Eran refugio de nuestros aborígenes y hoy escenarios de excursiones culturales y paseos turísticos en la región
Ocultas entre valles y praderas, en medio de pastizales, a orillas de ríos, en las riberas del mar y en las cimas de montañas, las cavernas son testigos fieles de la existencia humana en la isla Hispaniola mucho antes de la presencia de los europeos, que comenzó el 12 de octubre de 1492.
No se tiene un inventario de la cantidad exacta de cavernas en el Este, pero muchas están atiborradas de estalactitas y estalagmitas con presencia de cemíes otras y con cementerios de piezas indígenas y pictografías en su interior, algunas.
Las que aguardan cerca del mar, en Los Haitises son abrigos cálcicos con artes rupestres que se han convertido en centro de peregrinaje al recibir visitas los 365 días del año.
Hay cavernas que reciben las visitas de turistas y excursionistas de universidades, escuelas y liceos de todo el país que buscan conocer sobre las pinturas antiguas o rupestres que se exhiben de manera uniforme desde hace más de cinco centurias.
Importantes ríos y riachuelos brotan de las entrañas de algunas estas grutas, que son reservorio en su mayoría de los murciélagos.
Las fosas cubiertas de rocas van describiendo a los visitantes estos lugares casi faraónicos, por la precisión en los trazos que van definiendo los animales, insectos, roedores que aparecen incrustados en sus paredes internas.
Más de 200 cavernas aguardan en montañas, llanuras y bosques de la región Este que hoy han convertido en atractiva la zona y en un punto estratégico para la explotación del ecoturismo y del turismo de aventura.
Unas con ríos subterráneos, otras cargadas de petroglifos escritos en paredes, con cemíes tallados en sus entradas e interiores, legados de nuestros antepasados, los taínos con los que expresaban su creencia, ideología y su cultura.
En sus galerías de exhibiciones naturales, en sus salas y paredes se apiñan estalagmitas y estalactitas, con bellas formaciones que obligan a hacerse fotos y filmes.
Las autoridades de Medio Ambiente no tienen un inventario preciso del número de grutas que puedan existir en las provincias Hato Mayor, San Pedro de Macoris, Monte Plata, El Seibo, La Romana e Higüey pero tours operadores estiman que superan las 300 y que son ricas en valores culturales ancestrales.
Solo en El Grumo, una montaña a tres kilómetros al oeste del distrito municipal de Pedro Sánchez, El Seibo se localizan 22 cavernas a una altura de 531 metros sobre el nivel del mar. Los socavones han sido bautizados con nombres folclóricos y de personajes conocidos en la zona por ser dueños de los fundos donde se avistan.
La Chiva, que debe su nombre, según la tradición a que un agricultor criaba animales y una chiva cayó por un hoyo en 1935; El Zumbido porque cuando se lanza una roca va resonando y cae al agua subterránea.
La Ondanada es un hoyo espiral y guarda una sala de más de 8 por 20 metros rectangulares; La Joya o Jengo tiene petroglifos de tres culturas diferentes, de Los Araguayos; Los Plátanos está ubicada en salas o galerías espaciosas.
Cavernas que hablan de la cultura taína
La Cueva Antonio cuenta con cuatro salones con una pequeña sala donde se aprecian estalactitas de gran tamaño, a las que hay que esquivar al caminar por entre ellas: Cueva de Tile con dos salas; Las Mellas, por ser descubiertas por una pareja de hermanas mellizas; Pamela, con cuatro espaciosa salas y donde las paredes parecen haber sido talladas o aplicado pañetes por su lozanía y suavidad.
El Majagual es un recodo donde una vez se cree operó un hechicero, que dejó cantimploras, lozas y otros trastes antiguos, que hoy son atractivos del lugar.
En Hato Mayor
Fun-Fun, Moñagoris y Doña Ana son las cavernas más destacadas y conocidas en Hato Mayor del Rey, aunque existen otras 24 con salas espaciosas en medio de pastizales, montañas y bosques del distrito municipal de Yerba Buena.
