Seguimos ofreciendo íntegro, capítulo por capítulo, mi libro “VIDA Y ABORTO
CAPITULO XVII
Vida y aborto: razones de la iglesia, la medicina, la ética y las leyes
El acto académico celebrado en la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA) el 25 de octubre de 2007, demuestra que las razones claves de defensa de la vida no son de corte religioso, sino de otro orden: médico, ético y jurídico. Acontece, sin embargo, que las instituciones religiosas toman muy en serio la vida y dichas razones y por ello se tornan adalides de su defensa. Sus razones más firmes, curiosamente, no son religiosas.
El acto académico aludido fue organizado y animado por el grupo “Concientización jurídica”, formado por estudiantes de término de la Facultad de Derecho de UTESA, asesorados por su profesora de “práctica forense”, licenciada Josefina Lara (Fifi).
Quisiera ofrecer ahora un resumen de los expositores en esta conferencia universitaria, que fue titulada, precisamente, “La defensa de la vida y despenalización del aborto”.
1. Las razones de la iglesia
La primera exposición la tuvo un servidor. En ella recogí, de manera resumida, los contenidos de la última Nota de la Conferencia del Episcopado Dominicano titulada “En defensa de la vida”. Dividí dicho contenido en dos partes, de la manera siguiente:
a) Las tres fundamentaciones claves de la iglesia:
1. “El fundamento primero de nuestra defensa de la vida desde el momento de la concepción de un niño es médico-científico”.
2. “A la fundamentación médico-científico, se añade un fundamento ético-moral”.
3. “Al dato científico y ético unimos el constitucional”.
b) Siete afirmaciones más:
A estas tres fundamentaciones claves, se agregan siete afirmaciones más:
1. La iglesia llama la atención sobre las presiones que ejercen organismos internacionales sobre todos los países, especialmente los más pobres, para que despenalicen el aborto.
2. La iglesia deja, prácticamente de lado, la fundamentación religiosa e insiste sobre todo en las tres fundamentaciones: médico-científico, ético-moral y constitucional-jurídico. Así llama a todos a defender la vida.
3. La iglesia afirma que es necesario buscar solución a los problemas humanos y sociales de la mujer de hoy, y afirma, también, que la solución no es el aborto, sino que existen otros muchos tipos de soluciones.
4. La iglesia recuerda que “lo legal no suplanta lo moral, ni mucho menos logra suprimir el sentimiento físico y psicológico ni el sentimiento de culpabilidad de quien aborta o colabora, aun cuando sea en casos especiales”.
5. Reconoce que ella no es la única defensora de la vida humana, sino que existen otros muchos defensores, entre ellos hermanos de denominaciones cristianas y otros muchos hombres y mujeres de buena voluntad. Así invita a hacer causa común de defensa y protección del valor supremo de cada vida humana.
6. También recuerda que a lo largo de la historia la defensa de la vida y de los derechos humanos ha sido su postura continua, como lo hiciera fray Antón de Montesinos en 1511 frente a los españoles defendiendo a los indios taínos e hicieron los obispos en 1960 frente a la dictadura trujillista, defendiendo sobre todo la vida de los jóvenes. Ahora defiende a niños no nacidos.
7. Afirma, finalmente, que “la defensa de la vida humana es un imperativo ético que hunde sus raíces en el ser humano mismo, que no puede ni debe ser manipulado por ningún poder, ni por ninguna legislación que condena a muerte a un ser humano absolutamente indefenso”.
A mi exposición, siguieron las de un médico, una biotecista y un jurista, que se refirieron desde sus especialidades solamente a cada una de las tres fundamentaciones claves de la iglesia.
2. Fundamentación médico-científico: Doctor Enrique Cantizano
Como médico, el doctor Enrique Cantizano afirmó, sin ambages ni ambigüedades, que hay vida humana, dato demostrado ampliamente por la ciencia, desde el mismo momento en que se unen el óvulo y el espermatozoide, desde el cigoto; es una realidad desarrollada y crecida en un feto de 14 semanas, de nueve meses, de un año, de doce años o ya adulto está completa en esa diminuta célula. Lo que sigue a ella es el desarrollo gradual de la misma. Recordó, con el abogado Tertuliano, que “ya está allí el hombre que será”.
Las imágenes que ofreció, con la tecnología actual de1 “powerpoint’, y las citas de investigadores y médicos, avalaban con creces sus afirmaciones.
