El interés de los padres por la formación académica de sus hijos, guarda relación con el buen desempeño que tengan
Cuando se habla de formación académica de inmediato lo asociamos a escuela y maestro, se entiende que es una tarea exclusiva de la entidad educativa, pasando por alto que los primeros formadores de los hijos son los padres.
El interés que demuestren los padres en la formación académica de sus hijos, tiene mucho que ver con el resultado que se obtenga. Es un rol bien valorado por los educadores ya que genera seguridad a los estudiantes quienes se motivan a esforzarse y superarse para alcanzar la meta trazada. Sobre el tema, Margarita Heinsen, educadora, con más de 20 años de experiencia en instituciones y proyectos educativos en diferentes niveles, en el sector público y en el privado, respondió a las siguientes interrogantes:
¿Qué tan importante es el rol de los padres en la formación académica de los hijos?
Los padres somos los primeros educadores de nuestros hijos y cumplimos un rol fundamental en su formación integral. Muchos tienen la falsa creencia de que la formación académica es responsabilidad de la escuela y del maestro, justificando con esto su falta de involucramiento, su ausencia o desinterés y desaprovechando la gran oportunidad de aportar al desarrollo del potencial de sus hijos. Los padres influyen más en el desempeño académico que el centro educativo en el que estudian. Apoyar la formación académica no consiste en convertirnos en “profesores” de nuestros hijos ni requiere que seamos expertos en matemáticas, lengua española, ciencias sociales y ciencias de la naturaleza. Requiere de nuestra presencia, nuestro interés, nuestra motivación y, sobre todo, de que modelemos las conductas deseadas y el deseo de aprender.
¿Qué deben hacer los padres para que el proceso sea beneficioso?
Si interactuamos de manera positiva con ellos desde que nacen, modelando el uso del lenguaje, la lectura, la curiosidad, el interés por descubrir y aprender, promovemos el contacto con el medio que les rodea, el juego y la actividad, tendremos una parte importante del camino recorrido. Nada sustituye la atención y la conexión con los padres en estos primeros años. Mientras van creciendo, nuestros hijos son cada vez más independientes y autónomos por lo que los padres debemos permitir que realicen las actividades y tareas por sí mismos, dando apoyo si lo requiere, pero no haciéndolas por ellos. Es recomendable que tomen decisiones y asuman las consecuencias de sus acciones.
¿En cuál error no deben incurrir?
Es recomendable evitar la presión académica a temprana edad. Los niños deben jugar y experimentar de manera libre y con la guía del adulto. Estimular de manera adecuada, aprovechando cada oportunidad y experiencia para modelar, crecer y aprender junto a nuestros hijos.
Ni en la sobreprotección ni en el descuido. Es recomendable buscar el equilibrio, participando y colaborando con la escuela para que sus hijos den lo mejor acorde a sus capacidades.
Hacerle las tareas o proyectos es otro error que cometen los padres y dejar toda la responsabilidad a la escuela. La familia y la escuela somos aliados. El desarrollo y aprendizaje de nuestros hijos depende en gran parte de nosotros.
Asimismo, comparar a los hijos con otros estudiantes. Cada uno es distinto y es recomendable conocer bien a cada hijo para potencializar sus fortalezas y ofrecer los apoyos necesarios en aquellas áreas en las que lo requieran. Siempre partir de lo que si puede hacer y no enfocarnos en lo que no pueden hacer.
Es importante que nuestros hijos sepan que esperamos lo mejor de ellos, sin que las expectativas sean tan bajas que no se motiven ni tan altas que no puedan alcanzarlas y se frustren.
¿Cuáles son las consecuencias de los errores de los padres?
Si no los acompañamos de manera apropiada, podríamos enfrentar las consecuencias de hijos desmotivados, indiferentes, inseguros, dependientes o irresponsables.
¿Cuáles efectos negativos genera la ausencia de los padres en la formación académica de sus hijos?
La ausencia de los padres puede tener múltiples consecuencias negativas. La negligencia se considera un tipo de abuso que puede generar en los niños un sentimiento de abandono, miedo, tristeza.
¿Cuáles serían los pilares que deben transmitir los padres a sus hijos durante este proceso?
Todo lo que hacemos, decimos y pensamos es observado e imitado por nuestros hijos. En todo momento estamos educando, aunque no nos demos cuenta, transmitiendo valores y principios a través de nuestras acciones. Si no hay coherencia entre lo que decimos y hacemos, habrá confusión y falta de credibilidad.
¿Qué deben hacer los padres para potencializar las habilidades y destrezas de los hijos?
Si no sabemos cuáles son sus fortalezas y sus habilidades, será difícil poder apoyarles en el desarrollo de todo su potencial. Nuestros hijos deben sentir en todo momento que los amamos y que cuentan con nosotros de manera incondicional y que haremos lo posible por brindarles las oportunidades necesarias.
¿Cómo deben los padres manejarse para procurar esa seguridad en hijos?
Por encima de todo, nuestros hijos necesitan sentirse amados incondicionalmente en todo momento. Esto les dará seguridad y facilitará el desarrollo de una sana autoestima, promoviendo que se sientan a gusto consigo mismos y capaces de logros. Podrán perseverar, enfrentar retos y aprender de sus errores, sin sentirse derrotados cuando se presentan situaciones difíciles o retos. Aunque trabajemos y estemos muy ocupados, nuestros hijos saben que cuentan con nosotros y que estamos presentes de muchas formas.
La etapa de la adolescencia suele ser complicada, ¿en esta etapa cómo debe darse ese proceso de formación académica?
Esperar que llegue la adolescencia para apoyar la formación académica es tarde. La formación inicia desde que el niño nace. En la adolescencia cosechamos los frutos sembrados y acompañamos de una forma distinta, dejando que nuestros hijos asuman sus responsabilidades y definan su identidad, sin dejarlos solos pues nos siguen necesitando como referente. La relación padre-hijo cambia y se debe basar en la confianza, el respeto y la comunicación. Si el adolescente está desmotivado o baja su desempeño académico, se beneficiará de la intervención a tiempo de los padres y de la escuela, quienes juntos pueden aportar a la mejora con los ajustes y apoyos necesarios.