¿Por dónde andamos 10 años después de la Encuesta Nacional de Cultura y la Cuenta Satélite del BC?

El año 2023 ha sido de evidente repunte en los conciertos de grandes estrellas internacionales, de extensión de la música dominicana en nuevos mercados y de excelentes resultados en el mundo de la industria del cine. No olvidemos, claro, alguna que otra obra de teatro musical. Sin embargo, de todo eso, solo el cine es capitalizado desde el Estado.

Música y cine son los principales productos culturales dominicanos. Sin embargo, el primero con al menos tres géneros internacionalizados, carece de una política estatal tendiente a capitalizarlos a favor del país.

Sí existe en cambio para el cine, gracias a la Ley de Fomento de la Industria Cinematográfica. Marianna Vargas Guriliova, nuestra film comissioner, dijo a elCaribe que este fue un año en el que “nos pudimos dedicar a exportar la cinematografía nacional”, esto debido al impacto de la huelga de actores que paralizó la producción y con ello de importaciones de capital para la realización de producciones internacionales.

“Si ves las cifras te puedes dar cuenta de que hay mucho más apoyo y presencia en festivales donde tenemos películas participando”, aclaró.

Sus expectativas para el año 2024 andan por la recuperación por un lado de la exportación de los servicios a través de esas producciones extranjeras, que incluyen filmaciones de productoras grandes, así como independientes. “A nivel dela filmografía nacional vamos a tener una presencia aun más fuerte”. Se trata de continuar empujando la visibilización de la cinematografía dominicana.

A nivel de presupuestos aprobados, locales y extranjeros, suman los RD$10 mil millones. “En cuanto a créditos fiscales e incentivos que procesamos a través del CIPAC sigue similar al año 2022, cuando alcanzó RD$15 mil millones. Eso nincluye películas filmadas el año anterior. Recordemos que se gasta en un año, pero no necesariamente el incentivo se entrega ese año”, expresó.

“Para nosotros como país es súper importante la presencia en plataformas y a nivel de distribución internacional, es importantísimo, es un paso súper sólido”, y mencionó lo logrado con Disney por parte de Bou Group.

La movida teatral

Un resumen de obras realizado por el productor teatral Juancito Rodríguez, permite recordar que en el año que termina se detecta un crecimiento del género del teatro musical. De este modo hay que destacar la creación de libreto y música de Frank Ceara, para la recreación de la multisecular Cenicienta, en una producción de Cecilia García con dirección de Carlos Espinal.

A la par hay que mencionar la versión de Guillermo Cordero de Juana la Loca, basada en la obra de Manuel Rueda. Probablemente una de las más caras superproducciones del teatro musical dominicano, que por su nivel de inversión y calidad debió permanecer un año en cartelera, y no dos noches.

En su selección, Juancito Rodríguez menciona, además, Grease, la exitosa producción de Javier Grullón y Amaury Sánchez; Gordos; Fantástico; la navideña Papolino: ¿Dónde está Santa Claus?; Blancanieves y Anastasia.

Entre los estrenos teatrales se destacaron La Fiesta del Chivo, de DW Producciones; Racataplún de Teatro Guloya; 12 Princesas en Guerra, del propio Juancito; Pórtate Bien y Acumulada.

En reposiciones se destacaron: Makandal; Celosamente Infiel; Los Monólogos de la Vagina; La Abuela del Escorpión; Pinocho; Cecilia Ve; La Peluquería del Crimen;Todas las Canciones De Amor: Terror; Tarrascones; la muy exitosa Mariposas de Acero; Doméstica; La Golondrina y Las Cosas Extraordinarias.

Los conciertos

Este es uno de los rubros que más aportan desde el sector cultural al PIB. Sin embargo no es medido. La realidad es que para el último concierto de Ricardo Montaner, en el Palacio de los Deportes, el pasado 16 de diciembre, atrajo numerosos grupos de turistas desde Santiago de los Caballeros, por ejemplo.

Probablemente los conciertos de más alto standing, por el costo de las boletas, realizados en el país en 2023 hayan sido los de Elton John, el 6 de octubre en la inauguración del Anfiteatro del Parque El Dorado, en Cap Cana; el de Michael Bublé, en Altos de Chavón el 30 de septiembre titulado “Higher Tour 2023”; el de “Ricky Martin Sinfónico” presentado el 2 de septiembre en el Anfiteatro de Altos de Chavón. El de Rod Stewart el 11 de febrero también en Altos de Chavón.