La de Fun-Fun, localizada a 22 kilómetros al oeste de Hato Mayor del Rey es la más visitada por turistas nacionales y extranjeros, ya que es una aventura caminar varios kilómetros bajo tierra y por la ribera del subterráneo río Almirante que atraviesa la caverna hasta su desembocadura en el río Casuí.
El aleteo y “funfuneo” de los murciélagos le dieron el nombre a la cueva Fun-Fun, el monumento natural más espectacular del turismo de aventura que tiene Hato Mayor, declarada mediante la Ley 77-02 como la primera provincia eco-turística de la República Dominicana.
Está consignada como uno de los mejores destinos de turismo de aventura de la República Dominicana, siendo elegida por la generalidad de las empresas dedicadas a organizar actividades de aventuras.
Las cabalgatas y descender a la gruta es lo más fascinante porque ya adentro quienes realizan el recorrido cambian de opinión al conocer de los chorros, charcos y cascadas entrelazadas en las rocas que existen en su interior.
Las cascadas subterráneas vienen dadas por lo accidentado del terreno, que se desprende de la zona de amortiguamiento de Los Haitises.
Hay galerías que tienen bancos de piedras, como si alguien lo hubiera tallado, que sirven para el descanso del visitante.
En algunos puntos de su interior se vive un verdadero “Cicloturismo”, por la llanura que se registra y que se articula con los cañones de agua en medio de las rocas.
La de Doña Ana, 12 kilómetros al norte de Hato Mayor, en la comunidad del mismo nombre, se localiza en la cima de una montaña y es donde nace el rio Cibao, rodeada de un frondoso bosque. Es centro de excursiones escolares y científicas.
En la comunidad de Moña Gorry en Yerba Buena también hay una caverna, donde el ojo humano se deleita con las escrituras rupestres y las espaciosas salas o galerías que aguarda.
Los Haitises
Los Haitises es poseedor de una gran riqueza biológica e hídrica, existen en sus bosques e islotes decenas de cavernas y riachuelos, con formaciones extravagantes, que atraen a los mortales, especialmente extranjeros, a conocer sus interiores y aprender de la cultura taína, explicada por los guías que magistralmente van describiendo cada detalle de lo exhibido en cada socavón.
San Gabriel, La Arena, Tiburón, Puerta del Cielo, La Lechuza, están entre las más famosas de Los Haitises, en la ruta del sendero bosque húmedo y Cueva de la Línea o el Templo por donde se puede acceder por un lado, caminar la espaciosa sala y abordar la embarcación por el otro lado.
Catedral de las cavernas
En los 1,600 kilómetros cuadrados de Los Haitises, la de San Gabriel se puede considerar como la “catedral”, entre las cavernas que existen en los innumerables mogotes o colinas con alturas que oscilan entre 40 y 350 metros de altura.
Con su rostro frente al mar, a orillas de la bahía de San Lorenzo esta gruta se ha convertido en temática, por la diversidad de arte rupestre, estalactitas y estalagmitas en su formación geológica en el área protegida.
En sus espaciosas galerías se aprecian un conjunto de artes rupestres, que la convierten en templo y universidad, donde los guías turísticos van dando cátedras de cada cosa encontrada en su interior.
Sus galerías o salones, como el propio mogote que la soporta es kárstico, de origen marino coralino, formado en el periodo terciario, hace alrededor de 50 millones de años. Desde las dos puertas de acceso se aprecian los extravagantes montículos o eminencias en la sub-bahía de San Lorenzo.
Fue utilizada por los aborígenes como viviendas o como centros ceremoniales, así lo legitiman los vestigios incrustados en pinturas y tallados de las paredes que no dejan mirar a otro lado, que no sea a las imágenes que muestran que allí vivían seres humanos con cierto conocimiento cultural.