Dejó, asimismo, en manos de los estudiantes, dos documentos en los que se consignan las siguientes afirmaciones:
“Hay evidencia científica irrefutable de que la vida humana comienza en el momento mismo de la concepción”. Así “cada individuo tiene un principio muy preciso: el momento de la concepción”.
“Un embrión tiene naturaleza humana desde el mismo comienzo y no debe ser tratado solo como materia”.
“El respeto que se le debe a cada persona no solamente es porque es humana desde el momento de la concepción, sino también única”.
“También hay evidencias científicas del dolor que sufre el feto al ser deliberadamente abortado”.
“Cuando se producen los abortos, los niños no nacidos que están siendo destruidos frecuentemente sienten un dolor intolerable”, “un dolor que es prolongado y desesperado”.
3. Fundamentación bioética: Dra Togarma Rodríguez.
La doctora Rodríguez, después de definir la moral y la ética, acentuó la vida como el valor supremo de la existencia, la cual merece todo respeto.
Precisamente, la moral y la ética tratan sobre lo que es bueno y lo que es malo, sobre la beneficencia y la maleficencia.
Es indiscutible que la vida es defendida y valorada por todos. De ahí que todo lo que favorezca la vida y su defensa es bueno, es beneficencia; y todo lo que daña la vida es malo, es maleficencia.
Tanto los individuos como el Estado tienen, por lo tanto, el deber de hacer bien y no mal a la vida.
La ley universal “no matarás” recoge estos principios de defensa y protección de la vida.
Las ciencias éticas, pues, reafirman el derecho de la vida sobre cualquier otro derecho y el deber de defenderla es superior a cualquier otro deber.
4. La fundamentación jurídica: Dr. Pedro Domínguez Brito.
El dr. Domínguez Brito empezó su exposición citando la constitución de la República Dominicana en su artículo 8 numeral 1, que textualmente dice así:
“La inviolabilidad de la vida. En consecuencia no podrá establecerse, pronunciarse ni aplicarse en ningún caso la pena de muerte, ni las torturas, ni ninguna otra pena o procedimiento vejatorio o que implique la pérdida o la disminución de la integridad física o de la salud del individuo”.
Al comentario, recalcó que el aborto es “pena de muerte”, que se inflige al no nacido y, al mismo tiempo, es “tortura”, ya que en el aborto el feto es sometido a una verdadera tortura, ya que se sabe que tiene intolerables sufrimientos. Ambos hechos van directamente, en contra de la constitución.
Luego citó tres acuerdos internacionales, obligantes como la constitución, de los cuales la República Dominicana es signataria y en los que se consagra el mismo principio constitucional: la inviolabilidad de la vida Estos son: La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, Bogotá, 1948; La Declaración Universal de los Derechos del Hombre, Naciones Unidas, 1948; y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, San José de Costa Rica, 1969.
Finalmente ofreció el siguiente dato: al devolver el texto del Código Penal, aprobado ya en el Congreso, el Presidente de la República no objetó los artículos referentes al aborto, sino solo estos tres: a) que se incluyera como crimen de lesa humanidad no solo el genocidio, sino también los crímenes de guerra; b) que se revisaran ciertas contradicciones entre el Código penal con la ley 2497 sobre violencia de género y doméstica; y c) el que no se sancionaban algunos aspectos del Código de niños, niñas y adolescentes.
Como jurista el Dr. Domínguez Brito afirmó que este hecho le extrañaba en gran manera y se preguntaba: ¿Por qué la legislación sobre el aborto, que ya estaba aprobada, vuelve sobre el tapete y se le da de nuevo tanta publicidad y no precisamente a las tres observaciones hechas por el Presidente de la República?
Certifico que la Iglesia en su defensa de la vida desde el mismo momento de la concepción se fundamenta más en razones médico-científicas, ético—morales y constitucionales-jurídicas, que en razones religiosas; y que es ligero y superficial, con sabor a manipulación, el repetir el “cliché” de que la Iglesia se opone a la despenalización del aborto “por creencias religiosas”.
CERTIFICO que estoy transcribiendo completo literalmente mi libro VIDA Y ABORTO, capítulo tras capítulo.
DOY FE en Santiago de los Caballeros a los veintidós (22) días del mes de octubre del año del Señor dos mil dieciocho (2018).