Por Joaquín Monge
Doctorando Universidad Pablo de Olavide. Sevilla (España)
En un mundo actual meritocrático, individualista y escaso en valores humanos, al que se puede sumar la falta de referentes y líderes que transformen la sociedad desde el ámbito académico de las ciencias humanas, el historiador estadounidense de la Universidad de Pittsburgh, Markus Rediker, (1951), se nos presenta como un referente de lo que a mi modo de ver debe ser un investigador del pasado. Sus trabajos se han convertido en un referente ineludible en los estudios sociales marítimos y traspasan los límites y las fronteras imaginadas. Además, es reconocido socialmente por el valor de sus ensayos y su activismo político. Es un investigador heredero de la función social que iniciaron historiadores de primer orden como el británico Edward Palmer Thompson.
El mundo universitario, en ocasiones, olvida el papel y el cometido que tienen de transformar la sociedad y transferir el conocimiento producido a la sociedad. Este espacio hoy día lo están ocupando divulgadores no cualificados, como youtubers, influencers, postcateros o tiktokers, mientras que la comunidad académica, a la que le cuesta adaptarse a los cambios tecnológicos comunicativos, encierra su conocimiento en espacios cerrados especializados que no trascienden.
Para las nuevas generaciones de historiadores e historiadoras, la obra de Rediker propone un nuevo rumbo y una nueva realidad a la hora de escribir y comprender las historias del mar. Sus trabajos indagan en la vida de las tripulaciones de los barcos y en un sistema de colectivización asambleario que los unía frente a los peligros de la navegación. Sus investigaciones se sumergen por aguas inhóspitas y bucea arrojando luz donde había oscuridad, indaga en las rutas de los viajes y las intenciones de los marinos. Cuando creímos que sobre la piratería se había dicho todo él nos aporta un nuevo giro y enfoque mucho más complejo y revelador. En sus libros nos da una verdadera lección sobre cómo debe escribirse la historia social y la historia desde abajo. Los protagonistas de sus libros no son monarcas, almirantes o generales de grandes ejércitos; son personas comunes y corrientes que también jugaron un papel decisivo y determinante en los procesos históricos de la edad moderna.
Con respecto a los piratas, Rediker nos propone un estudio de historia social que revela por qué los marineros se convertían en piratas. Los presenta construyendo su propio mundo, que desafía y se rebela frente a los poderes establecidos y contra el duro sistema disciplinario al que eran sometidos. Sus trabajos, bajo el espíritu común del conocimiento, demuestran que los procesos históricos están por encima de los estados, las naciones y las fronteras, otra perspectiva de construir historia. Su enfoque se encuentra muy alejado de la historiografía tradicional, añeja y anclada en el proyecto político de construcción del Estado Nación. Al mismo tiempo nos invita a mirar críticamente el capitalismo, sus excesos y a los precursores de los movimientos anticapitalistas de la modernidad.
Su obra tiene un enorme valor historiográfico. Con la traducción al idioma español de sus libros destacamos los siguientes títulos, el primero realizado en colaboración con Peter Linebaugh: La hidra de la revolución: marineros, esclavos y campesinos en la historia oculta del Atlántico (Crítica, 2012). Entre el deber y el motín: lucha de clases en mar abierto (Antipersona, 2019), Barcos de esclavos. La trata a través del Atlántico (Capitán Swing, 2021). Villanos de todas las naciones. Los piratas del Atlántico en su edad de oro (Traficantes de Sueños, 2023), y, por último, la poética de la Historia desde Abajo, (Tesis XII, 2023).
Sus libros nos presentan el mar como un lugar distante de la tierra, lleno de peligros, teatro de desastres y un espacio natural que era complicado e imposible de controlar. También como una fuente inagotable de acciones, conflictos, guerras, historias, y hazañas en un contrapunto entre la libertad y la esclavitud. Sus investigaciones navegan a contracorriente y realiza un esfuerzo por deconstruir los castillos de arena desde la orilla para bañarlos con el agua de sus mares. Los historiadores actuales del mar intentan limitar, definir, y describir sus rasgos, amplitud y alcance en el tiempo, pero todavía queda mucho trabajo por realizar. Asimismo, este empeño va acompañado de una renovación de los conceptos, y como ejemplo el título de su obra La hidra de la revolución, o categorías de análisis como «terracentrismo» o «negroland», que son toda una declaración de intenciones.
Los historiadores nos hemos centrado en describir e interpretar la historia desde nuestra posición terrícola, pero todavía no dimensionamos que el 70% del planeta que habitamos es agua. ¿Por qué solo prestar atención a la tierra? No podremos construir jamás una historia mundial sin integrar el mar. La historia se ha centrado principalmente en los hechos históricos acometidos en la tierra, y no le hemos devuelto al mar la importancia que siempre nos ha dado, porque la historia, queramos o no, también se decide en las aguas. La mar siempre nos ha unido y nunca fue una barrera, sino el puente que cruzábamos a través de las embarcaciones para encontrarnos con otros olores, sabores, signos, cantos, músicas y vestimentas, pero también con las personas, las ideas, los sueños y las revoluciones en un crisol de razas, de culturas y de idiomas. En la modernidad cada embarcación y su tripulación no eran más que la representación de un mundo que estaba emergiendo.
Centro estudios caribeños. PUCMM.
EDGES: Entangling Indigenous Knowledges in Universities. This project has received funding from the European Union’s Horizon 2022 research and innovation programme under the Marie Skłodowska-Curie grant agreement no.101130077.