Lady Di, sin pretenderlo, se convirtió en un ícono de la moda en los años noventa
Los estilismos de sus apariciones públicas eran estudiados y, en la mayor parte de las veces, alabados. Tanto que, sin pretenderlo, se convirtió en un icono de moda en los años noventa. Lo que no sabía Lady Di es que, treinta años después, seguiría dictando normas de estilo a “influencers” que hoy replican sus “looks”.
Las casualidades en el mundo de la moda rara vez existen. Es por eso que el hecho de que las calles y las famosas saquen de sus armarios conjuntos que se asemejan a los lucidos por Diana Spencer (murió en el 1997 en un accidente de tránsito)en cada pequeño detalle, pone de manifiesto que su reinado de estilo, sigue imperando hoy.
Más allá de algunos conjuntos emblemáticos, como el “vestido de la venganza”, que en color negro y con los hombros al aire, desafiaba los códigos del protocolo, además de simbolizar el luto de su matrimonio con Carlos de Inglaterra, los estilismos informales son ahora los que cobran protagonismo.
Concretamente, aquel compuesto por un suéter blanco estampado de la Fundación Británica del Pulmón, que Diana lució con una blazer “oversize” de hombreras, pantalón vaquero recto, botas de caña alta y una gorra azul marino en el club de polo en mayo de 1986, vistiendo, sin ser consciente, el estilo “athleisure”-deportivo para el día a día- está muy de moda en la actualidad.
Tamara Falcó, la modelo Marta Ortiz o la “influencer” y editora de moda Camille Charriere, han replicado este estilismo de aire casual, que también fue lucido por la modelo Hailey Baldwin en una editorial de la revista Vogue París, además de inspirar varios estilismos de la colección primavera-verano 2021 de la marca Celine.
Que Diana Spencer fue una adelantada a su estilo, es hoy más que nunca una realidad latente, sustentada sobre el legado fotográfico de sus “looks” y la reciente octava temporada de “The Crown”.
Otro de los “looks” casuales más imitados de la princesa de Gales es el capturado por los paparazzi mientras paseaba en plenos años noventa, demostrando que, aunque la etiqueta exigiese estilismos afines al protocolo, fuera de ella hacía de los vaqueros su prenda estrella.