El acné, escabiasis, la dermatitis atópica y la psoriasis son las afecciones más frecuentes de la dermis
Las afecciones o enfermedades de la piel son aquellas que afectan la misma y sus anexos (pelo y uñas), originadas tanto por causas internas como externas, siendo las más frecuentes el acné, escabiasis, la dermatitis atópica, la psoriasis y la micosis cutáneas (hongos).
De acuerdo a la doctora Alba de Los Santos, quien trabaja en la Clínica Dermatológica de Herrera, dichas enfermedades provocan picazón, enrojecimiento y cicatrices. Explica que el acné es una enfermedad inflamatoria de la unidad pilosebácea que se caracteriza por comedones abiertos (puntos negros) y cerrados (espinillas), pápulas, pústulas, quistes, nódulos y frecuentemente cicatrices.
Es una de las patologías dermatológicas más frecuentes, ya que afecta casi al 80 % de los adolescentes entre los 13 y los 18 años. Estas lesiones suelen localizarse en la cara y en los hombros, aunque se pueden extender a tronco y brazos.
Indica que en su padecimiento intervienen diferentes factores como: hormonales, inmunológicos, hereditarios, infecciosos, anímicos, cosméticos, nutricionales, psicosociales y ambientales.
Agrega que el acné de la adolescencia como el de adulto puede dar lugar a una pérdida de autoestima, y a veces incluso un complejo de inferioridad. Los estudios indican que las personas que sufren acné tienen mayores posibilidades de sufrir depresiones, ansiedad y fobias sociales.
En ese sentido, recomienda visitar al dermatólogo para evaluar y determinar el mejor tratamiento de acuerdo a la dificultad de las lesiones y prevenir futuras complicaciones, la cual dependerá de la gravedad del acné y el caso de cada paciente.
Los tratamientos van desde tópicos hasta antibióticos o retinoides orales. Además, se recomienda disminuir la ingesta de carbohidratos refinados, lácteos, grasas saturadas y dulces, sobre todo el chocolate, ya que estos exacerban el acné.
Escabiosis
Otra de las afecciones es la escabiasis o sarna, que es una dermatosis producida por un ácaro llamado Sarcoptes scabiei y se caracteriza por prurito nocturno, que es el síntoma de alerta, pues el paciente afirma, que dicho prurito no lo deja dormir.
Es contagiosa a diferencia de lo que piensan la mayoría de las personas, quienes a veces pueden confundir este padecimiento con una alergia, pero no lo es, según cuenta la especialista.
Se transmite por contacto directo, ya sea por objetos contaminados o de persona a persona (sin carácter sexual). Esta infestación es más frecuente en áreas de hacinamiento, en pacientes encamados o con trastornos mentales y en climas fríos. En nuestro país se presenta durante todo el año, teniendo más incidencia en los meses que coinciden con temperaturas agradables (menos calor).
Este tipo de enfermedad puede afectar todo el cuerpo. Las lesiones se pueden presentar en diferentes áreas del cuerpo, la cuales varían dependiendo de la edad del individuo. En un niño, las lesiones van a tener predominio en manos, pies y región abdominal. En el caso de los adultos, las lesiones pueden aparecer alrededor del ombligo, espacios interdigitales de manos, pies, axilas y área genital.
Se manifiesta como múltiples pápulas y vesículas pequeñas (bolitas rojas, con agua), desde que el paciente se observa dichas lesiones, más el prurito nocturno debe acudir al dermatólogo para que éste realice el diagnóstico clínico adecuado.
Para esta enfermedad, la dermatóloga recomienda además del tratamiento farmacológico, ya sea tópico o sistémico, realizar las siguientes medidas de higiene:
•Lavar sabana, funda de almohadas y ropas y colocarlas en el sol.
•Colocar la ropa sucia aparte, ya sea en almacenaje plásticos o fundas
desechables.
•Pasar un paño con cloro al colchón y sacarlo para el sol, sino se puede realizar esto; pasar el paño con cloro y planchar, principalmente los bordes del colchón a una temperatura que no dañe el colchón.
•Incrementar el aseo corporal (bañarse varias veces al día).
