Lo común de ambos es la imagen, la pasión por la fotografía. Con ellos, el arte de la fotografía se enriquece

Para hablar de las gárgolas de Tony Fondeur es necesario partir de una breve historia de la Iglesia Notre-Dame de París donde están colocadas desde siglos por lo que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 1991.

Notre-Dame, más que una iglesia, es hoy un monumento arquitectónico de estilo gótico que por su edad (construida entre 1163 y 1345) es visitada por miles de turistas, religiosos o no.

Situada en una islita (L’Île de la Cité al lado de L’Île Saint-Louis)que se formó en el mismo medio del río Sena, que es como un cinturón de París similar al Yaque con Santiago, es la primera iglesia cristiana de París la que recibió numerosas transformaciones desde las del obispo Maurice Sully a la del papa Alejandro III. Louis XIV contribuyó a su embellecimiento y al enriquecimiento de la colección de pinturas enormes que pasan de las 70. Sin embargo, la Revolución Francesa, que duró entre 1789 y 1799 y que se rebeló contra la monarquía, destruyó parte de su tesoro, fuesen pinturas, adornos, etc. porque la Iglesia fue un aliado importante de los reyes, como lo fue aquí durante Trujillo.

Cuando Napoleón fue coronado emperador en 1804, el pintor Jacques-Louis David nos dejó un hermoso testimonio del acto y del interior de la Iglesia, mientras que en Haití se realizaba la primera revolución de liberación contra la colonia europea en América. Para 1844, los arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus inician una remodelación que duraría 23 años. En ese periodo se agregaron más gárgolas y se quitaron los edificios cercanos. En la República Dominicana se inicia la independencia al mando de los trinitarios.

La Catedral servirá de modelo para el arte y la literatura. Víctor Hugo creó el personaje Quasimodo enamorado de la gitana Esmeralda.

En la pintura, numerosos artistas del impresionismo la representan con los colores mágicos que solo el arte puede componer.

De los más destacados hay que mencionar a Johan Jongkind, un neerlandés que vivió en París e influyó la obra de Eugène Boudin, Monet y Alfred Sisley. Quizás de esa influencia se produce la serie de Monet sobre la Catedral de Rouen, que muchos confunden con Notre-Dame.

Viajemos un poco atrás, en el tiempo, hasta el día de 1826 que Joseph Nicéphore Niépce abrió la ventana de su granero de Saint Loup de Varennes en Francia para captar los techos de su vecindario, jamás pudo imaginarse que Tony, encaramao en los pasadizos de Notre-Dame de Paris, iba a repetir su hazaña.

Hay que decir que lo común de ambos es la imagen, la pasión por la fotografía. Con cara de Núñez de Cáceres el primero y el segundo, más cercano de Walt Disney, con ambos, el arte de la fotografía se enriquece.

Por la historia de París pasarían muchos fotógrafos muy buenos y otros, que siendo pintores, la usarían como apoyo para realizar sus obras como el caso de algunos contemporáneos de Eugène Delacroix, León Gérôme, etc.

Nadar, que en época poscomuna, se subió a un globo montgolfier con su cámara a retratar a Montparnasse y Montmartre como jamás nadie lo había hecho no pensó en darse una vuelta por La Catedral. Pero dejó vivo a los grandes artistas que con él convivieron. Gracias a su lente vemos hoy a Honoré Daumier, George Sand, Charles Baudelaire, como si el tiempo se hubiese detenido.

Grandes lentes

Siguieron desfilando grandes lentes, como el de Robert Doisneau, quien dejó una memoria gráfica importante de la época postbohemia. Lo mismo que Henri Cartier-Bresson, Brassaï y Jacques Henri Lartigue. Apareció Man Ray con sus ojos de pavo, más atraído por los burdeles donde Kiki de Montparnasse era reina, que por el arte mismo y, con ese ocio, pudo dar con numerosos resultados fruto de los experimentos en el cuarto oscuro sobando a Lee Miller, aprendiz, que luego cubriría los horrores de la guerra para la revista LIFE.

Pero a ninguno se les ocurrió descubrir las gárgolas de Notre-Dame.

Cuando Tony, en uno de esos viajes exploratorios armado de su cámara y su esposa, regresó con su cargamento, se fue directamente a mostrárselo a su amigo Aquilín, que dibujó hasta el último día de su existencia, y quien vio la ocasión propicia para la creación. Ya nos había deleitado con sus garabatos infinitos que al final se transformaban en búhos. Y ocurre una fabulosa casualidad al querer hacer esta serie de gárgolas inspiradas en las fotos de Tony. En Quebec, descubrí que muchas casas de campo colocan un búho tamaño real hecho por cualquier artesano como forma de espantar las visitas indeseables. Unas veces se ven estos búhos en las cornisas, en alguna ventana, pero siempre bastante visibles. Con las gárgolas, ocurre lo mismo, están ahí para espantar los espíritus infernales.

Como aquellas figuras “grotescas” que inspiraron a Leonardo Da Vinci cuando hacía sus caricaturas, Aquiles encontró en las gárgolas de Tony una belleza que nos amarra, que nos trae a nuestro carnaval.

Homenaje póstumo

Hacer un homenaje póstumo a Aquiles es más que un acto de altruismo de la Dirección Regional Norte del Ministerio de Cultura.
Poder mostrarle a este pueblo, la obra de estos dos artistas, sin la menor duda, que contribuye a la libertad, si concordamos con aquella máxima del gran José Martí: “ser cultos para ser libres”. Esta exposición contribuye al enriquecimiento espiritual del público que la admire.

De Santiago han surgido grandes artistas de la fotografía, desde Pedro Catinchi que tenía su estudio al lado del Reguero de Chon García, continuado por su hija Margot que vivía en las Rosas frente al Club de Damas, en ese entonces frente a la Iglesia Mayor, donde estuvo la Benigno Filomeno de Rojas, o Colombia.
Orgullo de Santiago es el gran Apeco, en cuyo honor tenemos una sala en el Palacio Consistorial; Domingo Batista, Fonso Khoury, Juan Guzmán, Martín López, y nosotros sumamos a Tony.

Tony tampoco se imaginó que sus gárgolas lo acompañarían como su sombra, un gesto que lo eleva y que como reto, difunde por todo el país saliendo del ombligo capitaleño.

Cuatro funciones fundamentales

Las gárgolas o quimeras, llamadas también grifos, son el resultado de la imaginación reinante en la Edad Media. Gárgola, en francés gargouille, latín gargarizo, nos hace pensar, onomatopéyicamente, a gárgaras y efectivamente, las gárgolas emiten ese ruido con las lluvias, porque, aparte de decoración, disimulan los desagües del techo y al hacerlo, el grito misterioso le sale como cuando alguien se gargariza. De manera que las gárgolas tiene cuatro funciones fundamentales: dasaguar los tejados, decorar, alejar los espíritus demoníacos y una cuarta y muy importante: servir de modelo a Tony Fondeur.

Notre-Dame
Notre-Dame, más que una iglesia, es hoy un monumento arquitectónico de estilo gótico que es visitada por miles de turistas”.

Testimonio
Cuando Napoleón fue coronado emperador en 1804, el pintor Jacques-Louis David nos dejó un hermoso testimonio del acto ”.

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