El que lee es razonable, civilizado, respetuoso, trabajador, eficaz y pacífico…

Una de las grandes ideas que ha lanzado este Gobierno ha sido el anunciado, recientemente, por la vicepresidente Raquel Peña: “Las Fiestas de la Lectura” que obligatoriamente nos lleva a pensar en aquel libro de Hemingway “París es una fiesta” escrito a su paso por lo que en aquel momento se consideraba “Capital Mundial del Arte”, cosa que New York, a pesar del logo “I ♥ NY” de Milton Glaser, no logró, por culpa del “dichoso” comercio que convierte todo en mercancía, incluso a la gente.

Ese libro que muchos dicen que es una autobiografía, no es más que una reflexión sobre la vida en París y su bohemia de macho borracho alegre y mujeriego.

Gertrude Stein, que tenía una librería y que juraba no volver a su país (EE.UU.), le decía a Hemingway que la juventud, que pululaba París en esos años 20, era una “generation perdue” por el tiempo perdido en la Guerra (la Primera), sus secuelas, y la falta de interés por la lectura, que ni Marcel Proust la salvaba.

La lectura, los libros, siempre ha sido el eje central, el motor del avance civilizado, del progreso de los pueblos, salvo, precisamente, cuando se interpuso la violencia que es cavernaria, las guerras, la dominación forzada, como lo fue la llegada de Colón, la conquista del Oeste de los Estados Unidos y otras expansiones imperiales por pura ambición.

¿Pero qué fue lo que le pasó a la sociedad moderna que se alejó de la lectura? En los años 50, 60 y 70 hubo un auge de publicaciones ilustradas que fueron un atractivo para niños, niñas, jóvenes: el comic, muñequito o paquito. Considerados por muchos, al igual que las novelitas de vaqueros de Stefanía y las de melcocha de Corín Tellado, como una perdedera de tiempo, una lectura vacía y alienante, que era cierto. Sin embargo, la lectura, era lectura. Era muy difícil encontrar errores ortográficos, por un lado y por el otro, con toda la carga de fantasía las historias tocaban temas de héroes fantásticos que luchaban contra el mal, contra el villano, contra el bandido, contra el ladrón. Y quizás, ahora que lo pienso, sin medirlo, muchos de aquellos “militantes de izquierda” se inspiraron en esos héroes que se les instalaron en el subconsciente para combatir tiranías, falsas democracias, políticos corruptos y denunciar funcionaritos insignificantes que se creen dioses cuando tienen un carguito y contribuyen a la destrucción de cualquier país.

La característica principal del que leía, era tener más conocimientos que el que no lo hacía.

El que lee es razonable, civilizado, respetuoso, trabajador, eficaz, pacífico en la mayoría de los casos. El que no lee es mal estudiante, haragán, vago, mañoso, tramposo, y de adulto, se suma a ese ejército de botellas sin que le tiemble el pulso a la hora de cobrar un dinero que no se ha ganado.

En la historia de la pintura muchos artistas se inspiraron en una lectora, para recrear sus obras: Jean Honoré Fragonard, en la National Gallery of Washington, nos presenta una joven en la tranquilidad de su entorno, serena, sin preocuparse, en paz, atenta a la lectura. Mary Cassat pintó en 1877, una lectora concentrada como se puede apreciar en el Crystal Bridge Museum de Arkansas. Picasso realizó varias obras con el mismo tema.

¿Qué pintor no se motivó a crear una obra con el tema de los libros? En la National Gallery of London podemos apreciar a La Magdalena leyendo, un cuadro de Roger Van der Weyden. La lista es larga, Manet, Van Gogh, Matisse, Nikolai Bogdanov, Zbigniew Pronaszko, George de la Tour, Guy Rose, Goya, Isaac Israels, Alexandr Deineka, Steuben, Richard Miller…

Estoy convencido que de implementarse este proyecto de doña Raquel, la sociedad dominicana va a subir muchos peldaños, culturalmente.

Nosotros, desde el Centro Cultural & Museo Horacio Vásquez estamos a la entera disposición de apoyarla. De hecho ya hemos trabajado en talleres de lectura y hemos iniciado, con gran esfuerzo y a “mano pelá”, el rescate de la Biblioteca Tomás Hernández Franco aquí en Tamboril, cuyo salón tiene capacidad para 250 personas sentadas. Queremos formar un gran equipo con la Alcaldía y con el Distrito Escolar para desarrollar un plan que vaya en la línea con lo planteado por la vicepresidente.

La Biblioteca Tomás Hernández Franco cuenta con una cantidad modesta de obras por lo que queremos enriquecerla con donaciones. Ella es parte del triángulo de la huella del expresidente Horacio Vásquez puesto que fue construida siendo él el responsable del tramo del tren que le faltó a Lilís (Santiago-Moca), la Parroquia San Rafael, donde reposan sus restos y la Casona, hoy museo, donde vivió. Es un pueblito que no tiene desempleo (tiene una zona franca y más de 80 fábricas de cigarro), con un índice de delincuencia casi 0%, solo necesitamos un empujoncito para librarnos de la mala educación de la bulla, la basura en el río y otros comportamientos que solo se sanan con libros.

Cito algunas personalidades que se pronunciaron a favor de la lectura que nos dan la razón con lo expresado anteriormente:

Zbigniew Pronaszko, Picasso.
  • “La lectura es de gran utilidad cuando se medita lo que se lee”. Nicolás Malebranche.
    •“La lectura es la inteligencia lo que el ejercicio es al cuerpo”. Richard Steele.
  • “Ser culto (que lee) para ser libre”. José Martí.
  • “El que no lee, no tiene derecho a la palabra”. Mao Tse-Tung.
  • “Cuando menos se lee, más daño hace lo que se lee”. Unamuno.
  • “Adquirir el hábito de la lectura es construirse un refugio contra casi todas las miserias de la vida”. William Maugham.
  • “Lee y conducirás, no leas y serás conducido”. Santa Teresa de Jesús.
  • “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”. Borges.
    La propuesta de doña Raquel Peña tiene todo el sentido y más al venir de alguien que salió de un espacio como es la PUCMM por donde pasaron tantos profesores que nos convencieron de que la lectura es el mayor tesoro que tiene el ser humano. La única riqueza, digo yo, que tiene un pobre, son sus lecturas por encima de herencias y títulos. l

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