El Presidente de la República, doctor Joaquín Balaguer, dio instrucciones drásticas a la Policía Nacional para no permitir la repetición de hechos que repugnen la sensibilidad cívica nacional.
Al conmemorarse un aniversario más de la serie de actos violentos que terminó con la muerte de una persona, muchos heridos y otros privados de libertad, en esta edición de Zona Retro se rememora la gran tragedia del día 7 de julio de 1961, donde el edificio de Radio Caribe se redujo a escombros.
Manifestaciones
En la mañana del 7 de julio de 1961, una turba exaltada lanzaba insultos y ofensas contra el Gobierno nacional y los altos funcionarios del Estado. Repentinamente, saquearon e incendiaron el local de la emisora Radio Caribe, reduciéndolo a cenizas. Este incidente marcó el punto culminante de una serie de disturbios que mantuvieron bajo tensión a toda la ciudad.
Se conoció que los graves incidentes iniciaron en el parque Duarte, cuando elementos exaltados subieron en la estatua del ilustre patricio y comenzaron a improvisar discursos oposicionistas.
Más adelante, tomaron las calles Padre Billini, Isabel la Católica y El Conde hasta frente al edificio de El Caribe donde vociferaron frases insultantes contra la familia de Trujillo y contra altos funcionarios.
Haciendo referencia al “Paredón”, significado trágico que se le da, desde que Fidel Castro asumió el poder en Cuba, a los paredones de fusilamiento donde han sido enviados miles de sus adversarios.
Alrededor del mediodía, ya se habían congregado en el parque Colón, frente al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), unas 5,000 personas que agitaban cartelones y banderas, al tiempo que lanzaban frases en contra del Gobierno.
Dos mujeres, un estudiante y Andrés Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo hablaron desde el balcón del PRD mostrando su abierta oposición al hacia sistema gubernativo desarrollado en ese entonces.
Miolán, Silfa y Castillo pidieron cordura a la multitud, solicitándoles que actuaran sin cometer excesos porque algunos ya querían usar la violencia y proferían graves insultos.
Hacia el Altar de la Patria
Hacia la una de la tarde terminó el acto, parte de la multitud desfilo con banderas por la calle El Conde hasta llegar al Altar de la Patria. Allí alguien dirigió una alocución y se cantó parte del Himno Nacional.
Luego, el desfile continuó por la avenida Bolívar, frente a la ferretería Read, donde se detuvo la multitud incontrolable justo en el lugar donde perecieron Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza, y se guardó un minuto de silencio.
A Díaz y De la Maza se les conocía como los autores materiales del asesinato del Generalísimo Doctor Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Continuaron las turbas hacia el Palacio Nacional, en uno de cuyos frentes se detuvieron para insistir con los insultos y frases de oposición directa contra el Gobierno. Estos fueron contenidos sin ninguna consecuencia al intentar ingresar a los jardines del Palacio, de donde se dirigieron hacia el Palacio de Justicia donde rompieron una bandera al subirse al asta.
Vociferante e incontrolable la multitud siguió rumbo entonces hasta Radio Caribe, donde lanzaron pedradas al exterior del edificio. Una de las piedras hirió levemente a un agente de la Policía que estaba en los alrededores.
Antes de llegar a ese sitio algunos policías de tránsito intentaron detener la multitud lanzando disparos al aire, pero no obtuvieron ningún resultado.
Según la declaración del telefonista de servicio en la emisora, Andrés Pichardo, la turba entró a las instalaciones radiales a las 2:20, en momentos en que se transmitía el programa Música sin edad.
“Estaban tirando piedras por todos lados y gritando Libertad, libertad”. Cuando me pasaron por el lado pude salir huyendo, dijo Pichardo.
Por su parte, el encargado del departamento de grabación, Fabio Inoa, dijo que estaba junto a su compañero Amado Vásquez y que escaparon por puro milagro.
Tumulto aterrador
Osvaldo Cepeda y Cepeda, locutor de Radio Caribe, manifestó que al momento de dirigirse hacia la emisora a las 2 de la tarde, para grabar el programa que tenía asignado, notó un movimiento abrupto en los alrededores, y lo atribuyó a que posiblemente los dirigentes de la oposición recién llegados al país iban a dirigir la palabra al pueblo por medio de Radio Caribe.
Pero cuando iba a entrar al edificio una avalancha de personas que salía del interior lo arrastró hasta la calle Doctor Trujillo.
“Entonces vi, dijo Cepeda, cómo cientos de hombres sacaban de la emisora los muebles y equipo, los lanzaban al piso y los incendiaban. Luego los demás empleados de la emisora salieron empujados por la turba”.
Cobró vidas
En ese momento se dio por seguro que dentro del edificio se había quedado sepultado Víctor Manuel Pérez, técnico de grabación, quien impidió valientemente que los asaltantes hicieran uso de los micrófonos con fines partidistas.
Salomón Sanz, presidente de Radio Caribe, C, por A., comentaba que en su opinión, el empleado Pérez, ante la imposibilidad de contener la turba, cortó la línea de transmisión y huyó a la tercera planta, de donde no pudo escapar.
En esta línea, comentó que el Cuerpo de Bomberos procedería a la remoción de los escombros en busca del cadáver del joven de 32 años de edad.
Autoridades
Desde que se regó la voz sobre la alarma acudieron al sitio del siniestro, numerosas autoridades. Se encontraron presente los señores Virgilio Álvarez Pina, presidente de la Junta Central Directiva del Partido Dominicano; licenciado José Manuel Machado, procurador general de la República; y otras autoridades como la Agencia Central de información, el procurador fiscal del Distrito Nacional, un senador y otras figuras de importancia nacional.
También estuvieron presentes oficiales del Ejército y la Policía Nacional, así como directivos y empleados de Radio Caribe.
Acusados- detenidos
En el lugar del hecho, la Policía detuvo 21 hombres acusados de participar en la ejecución del incendio. Entre los detenidos estaban Sergio Baltasar Cedeño, Manuel Eduardo Feliz, Ramón Solano, Jesús Quintín Ortega, y otros.
Daños materiales
Funcionarios de la empresa calcularon los daños entre RD$600,000 y RD$800,000, excluyendo el costo del edificio que quedó totalmente inservible.