La ira y la tristeza son los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardíacas

Todos en algún momento hemos dicho: “me duele el corazón” o “esta tristeza está matando mi corazón”. De acuerdo con la cardióloga Vizmary Pineda, la influencia de las emociones con el corazón se debe a una relación bidireccional que tiene este órgano con el cerebro.

“El corazón es un órgano como una bomba, cuya función principal es la transportación de la sangre al cerebro, mientras que el cerebro es el ejecutor de las respuestas de los seres humanos ante las situaciones. El cerebro libera sustancias que pueden afectar la función cardiaca”, manifestó la cardióloga.

Además, indicó que las emociones influyen de manera directa cuando activan los sistemas neurohormonales, sustancias liberadas en glándulas y que son capaces de alterar las funciones del corazón.

“Las principales hormonas asociadas con estas alteraciones son las del estrés: catecolaminas y el cortisol, las cuales incrementan en el trabajo cardiaco desencadenando o favoreciendo el infarto de miocardio o la angina de pecho”, expresó Pineda.

Cuando las hormonas del estrés, se activan, manifestó que movilizan energía almacenada hacia los músculos, lo que provoca una elevación en la frecuencia cardiaca, la presión sanguínea y la frecuencia respiratoria, inhabilitando al mismo tiempo procesos metabólicos como la digestión, la reproducción, el crecimiento y la inmunidad.

En cuanto a las emociones de ira y tristeza, sostuvo que son los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardiacas.

“Éstas emociones negativas se derivan de situaciones simples que los seres humanos viven a diario, como los tapones, los problemas laborales, conflictos con la pareja, entre otras”, indicó, resaltando que éstas provocan en las personas un estado de confusión y frustración que puede llevarlas a la depresión, obligándolas a refugiarse en el consumo excesivo de comida, alcohol y hasta sustancias controladas.

Enfermedades derivadas de las emociones

Diabetes. La experimentación de emociones fuertes aumentan los niveles de glucosa en la sangre, convirtiéndose de forma automática en un factor de riesgo para la diabetes.

Hipertensión arterial. Cuando el ser humano está sujeto a situaciones de estrés, se produce una oleada de hormonas que aumentan temporalmente la presión.

Obesidad. Detrás de los problemas de obesidad existe una descarga de emociones, las cuales provocan una desorganización del estilo de vida que lleva a ejecutar hábitos poco sanos.

Arritmia cardiaca. Los latidos del corazón pueden cambiar sus frecuencias por la alta cargas de emociones.

Pineda sostuvo que dentro de las emociones que más afectan al corazón, se encuentran, además de la ira y la tristeza, el miedo, la desesperanza y la soledad.

La experta también puntualizó, que en su mayoría, las emociones surgen por la pérdida de un familiar, nacimiento, desempleo, divorcio, entre otras situaciones.

Cardiopatías emocionales

Síndrome del corazón roto o takasago. Es una cardiopatía asociada a un estrés emocional positivo o negativo y que tiene un comportamiento clínico similar a un infarto.

“Las personas con síndrome del corazón roto pueden tener dolor torácico repentino o pensar que están teniendo un ataque cardiaco”, subrayó Pineda.

De acuerdo con estudios, este síndrome afecta solo a una parte del corazón e interrumpe temporalmente la función normal de bombeo. El resto del corazón continúa funcionando normalmente o incluso puede tener contracciones más fuertes.

“Este síndrome es más frecuente en las mujeres y generalmente está asociado a un estrés emocional positivo o negativo, tales como la petición de un matrimonio o sacarse la lotería”, expresó Pineda.

Las personas afectadas no recuperan la funcionalidad natural de su corazón. “Las emociones fuertes pueden provocar daños irreversibles en el corazón y, en ocasiones, llevarlos hacia la muerte”, puntualizó la doctora.

La cardióloga Vizmary Pineda.

Recomendaciones
• Controlar las emociones
• Evitar situaciones de estrés
• Hacer ejercicios
• Ingesta de frutas y verduras
• No consumir alcohol y tabaco
• Practicar técnicas relajación
• Dormir ocho horas diarias
• Tomar mucho líquido
• Llevar controles de salud
• Si tiene alguna condición, no descuidar los medicamentos
• Disipar la mente con la lectura
• Mantener una actitud positiva. Atraer los buenos pensamientos
• No reacciones con rapidez, tómate tu tiempo en canalizar las situaciones antes de asumir una respuesta.

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