Entre lo romántico, delicado y elegante se encuentra el estilo victoriano, el cual debe su nombre a los gustos que tenía la reina Victoria de Inglaterra en la decoración a partir de 1837 cuando tomó el trono. Fue tanta la popularidad de esta forma de decorar, que con los años trascendió a otros países del mundo. Como en cualquier otra forma decorativa, los colores siempre juegan un papel importante, por ejemplo, en este es acertado que elijas una variedad de tonalidades diferentes, pero ten en cuenta que los matices oscuros son el gran protagonista. Los más favorecidos son: el rojo, marrones, verdes, y el dorado, este último utilízalo en los marcos de los cuadros, en los espejos y en la madera de los mobiliarios.
Además de pintar tus paredes, tienes la libertad de utilizar estampados florales, como los de mariposas, entre otros de tu preferencia, para brindar un aspecto clásico al interior, en especial para las habitaciones. Para la cocina, los colores como el blanco, crema y el marfil son los ideales. Recuerda combinarlos bien para que tú y tus invitados se sientan en un lugar sofisticado, ya que quienes optan por decorar el interior con este estilo logran un toque muy distintivo en sus espacios.
Por otro lado, como los textiles más utilizados en el siglo XIX eran la seda y los terciopelos, y hasta se podría decir que los estampados florales, estas telas, usualmente, la utilizaban en cortinas, sillones y almohadones.
Complementos
Con relación a los accesorios, los flecos, el encaje y las borlas abundaban en este estilo , debido a que la mayoría de las mujeres de esa época bordaban, y agregaban a los muebles esos detalles para darle más belleza a la sala.
Aunque la reproducción de elementos de estilo victoriano de hoy en día ha modificado las curvas voluminosas en los diseños, y los ornamentos han sido simplificados, se consiguen objetos exóticos que se pueden adquirir durante viajes fuera del país, o lo puedes conseguir en casas de antigüedades. Pueden ser objetos africanos (tales como máscaras tribales, objetos en piedra o esculturas), grabados o fotografías en blanco y negro (exhibidas en marcos de madera tallada o metal), candelabros, mantelería y cortinados con puntillas y encajes.
Las puertas interiores, especialmente en los dormitorios, puedes cubrirlas con cortinas, pues éste fue un detalle típico de la época. En las puertas de las habitaciones y armarios, los tiradores, perillas y manijas de las aberturas deberán ser del estilo renacentista.
Otros detalles que puedes tener en cuenta a la hora de decorar al estilo victoriano, si está a tu alcance, son las chimeneas con frente de mármol, las molduras decorativas de yeso, los ventanales de vidrio, las alfombras orientales y los almohadones con flecos, borlas o lazos.
Para la elección de los mobiliarios, lo aconsejable es que lo selecciones en madera, que sean llamativos y grandes, para que se acerquen a la época, preferiblemente mándalos a hacer a tu gusto. Para las mesas del comedor, deben ser redondas y pesadas, y las sillas, si son tapizadas en cuero, mucho mejor; las camas elígelas grandes y macizas.
Arquitectura victoriana
Según la historia este estilo se caracteriza por tomar diseños de la arquitectura gótica inglesa y otras arquitecturas. El diseño y formas de la construcción varía de un lugar a otro. Se utilizó principalmente en el diseño de casas particulares, aunque actualmente existen en edificios públicos e industriales.
Tanto en Inglaterra como en Estados Unidos la arquitectura victoriana surgió basándose en un “revival” de antiguos estilos arquitectónicos, a veces puros y otras veces combinados. La época victoriana coincidió con la inmigración británica hacia Estados Unidos, por lo que este país mejoró su nivel económico y social, y la construcción de casas tuvo gran auge.
Se publicaron libros con planos y comenzó a surgir la venta de modelos de casas que expandió este “estilo victoriano” por todo el país. La otra cualidad tan característica es la creatividad y diversidad en los planos, las fachadas y los materiales. Los aguilones en el extremo de los techos, los dinteles, alféizares, bordes de ventanas, inclusión de cerámica, mezcla de dos colores de ladrillo, distintas sillerías y decoración en general de la fachada, distinguen a todas las variantes de esta arquitectura.
