La desaparición de los jóvenes se añadió a la serie de crímenes y atentados terroristas que habían sacudido al país, y que llamaron la atención de la opinión pública

Debido a la relevancia pública que alcanzó el caso, el presidente de la República, doctor Joaquín Balaguer, asumió el asunto y nombró una comisión especial para su investigación y esclarecimiento. En esta edición de Zona Retro, recordamos el desarrollo de la investigación y aclaramos algunos detalles.
Génesis

La noche del 15 de enero de 1970, tres jóvenes desaparecieron luego de abordar un carro de los denominados “cepillos”, supuestamente conducido por un hombre llamado Pedro Muñoz, también conocido como Johnny Rodríguez.

Este suceso se había agregado a la serie de crímenes y atentados terroristas registrados en diversas zonas del país, los cuales habían impactado a la opinión pública. Varias instituciones y ciudadanos solicitaban a las autoridades correspondientes el esclarecimiento del caso.

Los jóvenes identificados como Serafín y Amado Santana Vilorio, junto a Juan Zorrilla, desaparecieron cerca de Hato Mayor, lugar donde vivían. Ante esto, el 21 de enero, el ingeniero Sansón Reyes Castillo, tío de los hermanos Santana Vilorio, denunció su secuestro, señalando como presunto responsable a un hombre llamado Johny Rodríguez, quien habría utilizado un carro gris claro, conocido popularmente como “Cepillo”.

Injerencia presidencial

El presidente Joaquín Balaguer tomó personalmente la investigación para localizar a los tres jóvenes desaparecidos desde hacía más de 20 días.

El mandatario se trasladó a la ciudad de Hato Mayor con el objetivo de obtener cualquier información que ayudara a esclarecer el paradero de los jóvenes, quienes, según se afirmaba, habían sido secuestrados en esa zona.

Viajo en helicóptero y fue recibido en el campo de beisbol por representativos locales. Luego en una pequeña guagua se dirigió al cabildo.

Según la Dirección de Información y Prensa del Palacio Nacional, el Presidente Balaguer mostró un gran interés en esclarecer y resolver el caso, confiando en que los ciudadanos de Hato Mayor pudieran aportar información que contribuyera al éxito de sus gestiones.

En este sentido, el jefe del Estado se entrevistó con más de 15 personas, incluyendo familiares de los desaparecidos. Las entrevistas iniciaron a las 10 de la mañana, en uno de los salones del cabildo local.

Balaguer se había entrevistado con el grupo en privado y tomó, de su puño y letra, las declaraciones que le fueron hechas. Afirmó que por su carácter “estrictamente confidencial” no se podría revelar ninguno de los pormenores de las declaraciones a la prensa.

Al finalizar las entrevistas al mediodía, Balaguer se trasladó al campo deportivo, donde abordó su helicóptero para regresar a Santo Domingo.

La visita del presidente a Hato Mayor tuvo como propósito intercambiar opiniones con los residentes de la zona y esclarecer el destino de los jóvenes desaparecidos.

Incidencias del caso

El ingeniero Sansón Reyes Castillo, tío de los jóvenes Santana Vilorio y quien denunció el secuestro, aseguró que el presunto responsable era Johnny Rodríguez, quien los habría subido a un carro gris claro, conocido como “Cepillo”.

En este contexto, la Policía determinó que el verdadero nombre de Johnny Rodríguez era Pedro Muñoz Escarramán, también conocido como Luciano, y que vivía en la sección de San Miguel, en Fantino, Sánchez Ramírez.

Esto sucedió después de que El Caribe revelara haber recibido información sobre la verdadera identidad del hombre señalado como responsable del secuestro de los jóvenes. La Policía interrogó al padre de Muñoz Escarramán, el señor Andrés Avelino Díaz Muñoz.

Posteriormente, la Policía solicitó la colaboración de la ciudadanía para esclarecer el secuestro, ya que diversas instituciones y personas habían demandado al gobierno y a las autoridades competentes la resolución del caso.

El procurador general de la República, doctor Anaiboni Guerrero Báez, informó que el caso estaba siendo investigado, pero rechazó la versión de que Rodríguez fuera, como se había afirmado, un agente de la Policía Nacional, vinculado al servicio secreto o al departamento de investigaciones criminales.

Ante la falta de resultados en las investigaciones llevadas a cabo por las Fuerzas Armadas y la Policía, una comisión de altos mandos de la Policía Nacional tomó el control de la investigación del secuestro. Esta comisión estuvo integrada por el coronel Melitón Antonio Jorge Valderas, subjefe administrativo de la institución; el coronel Carmelo Fernández Beras, inspector especial de la jefatura; y el teniente coronel Imirio Pérez Naut, comandante del departamento de San Pedro de Macorís.

Los padres de los hermanos Santana Vilorio, Amado Santana Castillo y Dolores Vilorio de Santana, junto a la señora Dorotea Zorrilla, madre de Juan Zorrilla, los tres jóvenes desaparecidos.

Hallazgos

El enigma sobre la desaparición de los tres jóvenes dio un giro cuando la Policía Nacional halló en un lugar conocido como Los Rincones, a varios kilómetros de Sabana de la Mar, restos humanos junto a prendas de vestir que los familiares identificaron como pertenecientes a las víctimas.

Dichos descubrimientos fueron transportados al Palacio de la Policía Nacional, donde el procurador general de la República y el jefe de la Policía convocaron una rueda de prensa donde fueron mostrados a los periodistas. Los restos se componían de osamentas desarticuladas y completamente descarnadas.

Sin embargo, tras ser analizados, el procurador general de la República descartó que los restos hallados correspondieran a los jóvenes desaparecidos, ya que los estudios indicaron que las osamentas llevaban más de cuatro meses de haber fallecido.

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