Desde el papá autoritario, el permisivo, cariñoso o brabucón, todos y cada uno de ellos son realmente especiales, no importa cuál sea su forma de ser.
No existe un manual que enseñe cómo ser padre, sino que es algo que se aprende en el camino. Antes de tener hijos, muchos se hacen una idea de cómo será su relación con ellos, hacen planes sobre su educación y crianza, y se crean altas expectativas.
Pero lo cierto es que muchas veces toda esa planificación se desmorona con la realidad del día a día, y al final la crianza de los hijos termina siendo algo totalmente diferente a lo que alguna vez se imaginó.
Dependiendo de la personalidad, de cómo se desarrolló la infancia, y de las circunstancias, cada padre adquiere un “estilo” distinto para educar a sus hijos. Pero no todos los estilos son favorables en todas las circunstancias, incluso hay algunos que afectan el desarrollo de los niños.
Entre los distintos tipos de padres, se encuentran los autoritarios: son rígidos, poco afectuosos y desean tener el control absoluto sobre los hijos. Ellos dictan las normas a su gusto y las ponen “por qué sí”. No dan espacio al diálogo y suelen hacer énfasis en los errores de los hijos, ignorando los logros o las virtudes. Este tipo de padres era muy común en las generaciones de nuestros abuelos o nuestros padres, aunque todavía existen algunos así que deben trabajar su flexibilidad y comprender que la comunicación es la mejor herramienta para una familia feliz.
Los papás permisivos: son los que dan una excesiva libertad a los hijos. Por lo general estos padres fueron educados por personas autoritarias, y ahora dejan a sus hijos hacer “lo que quieran”, porque creen que así serán felices. Sin embargo, estas actitudes también afectan a los niños porque se forman sin reglas y creen que todo el mundo debe hacer lo que ellos dicen.
Otro estilo de padres son los sobreprotectores. Estos creen que el mundo es un gran peligro para los niños. Constantemente se enojan con ellos porque son inquietos, porque se mueven demasiado. Y en su intento por mantenerlos sanos y salvos, realizan las actividades que a los niños les corresponde, haciéndolos sentir inútiles. Este tipo de padres debe saber que ellos están ahí para darle fuerzas al niño para que sea independiente, no para quitarle fuerzas y hacerlo dependiente.
Además, están los padres pasivos: son los que se deslindan de las responsabilidades de la familia. Cuando los hijos se acercan ponen pretextos para no estar con ellos y dejan que todo lo solucione la madre. Estos padres deben aprender que los hijos toman el ejemplo de ambos padres y que la ausencia de uno, física o emocional, afecta su desarrollo.
Otros estilos
Un tipo de padre muy actual es el negociador, el cual mantiene una comunicación activa con sus hijos. Les ofrecen opciones para actuar y así evitan conflictos con ellos. Sin embargo, los padres negociadores deben tener cuidado para no caer en el “soborno” para que los niños hagan o no hagan ciertas cosas. Deben ser conscientes de que los hijos pueden entender qué es lo mejor si se les explica todo con paciencia.
Los papás apoyadores son de los que más les gustan a los hijos. Son aquellos padres que tienen muchísima confianza en sus hijos, les dan independencia, se interesan por lo que les ocurre y pasan bastante tiempo con ellos. Quienes son hijos de este tipo de padres son más felices y más exitosos en términos económicos cuando son adultos. Asimismo, tienen mejores notas en el colegio.