Un camino angosto, rodeado de hierba, plagado de hoyos y piedras, da acceso a las ruinas de lo que fuera el majestuoso Ingenio Nigua, una construcción colonial que en su época procesaba en sus 12 calderas la caña para convertirla en azúcar. Las instalaciones fueron remodeladas en el año 1979. De las 12 calderas que poseía, seis fueron remozadas, las otras seis fueron dejadas intactas para que los visitantes las puedan conocer en su forma original. En el espacio que ocupa, se puede apreciar la casa de Pulga, parcialmente remodelada. En la parte trasera quedan restos del trapiche donde los bueyes molían la caña. En la casa principal aún quedan los cimientos de los pisos.
Inocencio Lora, conocido como Chencho, durante 27 años se desempeñó como supervisor de estas instalaciones. Cuenta que sufrió una lesión en la columna vertebral, debido a esto fue pensionado, pero nunca ha perdido contacto con la entidad y siempre acude a la zona para colaborar en lo que se presente. “Yo vivo cerca de aquí y siempre visito el lugar. Las brigadas siempre están limpiando y acondicionando las áreas verdes”.
Lora explica con pesar que el área que contiene los restos de la fábrica, se utilizaba para realizar, en octubre de cada año la denominada “Fiesta del Cimarronaje” un evento que se hacía para conmemorar a los que una vez fueron esclavos pero consiguieron su libertad a través de la rebelión, pero hace más de siete años que no se realiza.
Dejar de realizar esta actividad le ha restado esplendor y cada día se aventuran menos personas a visitar sus instalaciones.
A pesar de esto, el lugar es visitado por congregaciones religiosas, escuelas de diferentes puntos del país, pero de manera muy esporádica. Una de las razones es que solo hay seguridad cuando se realizan actividades. El lugar es solitario, lo que ahuyenta a los visitantes.
El ingenio Boca de Nigua es una infraestructura colonial que se construyó a mediados del 1600 para el procesamiento de azúcar, donde predominaba la utilización de mano de obra esclava.
Por la severidad de los trabajos y el alto nivel de explotación, los esclavos que eran asignados a este ingenio, no pasaban de siete años de labor.
Solo queda el recuerdo
Las ruinas forman parte de un conjunto de obras coloniales, entre las que se encuentran Las Ruinas del ingenio Diego Caballero, y la Iglesia San Gregorio. Esta edificación, propiedad del duque de Aranda, es una construcción que data del siglo XVI y forma parte esencial de los primeros ingenios coloniales de América, época en que la isla estaba bajo el dominio español.
El antiguo ingenio de Boca de Nigua fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas (Unesco) como Patrimonio Cultural de la Humanidad, dentro del proyecto “Los primeros ingenios coloniales azucareros de América”, en el año 2005, en la actualidad solo se ven sus escombros y piedras. Poco queda del lugar donde se protagonizó la histórica rebelión de los negros esclavos contra los españoles, en el año 1796.
El histórico ingenio está localizado en el municipio San Gregorio de Nigua, provincia San Cristóbal, rodeado, al este por el arroyo Agua Dulce y las secciones Ingenio Nuevo y Sainaguá,al norte por el Arroyo Seco y la sección Hatillo y al sur por el mar Caribe.
En el lugar se celebraba, de manera religiosa, el “Festival de Cimarronaje”, el 30 de octubre de cada año hasta el 2010, cuando dejaron de realizarlo.
La soledad y el silencio son los únicos anfitriones, ellos dan la bienvenida y acompañan al visitante en todo el breve recorrido. La zona es boscosa y fresca y a juzgar por las condiciones de la grama, las brigadas de limpieza y acondicionamiento cumplen con su tarea.
Junto con el ingenio de Diego Caballero, ingenio de Engombe, ingenio de Palavé, ingenio Nuestra Señora de Monte Alegre o La Duquesa e ingenio de Sanate, fue nominado por el Ministerio de Cultura ante la Unesco como patrimonio mundial dentro del proyecto Los primeros ingenios coloniales azucareros de América.
Locación para videos
Don Chencho recuerda que Sergio Vargas eligió estas instalaciones para grabar los videos “Mala Memoria” y “Bamboleo”, así como diferentes empresas han filmado sus comerciales en el lugar. “Lo que más ha contribuido a alejar a la gente es la soledad y que antes desde el 29 y hasta el 31 de octubre se celebraban las patronales”.
Afirma que antes el lugar contaba con varios reflectores que iluminaban la estructura y que imprimía un poco de seguridad a las instalaciones y la gente se sentía segura en la zona.
La comunidad aspira a que el Ministerio de Turismo se haga cargo de las ruinas para que le de promoción, se instale seguridad permanente y se designe un guía que ofrezca las explicaciones sobre la historia del lugar. “Aspiramos a que se convierta en un punto visitado por los turistas”, dijo Mariana Peña, residente en las cercanías.
Un esfuerzo que debe continuar
En el año 1979 se iniciaron los trabajos de remodelación y concluyeron en el año 1981. José Ramón Báez López fue el ingeniero autorizado para rescatar la obra. Esos trabajos estuvieron a cargo de Patrimonio Cultural y la Comisión Rectora de Monumentos, entidades que tenían a su cargo los monumentos. Es en el año 2000 cuando pasan al Ministerio de Cultura. Lora aboga porque el lugar reciba el cuidado y las atenciones que merece y lamenta que desde el último Gobierno de Joaquín Balaguer no se le brinda la importancia que tiene este monumento.
Festejo
Las instalaciones eran utilizadas para realizar, en octubre de cada año, la denominada “Fiesta del Cimarronaje”.