Existe una amplia variedad de especies arbóreas nativas en los diferentes parques de la ciudad capital
Los extensos pulmones verdes que posee el Gran Santo Domingo, además de garantizar el balance ambiental en esta metrópoli, son el hogar de miles de especies arbóreas y nativas, que contribuyen al mejoramiento de la calidad de vida de los capitalinos, ya que aportan beneficios ambientales, económicos, y sociales.
Uno de los puntos con mayor cantidad de plantas es, naturalmente, el Jardín Botánico Nacional Dr. Rafael María Moscoso. Este espacio, de dos millones de metros cuadrados, posee plantas emblemáticas del país como la rosa de Bayahíbe o Pereskia Quisqueyana, la palma, y la cañuela; una rara orquídea antillana. Asimismo, tiene exóticas, tales como la Javilla extranjera, el Bonete de arzobispo Planta y el Pino australiano. En el 2018, las áreas de Vivero, Plantas Acuáticas, Orquideario, Cactáceas, Helechos y Bromelias del Botánico reprodujeron un total de 116,527 plantas de diversas especies para diferentes fines, de las cuales fueron entregadas 16,274 plantas por donación.
Entre los más destacados está el pino criollo, el aceituno, la sabina, el Guanito de paya, el Ébano Verde, el Cagüey, entre otros, “que representan parte de la riqueza y biodiversidad de la flora nativa”, destaca el director del Botánico, Ricardo García.
Una de las áreas más importantes de todo el Jardín es el Herbario Nacional, que fue fundado en el 1972, por el botánico francés Dr. Henri Alain Liogier, aunque su apertura formal se produjo cuatro años después. Cuenta con más de 120 mil especímenes de la flora dominicana, resultado de exploraciones y herborizaciones que realizan los investigadores del Jardín Botánico, sus colaboradores nacionales y extranjeros, según informa la entidad. Este espacio se encuentra al servicio de aquellos ciudadanos, clientes y científicos que requieran conocer algún detalle de la flora criolla.
Mirador del Sur
También está el Parque Mirador del Sur, cuyo origen se remonta al 1970. Para proveer de más plantas a este entorno ajardinado se creó la Dirección de Ornato que disponía de dos grandes viveros, donde, de acuerdo con registros históricos, se producían fundamentalmente caoba, palma real, casuarina y javilla extranjera.
La vegetación original del parque, según registra la Alcaldía del Distrito Nacional, es el bosque costero sobre roca caliza, un tipo de roca muy porosa. Árboles comunes de este tipo de bosque son la uva de sierra, las cayas, el almácigo, el arrayán y el guayacán, entre otras. Además, se pueden encontrar las especies típicas de los alrededores de la ciudad, como el roble, la guásuma, la ceiba o la palma endémica de esta área, y el corozo.
Cuando fue inaugurado, uno de sus creadores, el arquitecto Manuel Valverde Podestá, afirmó en su discurso que había diseñado, junto al también arquitecto Eugenio Pérez Montás, “una estructura privilegiada en América”.
Y no es para menos, porque como dice la directora del Mirador Sur, Belinda Mastrolilli, “este espacio natural conjuga una diversidad de plantas que son características de nuestra esencia dominicana, pero también exóticas. Posee una diversidad elevada de especies de alto valor ecológico, la mayoría poco conocidas, entre ellas especies endémicas, singulares y amenazadas”. El Parque es administrado por la Alcaldía, que desarrolla en el mismo varios proyectos con el fin de preservar estas especies florísticas.
En el estudio “Árboles de Santo Domingo”, Yolanda León, del Laboratorio de Percepción Remota del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), dice que “el conjunto de árboles de una ciudad o arbolado urbano se ha convertido en un importantísimo instrumento para lograr el desarrollo sostenible y el bienestar de las ciudades. Cada vez más, las municipalidades de todo el mundo se interesan en crear y mantener un arbolado adecuado y saludable, que además de aportar beneficios, no presente riesgo a la ciudadanía ni las infraestructuras”.
Zoológico Nacional
Igualmente, el Parque Zoológico Nacional Arquitecto Manuel Valverde Podestá (ZOODOM), que tiene un área física de 1,250,000 metros cuadrados con 8 kilómetros de carreteras, es otro de los pulmones más importantes de la zona urbana. Este espacio, además de servir de refugio para varias especies de animales silvestres, tanto nativos como migratorios, posee una flora bastante rica.
