La esposa del exlanzador miembro del Salón de la Fama de Cooperstown preside la institución, cuyo objetivo es ayudar a niños, niñas, adolescentes y sus familias con escasos recursos en República Dominicana
Carolina Cruz de Martínez, presidenta de la Fundación Pedro Martínez, habla de los retos que implica presidir una fundación no gubernamental y mantenerla viva en República Dominicana, señalando que no es tarea fácil y que implica muchos compromisos, pero es necesario que quienes están detrás de la misma, sea quienes formen parte y asuman el reto de trabajar desde dentro.
“Significa mucho compromiso, nosotros teníamos el chance de hacer cheques y que otro administrara, pero sabiendo uno, que para que las cosas sucedan al que le duele es el que tiene que estar involucrado, asumimos la presidencia, sabiendo que el compromiso, la persistencia y consistencia que hay que tener para que una organización no gubernamental sobreviva en nuestro país, es un gran reto”, señaló la también comunicadora en una conversación especial durante el desayuno de elCaribe y CDN.
Habló de las funciones generales de la fundación indicando que están ahí principalmente para “servir, bendecir y supervisar”, asegurarse de aprovechar cada oportunidad que se les presente para cambiar la vida de una familia, “aprovechando las plataformas que Dios les ha permitido tener para serle de bendición a otros”.
Su esposo, Pedro Martínez, acredita el trabajo realizado por Cruz frente a la fundación e indicó que valora el hecho de que, a pesar de que ella no provenía de San Miguel, Manoguayabo, ella no solo asumió el compromiso, sino que también comprendió el sentir que tiene él por su pueblo natal.
La historia de RD$420 detrás de la fundación
El sentimiento de crear una fundación, nace de una desdichada situación vivida por Pedro Martínez , cuando tuvo la oportunidad de ser uno de los elegidos para representar el país en Puerto Rico como parte del equipo de Pequeñas Ligas. Ese sueño se vio opacado por falta de recursos, para ser exactos, por falta RD$420.
“Yo necesitaba 420 pesos y mi mamá ganaba 600 pesos en la fábrica de Aceite Ámbar. Mi mamá pobrecita y mi papá que lo que ganaba era sueldo mínimo. Tenían que deshacerse de 420 pesos para que me sacaran pasaporte, visa y me llevaran a Puerto Rico. Cuando le llevé la primera carta que decía que me seleccionaron para la selección dominicana, mi mamá me dijo “pero mi hijo 420 pesos de 600 pesos y la deuda en el colmado. Tú sabes que 600 pesos no dan”, contó con nostalgia la leyenda en picheo Pedro Martínez.
El deportista agregó que como niño le afectó mucho el no poder ir a ese viaje y desde entonces prometió que si tenía la posibilidad y conoce el caso de otro niño que al igual que él le haga falta recursos para avanzar, trabajaría para asegurarse “que nadie más se quede sin ir a Puerto Rico”.
“Gracias a Dios he hecho a muchos niños felices y he logrado mandarlos. De ahí es de dónde surge ese sentir, no por la fundación, porque yo no entendía lo que era, pero por la oportunidad de abrirle las puertas a ese niño que no se quedara por falta de condiciones económicas o recursos”, señaló.
97% de los chicos que firman contratos son dados de baja
Otras de las frustraciones que de igual forma quieren trabajar en la fundación, es la de aquellos peloteros que luego de firmar contratos, son dados de baja, los cuales constituyen el alto porcentaje de un 97% y según Martínez, esa es la parte más sensible de un pelotero aspirante a Grandes Ligas y para ellos también está dedicada la institución.
“La historia mía no es la de mucho de mis compañeros, hay muchachos por ahí que andan volviéndose locos porque nunca pasaron el trauma que deja querer ser pelotero y tener esa aspiración. Esa es la parte más sensible de haber sido pelotero, pasar 10 años en las ligas menores y no tener chance de jugar Grandes Ligas.
Tanto para esos jóvenes que son descartados, como para aquellos que nacen con la vocación de ser deportistas, la fundación está trabajando en una politécnica mención técnico deportivo, precisamente para aportar de manera formal en su educación vocacional, cuestión de que los jóvenes tengan una certificación valida.
“El politécnico mención técnico deportiva que sería el primero en el país, lo que busca es educar y formar esos estudiantes atletas para que independientemente, en el terreno de juego o fuera, ellos puedan tener una formación y una certificación en un bachillerato deportivo, sobretodo porque en el país hay un momentum de remutar lo que es el deporte escolar y olímpico está tomando mucho auge y en todas esas áreas hay plazas de trabajo, para que aun esos muchachos que son el 97% que le dan realese, podamos darle esperanza”, explicó Carolina Martínez.
Deseo de Pedro Martínez
Ya establecida la institución, el deseo de su fundador es inspirar en otros esas ganas de ayudar a los demás, y encontrar suplentes que al igual que él y su esposa, sirvan de ayuda y refugio para aquellos que no tienen nada. Además busca servir de referente para los que vienen de abajo, que puedan ver en él, un referente de que se puede llegar lejos. “Todo el que me vea a mi hoy aquí sentado en este desayuno, que se vean, que vean que aunque tú vivas en una casita de madera tú puedes salir de San Miguel y ser quien yo soy ahora. Que vean que hay oportunidad y esperanza, es por eso, yo creo que ese es el propósito principal, de lo que yo he logrado económicamente”, dijo.