La zona remodelada incluyó varias edificaciones que databan de los siglos XVI, XVII y XVIII. Esta área abarcó la calle Padre Billini, en el tramo entre las calles 19 de Marzo e Isabel la Católica, así como el entorno del Panteón Nacional.

La Ciudad Colonial de Santo Domingo se restauró periódicamente para preservar su apariencia y su valor artístico e histórico a lo largo del tiempo. Esa semana, la Zona Retro recordó uno de los grandes proyectos de restauración que tuvo lugar en una parte de la zona intramuros en 1970.

Proyecto de restauración

En septiembre de 1970, se llevaron a cabo intensos trabajos de restauración y ambientación en dos áreas de la parte intramuros de la capital, con el objetivo de preservar el encanto histórico y el legado hispánico de manera auténtica en la Zona Colonial.

La Comisión Temporal de Ornato Cívico se propuso dejar una huella visible y duradera de su trabajo en los muros y fachadas de los antiguos edificios coloniales, reconocidos por su gran valor artístico e histórico, antes de que su mandato finalizara a finales de 1970.

En esta línea, con los esfuerzos realizados, la ciudad colonial ofreció un aspecto nuevo y atractivo al comenzar el año 1971.

Entre los proyectos previos, los planes complementarios de la comisión incluyeron el sector cercano a la Catedral de Santo Domingo. Se seleccionaron dos áreas específicas que concentraban un reducido espacio con numerosas edificaciones de los siglos XVI, XVII y XVIII: la calle Padre Billini, en el tramo entre las calles 19 de Marzo e Isabel la Católica, y el entorno del Panteón Nacional, que en su momento fue la iglesia de la Compañía de Jesús.

Edificaciones de la Padre Billini

Numerosos hallazgos se obtuvieron en las diferentes casas de la calle Padre Billini, donde se procedió a retirar el revestimiento que cubría las fachadas.

El ingeniero José Ramón Báez, asesor de la Comisión de Ornato Cívico e inspector de las obras en colaboración con las Oficinas de Patrimonio Cultural, informó al periódico El Caribe que en algunos de esos edificios se habían descubierto pórticos de piedra, arcos de ladrillo y restos de antiguas puertas y ventanas que, en su momento, habían sido clausuradas por sus propietarios según sus necesidades o preferencias.

Proyecto del Panteón

En adición a esto, la Comisión de Ornato Cívico emprendió conjuntamente con el proyecto de la calle Padre Billini las obras de remodelación de la zona circundante al Panteón Nacional.

El arquitecto Guillermo Santoni, junto con los arquitectos Eugenio Pérez Montás y Roberto Bergés, responsables del proyecto, declaró al periódico El Caribe que, al retirar el revestimiento de las paredes de los edificios coloniales en el área, se habían descubierto valiosos elementos que hasta entonces habían pasado desapercibidos.

Mencionó, por ejemplo, que en una de las casas más hermosas de la zona, ubicada en la calle Isabel la Católica esquina Luperón, se descubrió que lo que hasta entonces se consideraba la entrada principal del edificio, en la calle Luperón, tenía un portal de ladrillo que resultó ser considerablemente más moderno que el resto de la construcción.

En cambio, al limpiar la parte de la fachada de la calle Isabel la Católica, apareció un arco de ladrillo que hacía presumir que correspondía al principal portal de la vivienda.

En cuanto a la casa gótica número 13 de la calle Las Damas, para cuya restauración no se había conseguido el permiso de los propietarios, unos trabajos superficiales revelaron que la puerta que daba acceso a la escalera estaba hecha de piedra de sillería.

Al revelar las fachadas originales de las casas coloniales en la calle Padre Billini, se halló este portal de piedra que se encontraba en excelente estado de conservación.

Criterio de restauración

A pesar de que la Comisión de Ornato Cívico se encontraba en una fase de estudio y toma de decisiones sobre cómo llevar a cabo los trabajos según las condiciones encontradas en cada uno de los edificios cuyas fachadas habían sido descubiertas, mantenía criterios consistentes respecto al enfoque para tratar las construcciones coloniales.

En este sentido, los responsables de los proyectos informaron que todas las partes de las estructuras que se restaurarían y que constituían elementos arquitectónicos definidos en piedra de sillería o ladrillo debían ser dejadas al descubierto.

Se pretendía abrir las ventanas y puertas que se confirmara habían sido clausuradas, mientras que se cerrarían aquellas que se habían abierto en tiempos recientes. Esta medida no era drástica, ya que se tomaría en cuenta la opinión de los propietarios de los inmuebles, con el objetivo de no perjudicar sus intereses.

Una vez finalizados los estudios, se procedió a revestir con cemento las superficies que no eran de piedra o ladrillo, y se pintaron en el color que la Comisión decidió, previa aprobación de la Oficina de Patrimonio Cultural.

El pórtico de la casa ubicada en la esquina de la calle Luperón e Isabel la Católica, tras ser destapado del empaste, evidenció que era de construcción reciente.

Plaza Duarte y Anexo de la Catedral

En adición a estas, entre las obras que había emprendido la Comisión de Ornato Cívico se encontraban también la remoción del Parque Duarte y la demolición del anexo de la Catedral que cubría el ábside.
En referencia a la Plaza Duarte, el proyecto dispuso la integración de las aceras que rodeaban el área central al pavimento de ladrillos. Se mantuvieron las palmas que existían y se formaron jardineras similares alrededor.

Asimismo, se construyó un muro de contención alrededor de la estatua de Juan Pablo Duarte, desde el cual cuatro farolas con ramilletes de cinco luces cada una iluminaban el parque, en conjunto con las farolas instaladas en las paredes de los edificios adyacentes.

En breve, se comenzó la demolición del anexo de la Catedral que cubría el ábside. Todos los trabajos se llevaron a cabo con sumo cuidado para no dañar en absoluto las partes antiguas.

Una vez eliminado todo lo que se había añadido en años recientes, se estudiarían y analizarían los elementos arquitectónicos descubiertos, y se procedería con la ambientación del espacio que quedaría entre el ábside de la Catedral y la calle Isabel la Católica, que se integraría a las áreas del Parque Colón y la Plazoleta de los Curas.

Contratiempos

No todos los proyectos avanzaron como lo había planificado la Comisión, ni con la fluidez esperada. Algunos propietarios de las viviendas incluidas en los proyectos presentaron obstáculos, lo que afectó significativamente los planes generales.

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