno a través de la bioestimulación”, agrega. Este colágeno otorgará un rejuvenecimiento global en la zona en que se aplique.
Aunque se piense que solo las mujeres utilizan esta técnica, no es así, también los hombres se someten a este procedimiento, en el cual se recurre a las propiedades beneficiosas de la sangre del paciente para rejuvenecer el rostro y darle más elasticidad.
No hay riesgos
“Al ser un tratamiento autólogo (se obtiene sangre del propio paciente) no conlleva riesgos de alergias ni reacciones de incompatibilidad, lo que hace que sea un procedimiento seguro para el paciente”, dice González Socías.
Antes de someterte a un tratamiento de plasma rico en plaquetas te harán la historia clínica y un análisis completo de sangre, para descartar cualquier patología. Recibidos los resultados, podrás empezar el tratamiento (a no ser que exista alguna contraindicación). Es muy sencillo: el médico te pondrá una crema anestésica en la zona a tratar. Después, procede a extraer la sangre de tu brazo para centrifugarla. Mientras la máquina cumple su misión, la anestesia hace lo propio, de tal forma que para cuando acaba la centrifugadora (unos 20 minutos) tu piel está lista para recibir el tratamiento.
El médico te aplicará el plasma a través de una serie de pinchazos rápidos, que apenas notarás gracias a la anestesia. En 5 o 10 minutos estás lista.
Aunque el tratamiento es sencillo, es posible que se te noten un poco las marcas de los pinchazos. Todo dependerá de lo sensible que sea tu piel. En cuanto al número de sesiones, dependerán de cada paciente. Se suele hablar de forma genérica de 2-3 al año, pudiéndose repetir en caso necesario o incluso combinar con otros tratamientos (radiofrecuencia, botox, etc).