En busca de una profesora de español, Peter encontró a su esposa, quien se convirtió en la madre de su hijo y su socia

El hogar puede ser cualquier lugar donde haya amor. La historia de cómo Peter Szaboka decidió hacer de República Dominicana su nueva tierra es inesperada. Buscando la solución de un problema encontró a su compañera de vida.

Szaboka, es un nacional húngaro que llegó a la República Dominicana hace 9 años. El motivo de su estadía en el país, era de trabajo, fue enviado por la empresa Pernod Ricard, para hacer pruebas de alcohol y elaborar bebidas con frutas tropicales. Debido a unos cambios que hubo, la empresa se retiró del país y llevó su sede a otro lugar. Es cuando Peter vive un momento de incertidumbre debido a que conocía pocas palabras en el idioma que se habla en dominicana.

“En Europa Central, de donde soy, Hungría, no se habla español, así que busqué una persona que me ayudara en traducción y para que me enseñara algo de español, ya que el proyecto se suspendió”, explicó a elCaribe.

Es cuando conoce a Martina, con quien a medida de que pasaban las clases fue desarrollando una amistad que se convirtió en algo más y comenta con picardía que ella pasó de ser su profesora de español a su compañera de vida. Han pasado nueve años desde ese casual encuentro, y desde entonces juntos han venido formando una vida. Tuvieron un hijo a quien llamaron Samuel Szabo Villa y es mitad húngaro y mitad dominicano.

Pero antes de llegar al país, Peter ya tenía un hijo, de nacionalidad húngara y a quien en uno de sus viajes también le pasó lo mismo que a papá y encontró el amor.

“Como es la vida… él también encontró su pareja dominicana, una doctora de Jarabacoa. Con quien también tuvo un hijo y desde diciembre del año pasado soy abuelo. Otro niño 50-50%, dominico-húngaro”.

Trabajo

En República Dominicana Peter no solo encontró el amor, también la vocación. Actualmente trabaja en el Centro Nacional de Artesanía, Cenadarte, donde es el instructor del taller de elaboración de jabones, uno de los más solicitados en la escuela.

Contó durante la conversación con elCaribe que en una ocasión conoció al el pasado director de la escuela, Sélvido Candelaria, quien propuso que juntos crearan una especie “escuela vocacional”. Al principio no contaban con ningún apoyo financiero, pero luego encontró una oportunidad en la escuela, que sí cuenta con el respaldo del Ministerio de Cultura.

Desde entonces, se ha mantenido compartiendo sus conocimientos en la escuela y es un trabajo que disfruta mucho, evidente por la manera en que comparte con orgullo los logros.

“En estos 2 años las 170 graduadas han tenido una venta de casi 14 millones de pesos. Esa es la cantidad total de jabones producidas y vendidas en este taller escuela”.

Peter trabaja en el taller de jabones artesanales en Cenadarte.

El amor y emprendimiento

Martina, quien es contable de profesión, no es solo la esposa de Peter, también es su compañera de trabajo y juntos son un equipo en casi todos los aspectos de su vida. Aparte de los talleres que imparten en la escuela también emprendieron un proyecto de ventas de productos orgánicos y naturales “Szabo & Villa”, con el que ofrecen diversas opciones de jabones medicinales.

“Junto con Martina intento compartir mis conocimientos, no solamente de producir un producto bueno, también a manejar una mini empresa, vender, calcular precios y analizar las posibilidades de venta”, comenta sobre el intercambio de conocimientos que uno comparte con el otro y el gran equipo que son juntos.

Sueño
Mi sueño es establecer una industria de jabones artesanales” 100% dominicana, con materia prima local y que pueda competir con los productores de jabones tradicionales de otros lugares del mundo como el de Castilla, Aleppo y Marsilla.

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