Además hay que mencionar el de Manuel Turizo: 1 de septiembre en Pabellón de Volleyball; Danny Ocean al día siguiente en el mismo venue. José Luis Rodríguez “El Puma” en el Teatro Nacional el 30 de septiembre, entre otros muchos.

Otros conciertos memorables han sido los de Santiago Cruz (11 de febrero), Myriam Hernández (14 de febrero) e Il Volo (29 de marzo), Mocedades (3 de abril), Ara Malikian (19 de mayo), Pasión Vega (24 de mayo), Vanesa Martin (20 de mayo), Yuri (13 de junio), todos en el Teatro Nacional.

El debut de Carlos Rivera 25 y 26 de abril en el Teatro Nacional; Reik y Sin Banderas, el 20 de mayo en el Palacio de los Deportes; Dante Gebel en el Teatro Nacional el 13 de junio; Natalia Jiménez el 19 de octubre allí mismo, donde Emmanuel se presentó el 21 de octubre; Gilberto Santa Rosa 10, 11 y 12 de noviembre; Rosario el pasado 15 de diciembre y el ya mencionado de Montaner el 16 pasado en el Palacio de los Deportes.

Medición de aportes

En apenas cuatro días entramos en el año en que se cumple una década de que, por primera y única vez hasta ahora, se midieran los aportes del sector cultural al Producto Interno Bruto. Esa encuesta debió ser seguida por otra que fijara los aportes del turismo cultural. Entre otras que midiesen cada año la realidad.

Para volver a hacer esa encuesta y conocer en realidad los aportes del sector cultural a la economía del país, ha faltado -como alguien dijo- “dejar de ver la cultura como un espectáculo”. Es sabido que la cultura no es una prioridad.

Si en el 2014 la encuesta arrojó que se aportaba entre el 2,5 y el 3,0%, según unos, o el 1,5% según otros, diez años después podríamos decir que con el impulso que han tenido la industria cinematográfica y la realización de conciertos de alto standing en el país (sin contar los aportes del turismo cultural, y otras áreas de las artes, así como los derechos de autor y la comercialización de la música dominicana), esa cifra debe andar probablemente por los 4,5% o 5 %.

¿Qué ha faltado? Poner la cultura en el centro del eje del crecimiento social dominicano, y verla, además, como un producto comercial, capaz de generar aportes a la economía.

Lo que hoy se llama Industrias Culturales, Industrias naranjas y otras frutas, ha sido conocido desde la década de los años 60 y 70 del siglo XX como Economía de la Cultura.

El manejo medalaganario no ya del término sino del concepto, ha hecho que los avances hayan sido realmente pocos. El potencial es grande.

Hoy día el tema se lleva desde oficinas ajenas al sector cultural, desde la Dirección de Zonas Francas del Ministerio de Industria y Comercio.

Según Carlos Santos, exviceministro de Cultura, y la persona que como especialista en el tema le ha dado mayor seguimiento; antes, cuando era su principal contenido de trabajo diario, y luego -en espera de su jubilación- cuando ha seguido aportando al tema “aún sin que lo sepa el PRM”, como dijo a elCaribe.
Preparar aquella primera encuesta “fue todo un proceso, costó todo un año preparar el equipo y que la CEPAL a través de la OEI financiara dos técnicos que vinieron a verificar y certificar si el Ministerio junto al Banco Central estaban en capacidad de hacer el proyecto de la Cuenta Satélite”.

El resultado fue un informe muy positivo que permitió lograr los fondos de la OEI, de 50 mil dólares. “Esos fondos se dieron por una misión que hice a Argentina donde se iba a lanzar el Observatorio Cultural de la OEI, que iba a ser regional en Argentina. Coordiné con Colombia y Costa Rica -recuerda que Colombia ha sido pionera en estudios de la Cuenta Satélite, incluso la metodología fue hecha por colombianos del Convenio Andrés Bello-, resulta que en esa alianza logramos que el señor Marchesi, que era secretario general de entonces, entendiera que ese Observatorio no iba a ser nutrido con información estadística si nosotros no lográbamos el apoyo no solamente técnico sino económico de la OEI, cosa que finalmente permitió que cedieran los fondos”, recuerda Santos.

“Como ellos no sabían cómo estábamos nosotros en orden técnico y conceptual, condicionaron que viniera un organismo internacional, como la CEPAL, para levantar ese informe. Hice los preparativos, preparé mi equipo que envié a Colombia, Costa Rica, conferencias con diferentes países, como México. Fue una gran labor. Prácticamente duramos un año”, dijo el también artista plástico.

