De acuerdo a los expertos de Mayo Clinic, la dieta mediterránea es un patrón alimentario basado en la cocina tradicional de los países situados a orillas del mar Mediterráneo. No existe una definición única de esta dieta, aunque en la mayoría de los casos se caracteriza por un alto contenido de verduras, frutas, granos integrales, frijoles, frutos secos, semillas y aceite de oliva, junto con el uso habitual de hierbas y especias para condimentar losalimentos.
En ese sentido, recientemente, expertos plantearon que una intervención prolongada de estilo de vida basada en una dieta mediterránea baja en calorías, junto con actividad física regular, mostró un impacto favorable en la densidad mineral ósea de la columna lumbar en mujeres mayores con síndrome metabólico; un grupo de factores de riesgo presente en el desarrollo de: enfermedad cardiaca, diabetes y otros problemas de salud, según MedlinePlus.
De acuerdo al estudio, los investigadores de la Universitat Rovira i Virgili y del consorcio PREDIMED-Plus, analizaron los efectos de esta intervención sobre la salud ósea en el marco del estudio “Dieta mediterránea, actividad física y salud ósea en adultos mayores”, publicado en JAMA Network Open
Los resultados mostraron que aquellas mujeres que participaron del programa de reducción de peso, basado en un plan alimenticio de tipo mediterráneo con restricción calórica y un incremento de la actividad física, presentaron mejoras significativas en la densidad ósea de la columna lumbar en comparación con quienes solo recibieron la indicación de mantener una dieta mediterránea, sin restricciones energéticas ni un plan de ejercicio.
En el trabajo, los especialistas escribieron: “La baja densidad mineral ósea (DMO) y el contenido mineral óseo total (CMO) resultan en fracturas osteoporóticas, aumento de la morbilidad, disminución de la calidad de vida y aumento de las tasas de mortalidad. Dado el aumento global simultáneo de la prevalencia de la osteoporosis y el envejecimiento poblacional, el sector de la salud, junto con las instituciones públicas y las políticas, enfrentará desafíos sustanciales que exigen la implementación de medidas efectivas para mitigar la carga”.
El ensayo PREDIMED-Plus, de carácter clínico, aleatorizado, multicéntrico y con diseño de grupos paralelos, se realizó durante tres años en 23 centros distribuidos en España. Para este análisis específico, se incluyeron 924 adultos de entre 55 y 75 años con sobrepeso u obesidad y diagnóstico de síndrome metabólico. Del total, el 49,1% fueron mujeres.
El grupo de intervención siguió una dieta mediterránea con una reducción del 30% del valor energético total, aumentó su nivel de actividad física y recibió apoyo conductual. En paralelo, un grupo de control mantuvo una dieta mediterránea sin restricciones calóricas y sin incentivo para incrementar su actividad física.
Los investigadores midieron la densidad mineral ósea en tres ubicaciones: el fémur total, el trocánter femoral y la columna lumbar (L1-L4). También evaluaron el contenido mineral óseo total en tres momentos: al inicio del estudio, al primer año y al tercer año. Para analizar los resultados, utilizaron modelos mixtos lineales y logísticos de dos niveles, incluyendo tanto análisis por intención de tratar como por protocolo (es decir, casos que completaron el tratamiento).
Las comparaciones se realizaron con base en puntuaciones T estándar, que contrastan la densidad ósea de una persona con la de un adulto joven sano, utilizadas para determinar la prevalencia de osteopenia u osteoporosis. Cuanto más bajo el valor, mayor el riesgo de deterioro óseo, según escribieron. Los datos no mostraron efectos generales de la intervención sobre el contenido mineral óseo total, ni sobre la prevalencia de baja densidad mineral ósea en la muestra total. Sin embargo, se registraron mejoras estadísticamente significativas en la densidad mineral ósea de la columna lumbar, especialmente entre las mujeres.
En términos concretos, en la población general del grupo de intervención se observó una diferencia intergrupal de 0,9 g/cm², respecto al grupo control. En las mujeres, esa diferencia se amplió a 1,8 g/cm², aunque no se detectaron diferencias relevantes en los hombres.
Los análisis por intención de tratar y los centrados en quienes completaron el tratamiento confirmaron las mejoras en la densidad mineral ósea (DMO) de la columna lumbar en mujeres. Además, se realizaron análisis de sensibilidad que excluyeron a las participantes que consumían suplementos de calcio o vitamina D. En ese subgrupo también se observaron mejoras consistentes y estadísticamente significativas en la DMO lumbar. Además, se identificó un aumento del contenido mineral óseo total en las mujeres que participaron del grupo de intervención.
En el texto del estudio, los autores postularon que estos hallazgos “respaldan el uso de intervenciones de estilo de vida para la pérdida de peso basadas en una dieta mediterránea baja en energía y la promoción de la actividad física para mujeres mayores con riesgo de alteraciones óseas como una estrategia viable para preservar los efectos de la posible pérdida de peso concomitante en las disminuciones relacionadas con la edad en el deterioro de la DMO”.