El escándalo alrededor de Facebook y Cambridge Analytica destapó una serie de tensiones y problemas en la red, por lo que los expertos piden redefinir cómo será manejada la información de los usuarios.
El internet contemporáneo se creó a partir de un pacto: muéstranos quién eres en verdad, y podrás hacer búsquedas y compartir contenido en el mundo digital.
La gente especificó sus intereses y obsesiones en Facebook y Google, lo cual generó un mar de datos que podía recogerse y aprovecharse para hacer publicidad. Las empresas se hicieron muy ricas. Los usuarios parecían felices. La privacidad se tachó de obsoleta, como las sangrías y los lecheros.
Ahora, el modelo de vigilancia del consumidor que sirve de base para los servicios gratuitos de Facebook y Google está bajo el asedio de los usuarios, reguladores y legisladores en ambos lados del Atlántico. Equivale a una crisis para una industria del internet que hasta ahora había adoptado un enfoque reactivo y fragmentado para resolver problemas como la divulgación de noticias fraudulentas y el uso indebido de datos personales.
La revelación reciente de que Cambridge Analytica, una empresa de creación de perfiles de electores que había trabajado en la campaña presidencial de Donald Trump, recogió datos de 50 millones de usuarios de Facebook, causó la indignación actual, aunque los orígenes del escándalo datan de la elección de 2016. Han pasado muchos meses de acusaciones y argumentos de que el internet en general y las redes sociales en particular están afectando a la sociedad en vez de mejorarla.
Eso ha servido de inspiración para una buena parte del debate acerca de futuros más restrictivos para Facebook y Google. En el otro extremo, algunos sueñan con que las empresas se conviertan en utilidades públicas. Se han propuesto modelos de negocio más benignos que dependen menos de la publicidad y más de las suscripciones, aunque no está claro cómo es que cualquiera de las empresas abandonaría un sistema que las ha hecho tan prósperas. El caso de Cambridge Analytica no solo fue una violación de datos privados, dijo Vera Jourova, la comisionada para la justicia, los consumidores y la equidad de género de la Unión Europea. “Fue algo mucho más serio, porque fuimos testigos de la amenaza a la democracia, a la pluralidad democrática”, comentó.