De acuerdo con cifras de la institución, tiene alrededor de 22 especies de árboles, 22 de arbustos, 19 plantas trepadoras y 19 hierbas. Todo este conjunto de elementos favorece de manera adecuada los diferentes hábitats para la conservación de especies amenazadas que viven de manera silvestre en las áreas del ZOODOM.
“Aunque su principal función es preservar la biodiversidad de la fauna, el Zoológico es también uno de los lugares donde las plantas tienen un espacio preponderante. Debido a que junto a los animales, crean un balance ecológico que pocos espacios similares pueden ostentar en el país”, considera el ambientalista Heriberto Pereira Pereira.
Mirador del Norte
Ubicado entre las avenidas Hermanas Mirabal y Jacobo Majluta, el Parque Mirador del Norte es otra de las áreas verdes más importantes del Gran Santo Domingo. Esta localizada justo en el centro del Cinturón Verde y consta de una extensión de terreno de más de cuatro millones de metros cuadrados, parte de los cuales acogen una zona de vegetación primaria y bancos genéticos propicios para el estudio e interés científico.
“Este es el parque verde más grande que tiene la capital. Alberga una variedad muy rica de plantas. Varios estudios han determinado que el 72% del parque tiene una cubierta boscosa, y más del 80% de las aves de Santo Domingo habitan allí”, expresa Pereira Pereira.
De acuerdo con registros del Parque, algunas de las especies que acoge son mara, campeche, flamboyán, caoba, roble, jabilla criolla, palma, samán, guácima, grigri, amapola, níspero, mango, caracolí, y guanábana. También es hogar de coco, buempán, acacia, cañafístula, bambú, gina, caimoní, penda, almácigo, lino criollo, palma cana, anacahuita, entre otras.
De acuerdo con el arquitecto Constantinos Saliaris, profesor de Paisajismo en las Escuelas de Diseño y Arquitectura de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), “hablar sobre la flora en los parques de la ciudad de Santo Domingo implica el entender que cada uno de ellos tiene una estructura particular. En sentido general pudiera decirse que los parques han aprovechado la flora original de los territorios en los cuales se desarrollaron y se aprovecharon los árboles de mayor porte, para definir en torno a ellos las líneas de diseño empleadas”.
Considera que “estos árboles se encuentran en los parques en los lugares recomendados para que estos se desarrollen y contribuyan con su fronda al intercambio de producción de oxígeno y absorción del CO2 en la atmósfera. Presentan además ventajas extraordinarias en cuanto a su capacidad de disminución del calor en el lugar, que está afectando zonas amplias de nuestra ciudad de Santo Domingo, mitigando con su presencia las temperaturas al disipar y absorber parte del calor que impactaría sobre el suelo”.
Además, con su sistema radicular, dice Saliaris, aseguran el suelo y retienen humedad necesaria para la conservación de las condiciones ambientales de la urbe”.
Cinturón Verde, el gran pulmón
De acuerdo con Yolanda León, de INTEC, un paso de suma importancia hacia la sostenibilidad ambiental de la capital fue la creación del Cinturón Verde a través del Decreto Presidencial No. 183 del 1993. El área, originalmente de alrededor de 130 kilómetros, pasa desde el Río Haina por el Río Isabela y Río Ozama hasta llegar al Litoral entre el kilómetro 15.6 y 16.6 de la Autopista Duarte. “Este área, con su sistema de cursos de agua, humedales, manantiales y lagunas, conserva todavía ecosistemas de valor inestimable, indispensables para la preservación de la biodiversidad y para la salvaguardia de nuestros recursos hídricos”, registra el estudio de Intec, que destaca que algunas de las especies arbóreas nativas que alberga este gran pulmón son álamo, laurel, cabrita, naranjo, amapola, pino australiano, roble, palma real, palma manila, pata de vaca, caoba, almácigo, mara, avellano o capacito, caimito cimarrón, friojlito, mangle botón, péndula, entre otras. Este es el hábitat más amplio de la flora en el casco urbano, que desafortunadamente se ve amenazada por construcciones y asentamientos humanos hoy en día”, lamentó Eugenio Pereira Pereira, ambientalista.
Mejorías
Cada vez más, las municipalidades de todo el mundo se interesan en crear y mantener un arbolado adecuado y saludable”.
Peculiaridad
Hablar sobre la flora en los parques de la ciudad de Santo Domingo implica el entender que cada uno de ellos tiene una estructura particular”.
Impacto
El conjunto de árboles de una ciudad o arbolado urbano se ha convertido en un importantísimo instrumento para lograr el desarrollo sostenible”.