El Alcázar de Don Diego Colón, el primer palacio colonial de América, fue restaurado por el arquitecto español Javier Barroso y Sánchez-Guerra, a un costo superior a RD$1,000,000, lo que le devolvió su esplendor original.
Con motivo de la conmemoración del Día de la Raza o Día de la Hispanidad este 12 de octubre, la Zona Retro recuerda la inauguración de la remodelación del Alcázar de Don Diego Colón durante la Era de Trujillo.
Antecedentes
El Alcázar de Don Diego Colón es uno de los monumentos más emblemáticos del Nuevo Mundo. Según los registros históricos, en 1509, el hijo del Gran Almirante, al establecerse en Santo Domingo, deseaba un palacio donde pudiera instalar su corte, la cual era embellecida y animada por las damas de la virreina Doña María de Toledo, sobrina del Rey Católico.
Su construcción data desde 1510 y para 1514 el edificio era habitable. Es un castillo, disfrazado con elegantes galas palaciegas. Don Diego aspiraba sin duda a una fortaleza que fuese apoyo de su dominio en la isla.
Inauguración de la restauración
En presencia de altos funcionarios de la nación, jefes de misiones diplomáticas acreditadas ante el gobierno, delegados al II Congreso Hispanoamericano de Historia, miembros de la Academia Dominicana de la Historia, del Comité Ejecutivo Permanente del Faro de Colón y de la Comisión Conservadora de Monumentos Nacionales, así como oficiales de alto rango de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, junto con representantes de la prensa nacional e internacional y otros invitados, se llevó a cabo la histórica inauguración.
El discurso inaugural fue pronunciado por el secretario de Obras Públicas, licenciado Juan O. Velázquez, quien reveló una placa conmemorativa de piedra. Esta acción resaltó la visión de Trujillo al ordenar la restauración de la majestuosa mansión construida por el hijo del Gran Almirante.
En esta línea, la bendición pontifical de la obra fue impartida por el arzobispo coadjutor de la Arquidiócesis de Santo Domingo, monseñor Octavio Antonio Beras.
El Descubridor
Tras el discurso de Trujillo, a quien se le rindió homenaje en el evento por su decisión de restaurar el Alcázar a su esplendor original, se procedió a abrir la urna que contenía los restos del Gran Almirante, Cristóbal Colón, el Descubridor de América.
Interior y mobiliario
La restauración del Alcázar de Colón fue llevada a cabo por el arquitecto español Javier Barroso y Sánchez-Guerra, con un costo superior a RD$664,000. A medida que los trabajos avanzaban, se adquirió mobiliario en tiendas de antigüedades de España para decorar el palacio, lo que sumó más de RD$330,000. Esto elevó el costo total de la restauración a más de RD$1, 000,000.
Entre los muebles adquiridos, datados de los siglos XIV, XV y XVI, se incluían las camas y otros enseres de las habitaciones de Doña María de Toledo, Don Diego Colón y Don Bartolomé Colón, todos decorados con diversas piezas originales de aquella época.
El dormitorio de Doña María de Toledo fue restaurado con una imagen romántica de la Virgen, representada en una talla policromada del siglo XIV. Además, el salón de recepciones fue decorado con retratos de los Reyes Católicos, realizados específicamente para el Alcázar por el reconocido pintor español Rafael Pellicer, quien también pintó los retratos de Cristóbal Colón y su hijo Diego Colón para el palacio.
En este contexto, en el mencionado salón de recepciones se habían dispuesto grupos escultóricos de talla del siglo XV, sillones fraileros del siglo XVI, bancos elaborados con crestería tallada en estilo gótico castellano, armaduras italianas del siglo XVI y pinturas de la región aragonesa de Italia del siglo XV.
Insignias reales
Además, en el salón de recepciones se habían instalado una armadura ecuestre y otras del siglo XVI, junto con un espléndido tapiz de esa época y un escudo en piedra policromada de los Reyes Católicos.
En la planta baja, se exhibía una magnífica capa pluvial del siglo XVI y una “predela” del siglo XV. En el despacho de Don Diego Colón, se colocaron un banco gótico del siglo XVI y un frontal bordado con el escudo de la orden de Santo Domingo, mientras que un sillón mudéjar estaba flanqueado por un globo terráqueo y un globo celeste de esa época. Frente a ellos, se destacaba un hermoso tapiz de la Casa de Veragua, de época posterior.
Por otro lado, los corredores y galerías de las fachadas estaban decorados con bancos de madera tallada de influencia renacentista, así como con otros de estilo gótico y rejas forjadas y policromadas.
La sala de pasado de la planta baja está adornada con un bargueño toledano, una colección de cerámica de Manises, Valencia, y otra de loza de Teruel, todas del Siglo XVI. Además, el zaguán del piso inferior presenta un gran crucifijo de madera romántico del Siglo XIV, así como un conjunto de armaduras y otros objetos decorativos.
Los dormitorios estaban adornados con llamativas palanganas de porcelana de Talavera, mientras que el comedor y la cocina lucían altorrelieves policromados, así como piezas de orfebrería, mesas, calderos y vasijas castellanas, además de “cuencos” de Teruel, todos datados en los Siglos XV y XVI.
La decoración de esta magnífica obra se completó con otras piezas de cerámica taína y terracota, plantas ornamentales, un ancla gigante, una campanilla de llamada y varios objetos antiguos de gran valor.
Decretos
En el contexto del marco legal cultural, el entonces presidente de la República, Héctor B. Trujillo Molina, emitió decretos que establecieron una serie de regulaciones sobre el Alcázar tras su restauración, hasta que se aprobara un reglamento definitivo. Entre estas disposiciones, se ordenó que el Pendón de Castilla, la bandera de los Reyes Católicos, se izara de forma permanente en la cima del Alcázar de Colón, junto a la bandera dominicana y el Guion del Generalísimo Trujillo.