Una sonrisa se escapa, como si flotara de su rostro, como si con ella asomara parte de su nombre, el alba del amanecer. Y empieza a repartir saludos, bendiciones.
Es una chispa de entusiasmo. Es la expresión corporal y espiritual del optimismo. Su personalidad madura no impide que le imprima un estilo libre a su figura. Cabello rizado, bien presentada siempre, destella y llena el escenario de ocasión: la redacción de elCaribe, la cual se postra a su dulzura envuelta en la mansedumbre que dimana de la fe. Y al primer encuentro su saludo llena todos los espacios con inagotable energía, fe, entusiasmo: -¿Yo? Mega, jumbo, giga, tetra, full bien. Ella es, no podía honrar su nombre de otra forma, Flor Alba Jiménez.
Es la encargada de investigaciones de OGM Central de Datos de Multimedios del Caribe, y pese a su carga laboral, rodeada de voluminosas colecciones de periódicos, papeles de todo tipo, archivos, en los techos y en la zona más baja del edificio, saca un tiempecito para derramar bendiciones por todo el edificio. Pero los chicos de la Redacción de elCaribe imaginan que ese es su sitio favorito, donde la llenan de mimo.
Llega y un aura positiva llena la sala. Le inyecta ánimo al más decaído, y sin esfuerzo alguno, empieza a mostrarle la gracia de la vida.
“Eso es lo que a mí más me llena, porque papá Dios vino a servir y no a ser servido, cuando yo puedo dar servicio soy la mujer más feliz del mundo. No importa donde estén situados. Trato de poner lo mejor de mí en cada cosa que hago”, expresa.
A su paso por los distintos espacios de la empresa se convierte en una especie de llevadora de la palabra de Dios. Un “Dios te bendiga” suele ser su saludo introductorio, seguido de la dedicatoria y entrega de varios minutos a cada quien, cargados de estimulantes palabras.
Para quienes reciben a Flor, es una bendición.
“Flor es una mujer conocedora de la personalidad de cada uno de los compañeros de trabajo y como tal es capaz de agotar un recetario para cada uno de ellos”, dice Martín Polanco.
“Ella es el amor hecho persona. Cuando uno le plantea cualquier situación te hace salir de ahí y te hace ver la vida diferente. Te hace verla desde otra perspectiva”, comenta Karina Jiménez.
Para ella, nada es extraordinario. Es la rutina de una inspiración que según expresa es obra de Dios, para compartirla con todos aquellos que le rodean, todos los días, porque está agradecida de todo lo que Dios le regala cada día, una vida plena para compartirla con los demás.
Cuando alguien le dice: “pero cómo es que tú mantiene ese espíritu, ese temperamento, todos los días”, responde: -Si me quejo, Dios tiene todo el derecho de recriminarme, porque todo lo que él me ha hecho es bien.
“Ella es el amor hecho persona. Cuando uno le plantea cualquier situación te hace salir de ahí y te hace ver la vida diferente. Te hace verla desde otra perspectiva”.
Karina Jiménez
Periodista de elcaribe