Los restos de 215 niños, algunos de tan solo tres años, han sido encontrados enterrados en el sitio de lo que alguna vez fue la escuela residencial indígena más grande de Canadá, levantado para facilitar la integración de la población étnica.
En la Escuela Residencial India Kamloops, en la provincia canadiense de Columbia Británica, trabajan los forenses para determinar la causa exacta y la fecha de las muertes, informa la televisión pública canadiense, CBC.
“Hasta donde sabemos, las de estos niños perdidos son muertes indocumentadas. Algunos tenían solo tres años”, relató la jefa de la comunidad de Kamloops, Rosanne Casimir.
Este tipo de escuelas se crearon en los siglos XIX y XX para asimilar de forma forzosa a los jóvenes indios y estaban financiadas por el Estado y gestionadas por organizaciones religiosas.
La escuela de Kamloops era la más grande del país, abierta en 1890 bajo una administración católica, y acogía a unos 500 estudiantes en su momento álgido, en la década de 1950.
En 1969 el Gobierno federal asumió su gestión y la convirtió en residencia estudiantil y así funcionó hasta su cierre, en 1978.
El Centro Nacional para la Verdad y la Reconciliación ha confirmado oficialmente 51 muertes en la escuela , pero la nueva investigación apunta a una gran cantidad de muertes no registradas anteriormente.
El centro guarda los archivos creados a partir de los trabajos de la la Comisión de Verdad y Reconciliación, que concluyó oficialmente en diciembre de 2015 con la publicación de un informe final de varios volúmenes que concluyó que el sistema escolar constituía un genocidio cultural.
Entre 1863 y 1998 se calcula que más de 150 000 menores indígenas fueron arrancados de sus hogares e internados en estos colegios en los que no se les permitía hablar su idioma o manifestar su cultura y donde eran frecuentes maltratos y abusos.
El Proyecto Niños Perdidos ha identificado hasta el momento a más de 4.100 menores fallecidos durante su estancia en los internados y muchos de ellos fueron sepultados en los propios recintos escolares.
El hecho ha renovado los llamamientos para que la Iglesia Católica se disculpe por su papel en la política canadiense de los siglos XIX y XX que vio a los niños indígenas apartados de sus familias para asistir escuelas residenciales financiadas por el estado.
Al menos 150 mil niños y niñas que asistieron a las escuelas entre 1883 y 1996 para asimilarse a la sociedad canadiense se encontraron con negligencia y abuso, ya que sus lenguas y culturas nativas estaban prohibidas.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha reconocido estos hechos como un “doloroso recordatorio” de “un capítulo vergonzoso de la historia de nuestro país”.