Dermatitis atópica
Por otro lado, también está la dermatitis atópica, una dermatosis pruriginosa crónica caracterizada por múltiples exacerbaciones y remisiones, que se manifiestan de distintas formas según la edad del paciente. Es una de las patologías dermatológicas más frecuentes en niños. El prurito es el síntoma guía de la enfermedad, acompañado de lesiones cutáneas que las mismas se exacerban con el rascado crónico. Se asocia, frecuentemente, con asma, rinitis y alergia alimentaria.
Alba de los Santos, asegura que es el resultado de interacciones genéticas, metabólicas, infecciosas, inmunes, neuroendocrinas y ambientales, por este motivo el manejo es complejo, multifactorial y las estrategias son hacia los distintos focos patológicos de cada caso en particular.
Por lo que el tratamiento es multidisciplinario (están involucrados varios especialistas para poder mejorar la calidad de vida del paciente).
Como terapia farmacológica es vital el uso de antialérgicos, corticosteroides tópicos, el uso de emolientes para mejorar la hidratación de la piel y sobre todo paciencia, porque la piel de estos pacientes es una piel sensible a factores externos como intrínsecos.
Micosis cutáneas (Hongos).
Las micosis superficiales son infecciones producidas por hongos patógenos capaces de invadir estructuras queratinizadas, como: piel, pelo y uñas. La forma de presentación clínica puede ser muy variable: desde placas anulares eritematosas en el tronco (Tiña del cuerpo), placas alopécicas, en el caso de la tiña de la cabeza o maceración de los espacios interdigitales en los pies como Tiña de los pies.
Según de los Santos, el diagnóstico se realiza en la clínica con la realización de un examen micológico directo (KOH). El tratamiento es el uso de antimicóticos tópicos o sistémicos, dependiendo de la localización y la severidad de las lesiones.
La pitiriasis versicolor es una infección micótica superficial de la piel ocasionada por levaduras del género Malassezia furfur que se caracteriza clínicamente por presentar lesiones maculares discrómicas (manchas blancas), con escama furfurácea en la superficie; afecta principalmente el tronco y las extremidades superiores Es de evolución crónica y recidivante.
El diagnóstico se realiza por la clínica y la confirmación de examen directo con cinta Scotch. El tratamiento es el uso de antimicóticos tópicos o sistémicos, dependiendo de la localización y la severidad de las lesiones.
Psoriasis
También está la psoriasis que es una enfermedad crónica con expresión clínica predominante cutánea, mediada por mecanismos inmunológicos y un factor importante hereditario. La lesión cutánea característica es una placa eritematosa de diferentes tamaños, cubierta por descamación blanquecina.
La especialista, señala que actualmente la psoriasis no se considera una enfermedad exclusivamente cutánea, sino una en la que se pueden afectar otros órganos como las articulaciones. Además, en pacientes con psoriasis extensa hay un aumento en la incidencia de enfermedades cardiovasculares.
La psoriasis puede afectar cualquier zona del tejido tegumentario, incluyendo cuero cabelludo, uñas y mucosa oral. Suele venir acompañada de un impacto emocional en quien la sufre. La visibilidad de las lesiones puede generar sentimientos de rechazo, vergüenza, inseguridad, problemas de autoestima e incluso de integración social. Es común en personas que padecen de esta patología, tener síntomas de ansiedad y depresión, e incluso padecer dichos trastornos mentales.
La psoriasis debe ser tratada por el facultativo, quien elegirá el tratamiento adecuado en función de la intensidad de la enfermedad, la localización de la misma y la repercusión en la calidad de vida del paciente. Si presenta manifestaciones sistémicas se debe derivar al especialista encargado del área correspondiente.
El tratamiento está basado en farmacoterapia tópica (Corticosteroide, emolientes, calcipotriol) y sistémica, incluyendo los biológicos. Es importante explicarle al paciente que es una enfermedad crónica, que no tiene cura, que mejora, las lesiones pueden desaparecer y volver a presentar brotes. Se recomienda la exposición solar, porque reduce la actividad inflamatoria de la piel, evitando quemaduras solares. Es importante la adecuada hidratación de la piel y sobre todo, evitar el estrés, porque exacerba las lesiones.
En todo caso, la especialista en el área recomienda acudir al dermatólogo y seguir el tratamiento indicado, además de no exponerse al sol por períodos prologados y siempre usar filtro solar.