Desde hace 27 años, este museo exhibe colecciones permanentes y exposiciones transitorias de importantes pintores registrados en la historia del mundo de las artes
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, ubicado en el Paseo del Padro, Madrid, alberga una de las colecciones de pintura más importantes reunidas en el siglo XX: “Carmen Thyssen-Bornemisza”.
Van Eyck, Ghirlandaio, Durero, Tiziano, El Greco, Caravaggio, Rubens, Rembrandt, Canaletto, Friedrich, Monet, Renoir, Degas, Morisot, Cézanne, Van Gogh, Picasso, Kandinsky, O’Keeffe, Dalí, Hopper, Rothko… son sólo algunos de los nombres que encabezan la enorme lista de grandes maestros que componen la muestra, fruto de la labor realizada por la familia Thyssen-Bornemisza.
Como si se tratara de un libro de texto, la colección incluye obras de todos los movimientos artísticos del arte occidental desde el siglo XIII al XX, poniendo en evidencia el buen gusto de Carmen, Heinrich (esposo) y Hans Thyssen-Bornemisza (hijo).
“Carmen Thyssen-Bonemisza empezó a coleccionar obras de arte en 1987. Su importante contribución a la gestación del museo y su creciente interés por el coleccionismo propició que, en 1993, su marido, Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, le otorgase en herencia un importante grupo de pinturas que constituyen el núcleo de la colección de la casa de arte”, expresó Ana Moreno, guía del museo.
En los años siguientes, el museo continuó adquiriendo piezas de grandes maestros como Simone Martini, Canaletto, Guardi, Corot, Van Gogh, Braque, Nolde o Delaunay, puntualizó Moreno.
La muestra permanente que alberga las salas, se distribuye en tres plantas, con un recorrido sugerido que se inicia en el segundo piso con la Pintura Antigua.En este piso se aprecia la exposición los “Primitivos italianos”, para continuar con manifestaciones del Renacimiento y del Barroco. En el itinerario se han incluido dos salas monográficas dedicadas, una al retrato en el Renacimiento, el género mejor representado en el museo, y la otra, a las vistas de ciudades del siglo XVIII.
En el Museo Thyssen-Bornemisza hay mucho que contemplar, por lo que dos horas nunca serán suficientes para apreciar el arte y la historia allí depositados. Los amantes de las pinturas y las fotografías exploran las piezas y detrás de ellas a sus protagonistas. Cada pasillo atrapa al expectador con sus obras y las historias que se esconden con ella. Algo también cierto, es que cuando un visitante entra al museo siempre tendrá algo nuevo que ver: exposiciones temporales, programas didácticos y diferentes actividades culturales y comerciales.
“La familia Thyssen, que eran grandes aficionados al arte, en los años 20 comenzaron a adquirir gran cantidad de obras, pero fue Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza el que mantuvo el interés coleccionista de la familia”, manifestó la guía del museo Ana Moreno.
Indudablemente, la colección impresiona y sorprende a los visitantes del museo, quienes pueden disfrutar de importantes pinturas del mundo del arte, desde la pintura del siglo XIII hasta las últimas décadas del siglo XX.
Entre las obras que se alojan en esta casa de las artes, están las siguientes:
Arlequín con espejo (1923). Pablo Picasso
Concebido inicialmente como un autorretrato, el “Arlequín con espejo”, combina personajes del mundo del arte y la comedia, con lo que Picasso se sintió identificado. Arlequín, con su sombrero de dos picos, un acróbata por su vestimenta y Pierrot por su rostro que, convertido en una máscara, camufla la identidad del artista. Otras obras del artista son el “Hombre con clarinete (1911-1912)”, “Los segadores (1907)”, “La comida frugal (1904)” y “Desnudo con paños (1907)”.
La Virgen y el Niño (1290). Maestro de la Magdalena
De acuerdo a su descripción, ésta es una de las pinturas del museo que conserva su marco original, que, en este caso, va estucado y decorado. Guarda una similitud estilística con los utilizados por Cimabue y Giotto para sus Madonnas (una representación de María). Esta imagen con una virgen y un niño es la pintura más antigua del Museo Thyssen-Bornemisza. Su atribución al Maestro de la Magdalena se debe a los estudios hechos por Evelyn Sandbeg-Vavalà y Gertrude Coor-Achenbach.
El Descendimiento (1300-1305). Maestro de Forlí
Esta obra ingresó en la colección “Thyssen-Bornemisza” antes de 1930 y estuvo atribuida en los antiguos catálogos, hasta 1981 y con reservas, a Pietro Cavallini (c. 1250-c. 1330), atribución cuyo origen se desconoce. Sin embargo, ya en 1927, el historiador Pietro Toesca exponía su disconformidad con la autoría en una carta conservada en los archivos del museo y dirigida a Julius Böhler, marchante (que comercializa artes) en cuya galería se encontraba la pintura.
Retrato de George Dyer en un espejo (1968). Francis Bacon
En este retrato está George Dyer sentado en una silla giratoria frente a un espejo colocado sobre un extraño mueble con base. El cuerpo distorsionado y la cara retorcida por un espasmo, está agudizada por un halo de luz circular que proviene de un foco situado fuera del cuadro.
El deshielo en Vétheuil (1880). Claude Monet
Esta obra pertenece a una serie que pintó Claude Monet sobre el momento del deshielo del río Sena tras las grandes heladas del invierno de 1879. El artista, que siempre manifestó un vivo interés por la representación efímera y cambiante del agua, se proponía captar el momento en que el hielo se quebraba en pedazos y la corriente lo arrastraba río abajo.
Les Vessenots (1890). Van Gogh
En el paisaje de “Les Vessenots”, a las afueras de Auvers, Francia, Van Gogh representa una composición de horizonte elevado, en la que se agrupan una serie de viejas casas junto a unos extensos campos de trigo y algunos árboles. La paleta reducida, de luminosos verdes y amarillos, y las pinceladas agitadas y nerviosas, que siguen un ritmo ondulante y repetitivo, son propias del período final del pintor.