Luego de las elecciones del 20 de diciembre de 1962, en las cuales resultó electo el profesor Juan Bosch del Partido Revolucionario Dominicano, que tomó posesión el 27 de febrero de 1963; éste llegó al poder con ideas progresistas y de avanzada, teniendo como consecuencia que sus adversarios lo tildaran de comunista. Siete meses después, el 27 de septiembre de 1963, fue derrocado por un golpe militar, dando paso a la formación de un Triunvirato, el cual estuvo compuesto por empresarios y abogados de empresas, presidido por el abogado y político Emilio de los Santos. Tres meses más tarde, en diciembre de 1963, un grupo de guerrilleros dirigido por líderes del Movimiento Revolucionario 14 de junio se sublevaron en las montañas para restablecer el orden constitucional. Estos fueron rodeados por tropas del Ejército Nacional y obligados a rendirse. El Triunvirato se mantuvo en el poder gracias al apoyo de los Estados Unidos, sectores de importancia de la iglesia católica y de oficiales trujillistas.
El 8 de abril de 1964, Ramón Tapia Espinal renuncia y es sustituido por Ramón Cáceres Troncoso, Manuel Enrique Tavares Espaillat renunció el 27 de junio de 1964 y su vacante no fue llenada. Reid Cabral y Cáceres Troncoso continuaron como únicos componentes del Triunvirato. Fueron depuestos el 25 de abril de 1965 por un movimiento revolucionario que proponía el regreso a la constitucionalidad que había sido interrumpida con el Golpe de Estado al gobierno de Bosch en septiembre de 1963.
Ante este escenario es que el 28 de abril de 1965, desembarcan las primeras tropas norteamericanas, las cuales hicieron causa común con los militares golpistas. El presidente Lyndon B. Johnson ordenó el desembarco de 42,000 soldados norteamericanos bajo el pretexto de proteger a sus ciudadanos y salvaguardar bienes. Esta segunda invasión militar de los Estados Unidos en nuestro país se produjo en momentos en que parecían derrotadas las fuerzas militares que combatían a los constitucionalistas. Esta fuerza invasora estableció un “cordón de seguridad” que dejó la ciudad dividida en dos partes, de un lado quedó el ejército constitucionalista y del otro lado quedaron las fuerzas armadas regulares: ejército, marina y fuerza aérea, asistidas por las tropas de los Estados Unidos, Brasil, Honduras, Paraguay y Costa Rica.
El 5 de mayo de 1965 la Organización de Estados Americanos (OEA) presionada por los Estados Unidos, aprueba crear la llamada Fuerza Interamericana de Paz (FIP), con el voto en contra de México, Uruguay, Chile y Perú y la abstención de Venezuela. Para tales fines, este organismo internacional designó al general brasileño Hugo Panasco Alvim como comandante de la FIP y al teniente general norteamericano Bruce Palmer como subcomandante. Estas tropas norteamericanas fueron distribuidas en distintos campamentos.
Las mismas permanecieron en nuestro país hasta la celebración de las elecciones y la instalación del nuevo gobierno constitucional el cual tomó posesión el 1 de julio de 1966, presidido por el doctor Joaquín Balaguer. En 26 de mayo el presidente provisional Héctor García Godoy anunciaba que pediría formalmente la salida de las tropas “si todo el proceso hacia la constitucionalidad se realiza en forma normal”. Esta petición se materializó formalmente el 30 de mayo, mediante carta enviada por García Godoy al embajador Guillermo Sevilla Sacasa, presidente de la Décima Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, a través de la cual le informa haber impartido instrucciones al delegado especial ante ese cónclave para que proceda a pedir la convocatoria del organismo para solicitar la retirada de la FIP del territorio dominicano.
El 25 de junio el presidente electo de la república, doctor Joaquín Balaguer, calificó de “acertada y positiva” la decisión de los Estados Unidos de enviar dos barcos al país para iniciar la evacuación de las tropas. Ante grandes y continuos reclamos de organizaciones de nuestra sociedad de la necesidad de que dichas tropas abandonaran nuestra nación, aunque la retirada había comenzado el 28 de junio de 1966, no fue hasta el 21 de septiembre de ese año que se anunciaba que las mismas desocupaban el país. Este hecho se produjo cinco días antes de la fecha establecida por la OEA en su órgano de consulta.
Los contingentes norteamericanos y brasileños salieron a través de la base aérea de San Isidro y el puerto de Haina respectivamente. A su salida, no hubo ceremonias de despedida ni incidentes y se caracterizó por la ausencia del gobierno dominicano o de las fuerzas militares. Una de las manifestaciones de júbilo por la salida de las tropas fue la decisión de las autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, encabezadas por su rector César Castaños Espaillat, de enhestar la bandera nacional hasta el tope, la cual había ondeado a media asta por espacio de 17 meses, en señal de duelo por la permanencia de las tropas de la FIP en nuestro territorio. El 21 de septiembre, el diputado del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Jottín Cury y el diputado reformista Euclides García ,sometieron una moción mediante la cual se proclame fiesta nacional el día que abandone el país el último miembro de la FIP, todos los diputados puestos de pie la aprobaron. La misma fue enviada a comisión especial para su redacción. Sin embargo, el 24 de octubre, la prensa reseñaba que este proyecto de ley se encontraba engavetado en la Cámara de Diputados. l