Para Argentina Ramírez Díaz entre las funciones que le corresponden a los padres, una es estar pendiente de todo lo que hacen sus hijos
“Un hijo que se educa bien, con el tiempo da buenas repuestas a sus padres”, y eso es lo que ha conseguido Argentina Ramírez Díaz de sus hijos: Yamelis, José Antonio y Berning Matos.
Aunque Argentina tiene una dismetría en las extremidades inferiores, esto nunca ha sido una limitante para ser una madre de buen ejemplo. Hacía todo lo que le fuera posible para ellos: realizó cursos ténicos y trabajaba en la comunidad. “A pesar de mi circunstancias, me da satisfacción haberles dado una buena educación. Pude lograr que crecieran sanos, con humildad y enfocados en algo”, destaca con mucha alegría. Revela que para encauzar a sus hijos por el camino correcto, nunca les dijo groserías, más bien, optó por darles mucho amor y mantener una sana comunicación con ellos.
Argentina también comparte que haber sido así con ellos la ayudó a que se convirtieran en mujeres y hombres de bien. “Mis hijos han aprendido de mi a hacer valientes, respetuosos y a ser cariñosos”, puntualiza.
Líder comunitaria
Durante el tiempo que crió a sus hijos, subraya que fue madre soltera lo que tampoco le impidió seguir hacia adelante. A la fecha se ha desempeñado como líder comunitaria; ha sido miembro del Comité de Salud de los Tres Brazos y de la Junta de Vecinos; voluntaria en Children International y de la Fundación Comunitaria Fundo Amor; alfabetizadora en Quisqueya Aprende Contigo y promotora de salud en la Fundación de Desarrollo Loma y Salud (Fundelosa), en la que se dedicaba a impartir charlas de prevención de cáncer.
Asimismo, es parte del personal de campo del programa Progresando con Solidaridad (Prosoli). Es responsable de monitorear y motivar el desarrollo integral de decenas de familias, desde donde sigue transmitiendo su valentía de superación de limitaciones tanto al equipo de voluntarios que dirige como a cientos de familias que a diario se capacitan para mejorar su calidad de vida.
Su hija
Yamelis Matos, una de sus hijas, destaca que su progenitora es muy dedicada y luchadora. “Nos ha criado sola sin ayuda de nadie. En la comunidad hace lo posible por ayudar a los demás. Es una guerrera. Sin importar nuestra situación ha sabido llevarnos por el buen camino”, expresa.