Su piso es húmedo por el estiércol de murciélagos, pero este hueco bajo un mogote, nos dice que no hay otro lugar de su género, más atrayente en la zona.
Se localizan en su interior restos arqueológicos, fundamentalmente de crustáceos y moluscos marinos. En los estratos superiores de la caverna han aparecido también restos adscritos al periodo cerámico.
“Los tipos de cerámica son tanto ostionoides como chicoides, lo que confirma que las cavernas de la zona han sido lugar de habitación desde al menos tres mil años y se han visitado y utilizado con diferentes fines desde esta fecha hasta el presente”, explica Luis López Calcaño, guía turístico de Sabana de la Mar.
Diversas variedades de aves y peces, figuras humanas o deidades estilizadas, constituyen la médula central del conjunto pictórico de la caverna San Gabriel.
Boca de Tiburón
Es una singular y atractiva caverna, que su entrada se asemeja a la boca del pez de mar y que se ubica en medio de la ensenada de la bahía San Lorenzo, en Los Haitises.
Es la gruta que sirve de escenario obligado para la captura de fotos y videos que realizan turistas y excursionistas que visitan Los Haitises.
“Su formación es producto de los desprendimientos que durante centurias se producen por los movimientos telúricos en la costa”, explica Luis Carlos López Calcaño.
Las formaciones al interior de la caverna son caprichosas, ya que al mirar hacia arriba se ven estalactitas, que en su atractiva formación se asemejan a los dientes del pez que honra su nombre.
El vuelo de aves acuáticas y exóticas sobre los árboles del cayo, donde está Boca de Tiburón es otro espectáculo que engalana la ensenada.
El salón abierto al mar, es centro de acopio de pescadores que pernoctan durante la noche y que en el día guardan equipos y neveras, donde almacenan los peces capturados.
Lo de tiburón no solo es por la boca suspendida a más de 15 metros de altura, sino además porque la zona es tálamo del inquieto pez.
Azul y Tuningo
La naturaleza sorprende a cada paso que se da en los bosques y potreros de la comunidad de Tuningo, en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Los Haitises, que posee hermosos atractivos, dignos de reconocimientos por su interés histórico y cultural.
Aquí, frente a la comunidad integrada de unas 55 familias, existen dos cavernas con estalactitas y estalagmitas, así como cemíes y petroglifos de la cultura indígena.
La Tuningo es una caverna con cuatro entradas de 1, 2, 3 y 6 metros de ancho, respectivamente. Dos galerías o salones donde exhiben estalactitas, que parecen capiteles tallados. Es rica en estalactitas y estalagmitas y su interior recibe rayos del sol por las cuatro entradas, permitiendo que se observen algunas matitas de helecho silvestre.
Cueva Azul posee cuatro salas y cruza la montaña de un extremo a otro y en su interior hay petroglifos y estatuillas indígenas talladas en piedra. Es más espaciosa que La Tuningo.
Los pisos de ambas grutas son resbaladizos, debido a que están compuestos de excrementos de murciélagos, que abundan por millares en la zona. Son cavernas, que forman parte de los atractivos del turismo de montaña y aventura de Hato Mayor.
Las Maravillas
A una profundidad de 25 metros bajo tierra, posee alrededor de 800 metros de extensión de los cuales se recorren 240 metros.
Las experiencias turísticas son muy educacionales y se aprecian en su interior alrededor de 500 pinturas en las paredes y grabados donde predominan el color negro y el rojo, hechas por los taínos, antiguos habitantes de la Hispaniola.
En Ramón Santana, se localiza la Cueva del Indio, en medio de una sabana, donde también hay arte rupestre y un santuario de murciélagos.
Por la diversidad de cavernas y recursos hídricos que guardan estas, el Ministerio de Turismo debe asignar en el Este, “La Ruta de las Cuevas”, que permitirá a nativos y extranjeros conozcan los invaluables aportes que estos recursos naturales dan a la vida en sentido general.