La ira es una emoción que cualquier persona puede experimentar, pero, su mal manejo acarrea consecuencias tanto en la salud física y como en la mental
Una de las mayores causas de consultas psicológicas es la ira, una emoción que se expresa a través del resentimiento o de la irritabilidad. A esta, se le conoce en términos médicos como “trastorno explosivo intermitente”, también denominado como “mecha corta o intolerante”, porque la persona pierde el control fácilmente o reacciona de manera explosiva. “Ese mal manejo de la ira ha llevado a las personas, muchas veces, a fracasar en su matrimonio, en lo laboral, e incluso, hemos visto gente que ha cometido homicidio por una mica de un carro…”, dijo el doctor José Miguel Gómez en su sección de salud de Enfoque Matinal, por CDN, canal 37.
De acuerdo al psiquiatra, el mal manejo de la ira es una actitud emocional desproporcionada y negativa que se antecede del enojo y de la frustración. “Cuando se tiene un estímulo inadecuado y el cerebro no da una respuesta oportuna, el individuo reacciona de manera desproporcionada y pierde la capacidad para medir consecuencias y valorar los riesgos”, señaló.
Las personas con un mal manejo de la ira, según el galeno, tienen un sistema de creencia distorsionada y limitante de una verdad absoluta que ellos han creído y la han reforzado, como cuando plantean: “conmigo nadie se puede meter”, “el que me busca me encuentra”, “no le aguanto pendejada a nadie”, entre otras creencias que los llevan a mantenerse siempre a la defensiva o con una angustia anticipada.
“El individuo con mal manejo de la ira tiene una idea, un desacuerdo, que no está pensando cómo lo resuelverá y, antes de llegar al evento, ya está predispuesto y condicionado. Comienza a respirar agitado, a cerrar los puños, muerde los dientes y experimenta cambios neurovegetativos importantes sin haber llegado al problema”, detalló el experto en salud mental.
Sufrimiento
Igualmente, el psiquiatra destacó que las personas que no logran controlar su ira sufren mucho, puesto que, no quieren ser así. “La razón es porque ofenden a sus seres más queridos, como padres, hermanos e hijos, lo que los lleva a distanciarlos y a perder buenos amigos. “Es decir, a las personas no les gustan ser explosivo, ser violentos…”, subrayó el doctor Gómez.
Inteligencia emocional
Quienen pierden el control, también lo hacen en la capacidad de administrarse, debido a que no pueden medir las consecuencias o no saben valorar los riesgos antes de hacerlo.
La inteligencia emocional trata del nivel de falta de capacidad de la función ejecutiva del lóbulo frontal, parte del cerebro que se relaciona con el control de los impulsos, juicio, la producción del lenguaje, entre otras, y cuando el afectado la pierde, la función de gerenciar una emoción y darle una categoría, y la de ignorar las provocaciones no es posible, y es donde aparece la ira.
“Frente a un estímulo que entra a mi cerebro puedo elaborar más de cinco ideas o pensamientos de solución a esa señal desproporcionada. Eso no lo puede hacer la persona que tiene mal manejo de la ira, ahí es donde está su trampa”, aseguró Gómez.
Infancia
Asimismo el psiquiatra José Miguel Gómez resaltó que para evitar estos tipos de comportamientos es importante enseñarles a los niños y a los adolescentes a desarrollar estrategias para resolver los problemas y la mejor de ellas es el diálogo. “Cuando la ira es selectiva (…), que tiene que ver con la relación de poder, entonces el individuo es violento y agresivo”, dijo. También se debe aprender a manejar el silencio (no todo se responde), a mantener distancias emocionales (alejarse, desprenderse), a planificar lo que se va a decir y asumir las dificultades cuando se tiene el control, “eso es inteligencia emocional”, expuso.
Técnicas de control
Para quienes tienen mal manejo de la ira, el galeno aconseja que cuando piensen que van a personalizar un conflicto, detengan los pensamientos ilógicos e irracionales, hagan una cuenta regresiva partiendo desde el 100, respiren entre 10 o 15 veces y aprendan a retirarse de los lugares donde están teniendo cambios de humor.
Además, sugiere escribir en una libreta el problema que tienen, junto con cinco alternativas de soluciones. Luego plasmar cinco consecuencias negativas; cinco desventajas de lo que iba hacer y plantear la resolución del conflicto. Y por último, que protejan su vulnerabilidad.