Cada 16 de julio, los dominicanos celebran una fecha importante que simboliza el comienzo del movimiento revolucionario que, la noche del 27 de febrero de 1844, logró la libertad e independencia de la República Dominicana.

En conmemoración del 186 aniversario de la fundación de la sociedad secreta La Trinitaria, un movimiento libertador cuyo objetivo era despertar al pueblo dominicano y motivar su sublevación contra el dominio haitiano para alcanzar la libertad e independencia del Estado, la zona retro de esta semana honra esta fecha recordando la creación de dicha sociedad.

Génesis

El 16 de julio de 1838 Juan Pablo Duarte fundo, junto a un grupo de jóvenes, la sociedad secreta La Trinitaria en la casa de Chepita Pérez, en la antigua calle de Los Nichos hoy Arzobispo Nouel- frente a la iglesia del Carmen.

Fueron apenas nueve: Duarte, Juan Isidro Pérez, Juan Nepomuceno Ravelo, Felipe Alfau, Feliz María Ruiz, Jacinto de la Concha, Pedro Alejandrino Pina, José María Serra y Benito González.

En este contexto, Duarte expresó: “Reunidos aquí con la intención de reafirmar nuestra decisión de conspirar y movilizar al pueblo contra el gobierno haitiano, con el objetivo de constituirnos como un Estado libre e independiente bajo el nombre de República Dominicana, comprometemos nuestro honor y nuestras vidas en esta causa”.

Además, sostuvo que “la situación en la que nos encontraremos será sumamente grave, y una vez que tomemos ese camino, será imposible retroceder”.

Compromiso

El joven de 25 años añadió: “Aún tenemos tiempo para evitar cualquier compromiso. Por tanto, si alguien desea apartarse y abandonar la noble causa de la libertad de nuestra amada patria…”

En este sentido, Serra contó que todos los iniciados estallaron en gritos unánimes: ¡No! ¡No! ¡Yo no me aparto! ¡Ni yo tampoco! ¡Ni yo!

Fue entonces, cuando Duarte se puso de pie, levantó la mirada, y con voz clara y serena comenzó a leer:
“En nombre de la Santísima e Indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo, por mi honor y conciencia, en manos de nuestro Presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano y a la creación de una República libre e independiente de toda dominación extranjera, que se llamará República Dominicana y tendrá su pabellón tricolor en cuartos, rojo y azul, atravesados por una cruz blanca. Mientras tanto, seremos reconocidos con las palabras sagradas Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo. Si cumplo, que Dios me proteja; y si no, que me lo tome en cuenta y mis compañeros me castiguen por perjurio y traición, si los traiciono”.

Sello de sangre

Con sangre extraída de sus venas, todos los patriotas firmaron el juramento del compromiso trinitario. Cuando el último firmó, Duarte, sosteniendo el pliego en su mano izquierda y señalando las cruces con la derecha, declaró: “La cruz no es un símbolo de sufrimiento, sino de redención. Bajo su protección queda constituida La Trinitaria, y cada uno de sus nueve miembros está obligado a reconstruirla mientras quede uno, hasta cumplir nuestro voto de liberar la Patria del poder haitiano”.

Sistema interno

La Trinitaria adoptó el lema “Uno y trino”, acompañado de un sistema de comunicación basado en toques específicos que transmitían confianza, sospecha, afirmación o negación. Este sistema permitía a los trinitarios comunicarse de manera segura entre ellos: al llamar a otro trinitario en su hogar, este podía entender por los toques recibidos si debía responder, si había peligro o cualquier otra indicación necesaria.

Los trinitarios usaban un seudónimo para sus comunicaciones secretas y estaban señalados con un color diferente. Todos conocían los signos del alfabeto criptográfico en que estaban escritos los estatutos, los toques de comunicación, el juramento de fidelidad y las disposiciones de precaución que debían seguirse en caso de que fuese descubierta la conspiración.

Duarte usaba el seudónimo “Arístides”, Ravelo el de “Temístocles”, y Alfáu el de “Simón”. Benito González adoptó el nombre “Leónidas”. Duarte inicialmente deseaba el color amarillo como divisa, pero Juan Isidro Pérez ya lo había elegido. Se le asignó el azul celeste, que simbolizaba la gloria, según le explicaron. Sánchez recibió el verde, que representaba la esperanza, mientras que Pina llevó el rojo, símbolo del ardor patriótico que latía en su corazón.

Para registrar a los nuevos miembros, usaban el nombre del color de su divisa. Cuando Duarte contaba el número de nuevos conmilitores, según lo llamaba su hermana Rosa Duarte, decía: tantos que llevan amarillo, tantos verdes, tantos rojos.

En este sentido, poco después de la fundación de La Trinitaria se incorporaron a sus filas Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Antonio Duvergé, Francisco Martínez de León, y otros patriotas.

Símbolo

Como símbolo del ideal duartiano los trinitarios solían usar una flor blanca en el ojal de la solapa izquierda del saco que llamaban fioria. Y fieles a las prédicas del maestro, organizaron una red de grupos secretos. El mensaje llegaba a las aldeas y a las ciudades, a los campos y los villorrios. En el hogar, en la calle, en la escuela, y en las iglesias comenzaba a actuar un grupo de jóvenes.

Las acciones de los trinitarios se convirtieron en una extensa organización revolucionaria. Sin embargo, poco después, Duarte disolvió La Trinitaria y optó por el teatro como medio para continuar con la propaganda independentista.

De La Trinitaria nació La Filantrópica y de esta surgió la Sociedad Dramática cuyo objetivo era recaudar fondos para la causa libertadora.

Todos los miembros de La Trinitaria eran jóvenes. Duarte tenía 25 años; Sánchez, 21; Alfáu, 29; Pérez de la Paz, 21; Serra, 19; y Ruiz, 23. Pina, el más joven de los filólogos, contaba con 17 años y destacó por su ardor en la propaganda del nuevo credo independentista.

Mensajes

El teatro utilizado por los trinitarios fue escenario de revolución. Todas las obras dramáticas presentadas, incluidas las comedias escritas por Pina, reflejaban una profunda visión social y un auténtico compromiso nacionalista.

En esta línea, las obras teatrales se representaban en el edificio de la Cárcel Vieja, ubicado junto a la Casa de Borgellá, frente a la Plaza de Armas, actualmente conocida como Parque Colón. Entre las obras presentadas estaban “Bruto o Roma Libre” de Vittorio Alfieri, “La Viuda de Padilla” de Martínez de la Rosa, y “Un Día del Año 1823” de Eugenio Ochoa. Estas obras contenían expresiones que podrían aludir al estado de opresión y tiranía en el que se vivía.

República libre

Bajo el estandarte de La Trinitaria, la juventud idealista se unió para llevar a cabo la tarea de alcanzar la independencia absoluta y dirigir el rumbo de la vida dominicana hacia un nacionalismo integral.

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