Estos actores, que participan en diferentes eventos, se expresan a través de los gestos, acompañados de movimientos corporales
A pesar de lo difícil que puede resultar expresar algo sin decir palabras, lograrlo se puede convertir en una actividad divertida, creativa y entretenida para muchas personas. Este es uno de los objetivos de las técnicas del mimo, cuya pantomima se ha utilizado durante muchos años para captar la atención del público en bodas, bautizos, cumpleaños, obras de teatro, explica Taines Díaz, experta en mímica dramática.
En el país, los mimos también se están utilizando para la declaración de amor, para entregar regalos y celebrar actividades familiares y empresariales. “Hacer mimo” significa expresar y comunicar emociones, ideas, situaciones reales o ficticias, por medio de acciones, actitudes y gestos, lo que en el mundo del entretenimiento algunos han definido como “el arte del silencio” o “la poesía del movimiento”, e incluso como “la magia del gesto”.
“Los mimos son actores teatrales que se expresan a través de los gestos, acompañados de movimientos corporales que llevan a la audiencia a la fantasía”, dijo Díaz. Según la experta, en mímica dramática, el lenguaje de los mimos comprende el conocimiento no solo de movimientos, acciones y gestos, sino que está minuciosamente ligado al estudio de una gramática, técnica y poética corporal que le brinda al actor múltiples posibilidades expresivas para enamorar a quienes le miran.
Para obtener éxito en la dramatización, un elemento muy importante es el vestuario, puesto que le ayuda a mejorar la impresión visual. Un mimo, por muy profesional que sea, si no tiene un vestuario adecuado y bueno, pierde su impacto. Por ejemplo, los expertos en esta técnica aseguran que las faldas y los pantalones que se usan no deben ser muy apretados, y que es más recomendable usar tenis, en vez de zapatos. Mientras que su rostro debe ser blanco con detalles de otros colores como el rojo, para que se noten aún más sus gestos.
Acción artística
La mímica y la pantomima son expresiones artísticas que llevan muchos siglos desarrollándose, ya sea en un escenario formal, parque o centro comercial, entre otros. El mimo renuncia al uso del lenguaje hablado en sus actuaciones, simula con sus gestos, sonidos, cosas o personas que no existen realmente, sube escaleras, baila con otra persona. Infla un globo y utiliza su expresividad, para reproducir situaciones reales, pero que no están sucediendo realmente.
El mimo es un gran observador de la realidad circundante, por ello, al manipular los objetos imaginarios deberá seguir un protocolo en su actuación y respetar la realidad (a menos que su objetivo intencionadamente sea otro).
Por ejemplo, debe representar la interacción con los objetos respetando el peso real de los mismos (aunque éstos sean imaginarios). Lo mismo sucederá con la forma, debe adaptar sus movimientos a la forma real que tiene el objeto que se dispone a utilizar o representar. Igualmente pasa con el tamaño, al representar el uso de un objeto o instrumento debe tener en cuenta el tamaño real del objeto.
En el caso de sus acciones o movimientos, estos deben corresponderse con los que tendrían lugar en una situación real. Por ejemplo, si representa a un restaurante debe abrir la puerta, escoger su mesa, llamar al camarero ordenar y esperar hasta que le lleven los alimentos que desea comer. La escena debe hacerla lo más natural posible, para que se proyecte como real.