Calor y lluvias aumentan los riesgos de padecer enfermedades

Con relación al calor, aunque éste afecta a toda la población, unos son más vulnerables que otros, como los adultos de la tercera edad, embarazadas, niños y personas que padecen alguna afección crónica, explica la doctora Edras Batista.

Con relación al calor, aunque éste afecta a toda la población, unos son más vulnerables que otros, como los adultos de la tercera edad, embarazadas, niños y personas que padecen alguna afección crónica, explica la doctora Edras Batista.Batista comenta que las temperaturas extremas causan estrés en el organismo. “Mientras más altas, el cuerpo trata de liberarse del calor, principalmente a través del sudor, aunque la respiración y el incremento en el ritmo cardíaco también pueden expulsarlo. Entre más caliente y más húmedo, más sudor se expele, y esto incrementa el riesgo de deshidratación”. En situaciones de calor extremo, cuenta Batista, el organismo comienza a luchar para poder enfriarse, lo cual puede dar lugar a espasmos musculares, agotamiento y golpes de calor, un trastorno que requiere atención médica de emergencia porque puede generar un daño permanente en órganos vitales e incluso la muerte.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la temperatura ambiente óptima para el organismo es entre 18 y 24°C (grados Celsius). Cualquier nivel más elevado provoca que los riesgos para la salud se incrementen. Por ejemplo, si el cuerpo se calienta hasta los 39º C, el cerebro le manda una señal a los músculos para que “trabajen menos” y es cuando se empieza a sentir fatiga.

Entre los 40º C y los 41º C se produce el agotamiento por calor y, por sobre los 41º C, el cuerpo comienza a dejar de funcionar. Comienzan también a verse afectados los procesos químicos, las células dentro de tu cuerpo se deterioran y hay riesgo de que fallen múltiples órganos. A esta altura el cuerpo ya ni siquiera puede transpirar porque se detiene el flujo de la sangre hacia la piel, que se siente fría y húmeda.

Prevención

Los especialistas llaman a la población a no salir a la calle durante las horas de mayor calor, entre las 12:00 y las 5:00 de la tarde, y de hacerlo no exponerse durante horas. Asimismo, aquellos que practican deportes o van al gimnasio moderar la actividad física estos días. En caso de salir a las calles, es aconsejable protegerse la cabeza con gorras, vestir ropa ligera y colores claros, y al exponerse al sol utilizar crema protectora de factor elevado, mínimo factor 20. También procurar una buena hidratación mediante la ingesta de agua o zumos, evitar el consumo de alcohol y café, puesto que deshidrata, evitar comidas copiosas y potenciar las ensaladas y las verduras.

Temporada de lluvias

Con la llegada de las lluvias se incrementan los criaderos de mosquitos y la dispersión de virus fecales, así como también es común que aumente la incidencia de gripe, que tiende a presentarse en forma de grandes brotes o epidemias, con fiebre alta, tos severa, dolores en las extremidades y en la cabeza, malestar general, dolor de garganta y rinitis, indica Batista.

Según la especialista, en temporada de lluvia, el estancamiento de agua en patios por la cantidad de cosas que se almacenan, como latas, botellas de refrescos, tapas, cauchos y acumulación de basuras en las calles y terrenos sin uso o en construcción, son causas de la proliferación de mosquitos transmisores de enfermedades como el dengue, chikungunya, el zika, el virus Mayaro, leptospirosis y el virus de la diarrea, el cual se transmite a través de las manos cuando están en contacto con superficies contaminadas y se llevan a la boca, ya sea a través de alimentos o simplemente tocándose la cara.

“Como bien sabemos, la acumulación de basura por problemas de almacenamiento o fallas en la recolección, ocasiona la proliferación de moscas y ratas, portadores y transmisores de enfermedades, pero todo se complica aún más cuando los desechos y materia fecal se dispersan por las lluvias, lo que hace que los virus se localicen y estén más cerca de todas las personas”, puntualiza.

Asegura que las aguas contaminadas con la orina de roedores que salen de su madriguera con las inundaciones por causa de las lluvias, pueden contagiar la leptospirosis.

De acuerdo con el gastroenterólogo Alberto Santana, en las inundaciones hay que cuidar precisamente la calidad del líquido que consumen las personas, pues las enfermedades gastrointestinales transmitidas por el agua suelen incrementarse. Estos fenómenos naturales generan con frecuencia interrupciones en los sistemas de distribución del agua potable. “Ante la escasez, son muchas las personas que se ponen en riesgo. Además, las fuentes de agua potable corren el peligro de contaminarse con aguas residuales y químicos”, dijo.

Las lesiones en la piel son frecuentes en estos casos. El contacto permanente de la piel con la humedad puede generar dermatitis.

Además, las enfermedades respiratorias deben ser tomadas en cuenta en estas situaciones. Las defensas suelen bajar, las personas están expuestas a temperaturas inferiores a lo habitual y muchas veces se complican con bacterias, que terminan generando casos de neumonía.

La neumóloga Magnolia Moquete Cuevas, del Centro Médico Moderno, dice que los resfriados, gripes, neumonías y faringitis son algunas de las afecciones más comunes de esta temporada, sobre todo cuando se producen lluvias durante varios días.
La conjuntivitis y otras afecciones de la mucosa son una causa común de visitas al médico durante temporadas como éstas, en donde las brisas frescas comienzan a sentirse.

Asimismo, se nota un aumento de las enfermedades pulmonares y de bronquios, así como un recrudecimiento en los pacientes que padecen asma. Y es que aunque las alergias se suelen relacionar más con la primavera, lo cierto es que el otoño es una de las estaciones más propicias para estas enfermedades.

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