Para los psicólogos Héctor Ramírez y Gilbey Plourde, el primer paso para rescatar una relación fallida es reconocer que hay un problema y aceptar que se necesita ayuda
Alo largo de una relación, las parejas pasan por etapas y con ellas se enfrentan a diversas situaciones, unas más complejas que otras. La forma en que se enfrentan a estos conflictos puede ser clave para el buen funcionamiento y la satisfacción de la relación.
Una crisis de pareja es una situación difícil indudablemente, pero también es una ocasión para identificar aspectos emocionales, de conducta y pensamiento, de cada una de las personas que forman la pareja y que se ponen de manifiesto ante los conflictos.
Pero, ¿siempre se puede salvar una relación de pareja a pesar de las dificultades? Sobre el tema, los psicólogos Héctor Ramírez y Gilbey Plourde de Matrinoviazgo respondieron algunas inquietudes.
¿Qué porcentaje de parejas pueden salvar su relación?
Se puede salvar en el 100 por ciento de las parejas donde existe amor, aunque esté dormido. Declaramos y motivamos a que siempre la relación pueda estar mejor, aun estando en su “prime time”, el amor no pesa, nunca está de más.
¿En qué situaciones es más difícil salvar una relación?
Cuando no se quiere o se entiende que no hay ningún problema. Y más, si han tomado una distancia física. El irse de la casa o motivar a la pareja a que se vaya, es más una ruleta rusa, más que una herramienta terapéutica.
¿Cuál es el primer paso para rescatar una relación fallida?
Reconocer que hay un problema, aceptar que se necesita ayuda y querer rescatarla.
¿Cuáles son las señales de que estamos fallando en la relación de parejas?
Cuando no conversamos, en especial, sobre los desacuerdos y realidades. Cuando olvidamos el por qué nos amamos; eso que admiramos de nuestra relación y de nuestra pareja y lo damos por sentado o por “te toca”, llevándonos a desvalorizar el aporte de cada uno a la relación.
¿Qué factores son los que más influyen en el deterioro de las parejas?
Les llamamos los archi-enemigos de la relación, la crítica constante, el orgullo, falta de comunicación, el irrespeto y la indiferencia. Creer que solo yo soy la víctima en esta relación dañada y que el otro no necesita que le diga y demuestre que le amo.
¿Cómo solucionar los problemas de manera sana sin imponer nuestro punto de vista?
Aprendiendo a escuchar, no culpar al otro, y buscando la ayuda a tiempo.
¿Qué actividades fortalecen la relación?
Alimentar el amor día a día.
¿Cómo puede lograrse?
Dedíquense tiempo
Hablen sin prejuicios, ni predisposición, sin levantarse la voz, con empatía, con respeto.
Volver a lo que los unió.
Recordarse cuál es su meta.
Por qué y para qué nos casamos.
Rediseñen las estrategias (para este punto podrían necesitar ayuda).
Creen metas a corto plazo y deténganse a celebrarla.
Para el creyente, siempre ten en cuenta antes de hablar y actuar, que Dios/ Jesús/ El Espíritu Santo está ahí, trata de no ofenderle y verás beneficios colaterales para tí y tu pareja.