Aunque el envejecimiento no es sinónimo de enfermedad, de discapacidad ni dependencia, con el pasar de los años el adulto mayor sufre cambios en la mayoría de los sistemas fisiológicos del organismo, así como también en los cognitivos, los cuales pueden afectar en distintas formas a hombres y mujeres.Durante la conferencia “Los aspectos psicosexuales del adulto mayor”, organizada por la Fundación contra el mal de Parkinson, y en la que participaron la neuróloga Marcia Castillo, el terapeuta sexual Hamlet Montero, la geriatria Evelyn Ulloa, el psicólogo Henry Montero y la uróloga Mericarla Pichardo, se debatieron mitos y dificultades que pueden enfrentar las personas de la tercera edad.
La geriatra Evelyn Ulloa explicó que, en primer lugar, se empiezan a ver modificaciones en la estructura corporal. Por ejemplo, el adulto mayor empieza a perder masa muscular, lo que va relacionado con la edad, la talla, el género y el peso del adulto.
“Nos ponemos más bajitos, por la pérdida de la masa ósea; se produce flacidez, debilidad y pérdida de fuerza por atrofia en la masa muscular y el tejido graso”, detalla.
Entre otros cambios que nombró la geriatria, se encuentran la pérdida progresiva de la capacidad visual: síntomas que conducen a la presbicia, miopía, cataratas; pérdida de la elasticidad muscular, de la agilidad y capacidad de reacción refleja. Así como degeneración de estructuras óseas: osteoporosis y artritis reumatoideas.
Además, aumento de la hipertensión arterial, disminución del colágeno de la piel y de la absorción de proteínas, aparición de arrugas, descenso progresivo de los sentidos del gusto; asimismo, en la audición, de la libido y del espermatogénesis en el hombre.
Cambios cognitivos
Ulloa, manifiesta que el adulto mayor también puede presentar trastornos cognitivos. Estos pueden ser: dificultad para concentrarse, enfocar o prestar atención, pérdida de memoria u olvido de ciertas cosas.
También, pueden presentar deficiencia en las habilidades aritméticas, de organización y del lenguaje, lo cual incluye tareas tales como no poder ordenar los pensamientos, inconveniente para encontrar la palabra correcta, problemas para realizar múltiples tareas y mayor lentitud al procesar información. De igual forma, cambios conductuales y emocionales. Esto incluye conducta irritativa y cambios en el estado de ánimo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a lo largo de la vida son muchos los factores sociales, psíquicos y biológicos que determinan la salud mental de las personas. Aparte de las causas generales de tensión con que se enfrenta todo el mundo, muchos adultos mayores se ven privados de la capacidad de vivir de manera independiente por dificultades de movilidad, dolor crónico, fragilidad u otros problemas mentales o físicos, de modo que necesitan asistencia a largo plazo.
La salud mental influye en la del cuerpo, y viceversa. Por ejemplo, los adultos mayores con enfermedades como las cardiopatías muestran tasas más elevadas de depresión que quienes no padecen problemas médicos. Por el contrario, la coexistencia de depresión no tratada y cardiopatía en una persona mayor puede empeorar esta última.
Aspectos psicosexuales
Con relación a la sexualidad en el adulto mayor, el terapeuta sexual Hamlet Montero sostiene que la mayoría de hombres y mujeres se abstienen de hablar de los problemas que enfrentan en su sexualidad, porque les da vergüenza comentarlo.
Algunos de los cambios que se producen en mujeres y hombres son: disfunción eréctil, la disminución de la libido y falta de lubricación, un tema que se maneja en las consultas, sin embargo, la gran mayoría de parejas se cohíben.
Montero señala que existen múltiples mecanismos que las parejas en edad adulta pueden utilizar para tener una vida sexual activa con su pareja sin tener que llegar al coito.
Asistencia
Algunos de los envejecientes se ven privados de vivir de manera independiente por problemas cognitivos y físicos, de modo que necesitan asistencia por parte de sus familiares.