La encuesta realizada en República Dominicana sirvió por la metodología que nosotros desarrollamos para obtener la información, que es muy difícil de obtener, porque la metodología que se ha implementado en América Latina no funciona mucho en este país. Esto debido a la doble contabilidad de muchas empresas, que no te quieren mostrar los números, y más. Y ni siquiera el Banco Central lo pudo obtener. Entonces aquí se hizo a través del consumo cultural, que es una metodología innovadora en la región”, asegura Carlos Santos.

Las dificultades

Después llegó al frente del Ministerio de Cultura el escritor Pedro Vergés, quien no entendió la importancia de la encuesta y dijo que eso era algo que podía hacer solo el Banco Central. Esto impidió que se volviera a hacer la encuesta. Tampoco se pudo hacer nada en la siguiente etapa de la institución.
Realmente el cambio de gobierno y el desmantelamiento de pesonal clave que llevaba el tema ha sido la razón por la cual realmente han existido dificultades para llevar a cabo la Cuenta Satélite.

Cuando le plantearon a Santos por parte de la OEI esas dificultades “yo les dije que apoyaran el proyecto, porque era un proyecto no solamente nacional sino regional, de diferentes organismos internacionales como la OEA, la Unesco, OEI, ACP, la CELAC, todo el mundo detrás de esa información”.

“Lo que sé es que ellos están trabajando en la aplicación de la encuesta, que no sé cuando se hará”, expresó el experto. “No es solamente por un problema de deficiencias técnicas”, asegura y enumera que tampoco existe ya el personal que llevaba ese tema en el Banco Central.

“No han consultado a los técnicos que trabajaron en la elaboración anterior y sé que han estado asesorándose con la OEI y creo que Colombia… A nosotros nos costó formar a los empadronadores que iban a hacer la encuesta por el BC y aprovechamos la Encueta Nacional de Fuerza de Trabajo, a la que le agregamos el Módulo de Cultura de la Cuenta Satélite. Lo que nos permitió vincular toda la información que iba a sacar esa encuesta con la de Cultura. Los 300 empadronadores aplicaron 4,500 encuestas a nivel nacional, a hogares a todos los miembros mayores de 15 años. El Ministerio de Cultura aportó dos millones de pesos para la implementación, porque había que darle dietas a esos empadronadores.
La verdad monda y lironda es que para realizar la Encuesta Nacional de Cultura, existe una gran dificultad técnica, de tiempo para formar a los empadronadores, y existen deficiencias conceptuales.

Una necesidad

Además de las mediciones del consumo cultural, que incluye el consumo de teatros, cines, libros y más, es necesario desarrollar una política que busque la potencialización de las manifestaciones del arte tradicionales, como aportadoras al PIB. Además, es imprescindible desarrollar a todo motor el turismo cultural.

Finalmente el gran aportador sigue ausente para ser medido, aun cuando existiesen todas las condiciones: la música dominicana.

Falta desarrollar una política dirigida a potencializar la promoción y comercialización de la industria musical dominicana, así como mismo se hace con otros rubros económicos.

El día en que la cultura esté en el centro del interés del Estado, y los aportes del sector cultural sean medidos como se debe, otro gallo cantará. Se comprobará que la cultura no es una carga pesada. Ese día, muchos dejarán de pensar en la cultura como lo que es hoy, la cenicienta del aparato estatal.

El avance triunfal de la industria del cine

  • 120 producciones cinematográficas y audiovisuales movieron en la economía más de RD$10,197 millones que impactaron en forma positiva los sectores de alimentos y bebidas, hotelería, transporte y construcción, así como las micro y pequeñas empresas.
  • 75 nacionales y 45 proyectos extranjeros fueron rodados en la República Dominicana. De los internacionales, 12 se acogieron al incentivo del crédito fiscal.
  • Los 45 proyectos extranjeros sumaron un gasto de RD$6,808,718,915.26.
  • Durante el 2023, en las reuniones del Consejo Intersectorial para la Promoción de la Actividad Cinematográfica (CIPAC) fueron reconocidos para fines de incentivos, RD$15,905,909,280.23. Este monto incluye proyectos filmados en años anteriores. Las producciones internacionales inyectan cantidades importantes de divisas e impactan comunidades remotas que se utilizan como locaciones.

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