Algunas ideas de López de Medrano forman parte del tesauro de ideas ilustradas humanistas y democráticas que caracterizó la filosofía moderna en el Caribe hispano y en Latinoamérica, en correspondencia con lo mejor de la trayectoria progresista del pensamiento filosófico universal.
El humanismo en la filosofía moderna del caribe hispano.
Pablo Guadarrama González .
La Ilustración marcó el pensamiento occidental. Se fundamentó en el predominio de la razón, y tanto la ciencia y la técnica como la educación, fueron los medios por excelencia, visualizados por el sujeto ilustrado para el logro de los fines de la libertad, la igualdad y la fraternidad, ideales, que resumieron las aspiraciones de los revolucionarios y transformadores sociales de la época. Su influencia en América y para el caso que nos ocupa concretamente el Caribe, llegó a través del comercio de libros, del estudio en las bibliotecas coloniales y de su difusión en las aulas universitarias como se desprende del libro Recepción y difusión de textos ilustrados: intercambio científico entre Europa y América en la Ilustración, editado por Miguel Ángel Puig-Samper, Mª Dolores González-Ripoll Navarro, Diana Soto y Martina Bender.
En Santo Domingo, Andrés López de Medrano es uno de los grandes exponentes de las ideas ilustradas. Formado académicamente en la Universidad Santo Tomás de Aquino y en la Universidad de Caracas; publicó su obra más importante en 1814 La lógica: Elementos de Filosofía Moderna, destinada al uso de la juventud dominicana, que contiene una reflexión sobre los clásicos problemas de la teoría del conocimiento, la lógica y la teoría de la argumentación, en el espíritu del filósofo francés de la Ilustración, Étienne Bonnot de Condillac. Seis años después, publicó el Manifiesto al pueblo dominicano, texto que en el conjunto de su obra es el que mejor expresa sus ideas sociales y políticas de orientación ilustrada. Este manifiesto lo publica López de Medrano en defensa de sus derechos, sobre las elecciones parroquiales que se tuvieron en Santo Domingo el 11 y 18 de junio de 1820 un año antes de que se proclamara el Estado Independiente de Haití Español.
Varios aspectos que están presentes en dicho manifiesto revelan el espíritu ilustrado de López de Medrano y revelan la defensa de ideas que forman parte del sistema político democrático, pero con algunas limitaciones que hay que analizar a la luz del contexto histórico.
En el texto, López de Medrano reivindica el uso público de la razón, que se expresa en la libertad que tiene toda persona o ciudadano de “expresar los pensamientos sin coartaciones”; elabora toda una reflexión crítica a las condiciones sociales y políticas de la época afirmando que la ausencia de libertad de expresión había impedido la persecución del vicio y la protección de las virtudes ciudadanas.
La libertad que constituye uno de los ejes centrales de la Ilustración es de los temas que más destaca López de Medrano en este texto. Resalta la libre difusión de las ideas y condena todo aquello que impide la “libertad de imprenta, enervando el espíritu de los doctos, esterilizando el germen de la Ilustración y socavando la luz que de tiempo en tiempo aparecía ocultamente en la capacidad”.
Medrano fue el primer intelectual de Santo Domingo que en el siglo XIX dio pasos para la defensa de la propuesta liberal como señala Roberto Cassá, fundando el primer partido político de la historia dominicana, el Partido Liberal, dirigido a participar en las elecciones de 1820. Defendió la idea de que el Partido Liberal buscaba la convivencia de todos dentro del ordenamiento constitucional y consideró que la “pluralidad de partidos políticos propendía al bien común y al avance de la libertad y la civilización”. Esta formación política se enfrentó a la corriente partidaria del absolutismo, encabezada en ese momento por el canónigo Manuel Márquez.
En el Manifiesto, López de Medrano critica el orden político tradicional de la monarquía, al “tipificarlo como un despotismo derivado de una situación de idiotismo”. Ataca el despotismo en todas sus expresiones políticas y culturales puesto que este “conllevaba la degradación de la condición moral de la población”.
Desde una visión histórica atribuye la decadencia de España a factores derivados del despotismo, “como la proscripción de la buena instrucción, la degradación del gobierno y la censura a la libre difusión de las ideas”. En su concepción esta situación de degradación respondía al dominio de un sector social, la minoría aristocrática, que reciclaba su poder gracias a la discrecionalidad del despotismo.
Si bien es cierto que hay toda una crítica al absolutismo hispánico en el documento, es necesario señalar que, en López de Medrano en el transcurso de su vida en Puerto Rico, estuvo presente la fidelidad a la monarquía, la adhesión al gobierno, obediencia a las leyes, respeto a las autoridades y sumisión a la religión. Alejandro Arvelo en su libro Andrés López de Medrano: criollismo, dominicanidad e hispanismo señala que en López de Medrano “la iglesia es inseparable, en su concepción del mundo, del Estado, de la Monarquía, la Nación, la condición dominicana y la española (…) Religión, Estado, Constitución, Nación e Imperio forman en el pensamiento de Andrés López de Medrano una unidad indisoluble.”.
Por otro lado, consideró que la igualdad no podía restringirse a un principio abstracto o de participación política, sino que debía englobar la garantía a oportunidades similares para los integrantes de los sectores subalternos. En función de esa posición democrática resaltó la dignidad de la plebe, “cuyo infortunio se superaría través de su participación política”. En ese sentido, sostuvo que “el zapatero, el talabartero, el herrero y el tornero, pueden ser tan excelentes ciudadanos como un consejero de estado, y un diputado en las cortes”. Sin embargo, en relación al tema de la igualdad, la limitación más importante de su propuesta democrática radica en el problema de la esclavitud, tema que no aborda. La ausencia del tema esclavitud desde un análisis hermenéutico de sus escritos es “de un silencio que habla”.
Si bien es cierto que no está exento de limitaciones como se vio en sus actos durante las semanas que duró la llamada Independencia Efímera, así como en la ausencia del esclavo cuando aborda el tema de la igualdad y la libertad, es necesario resaltar que ciertamente el Manifiesto al pueblo dominicano es un testimonio de la existencia en Santo Domingo de las ideas ilustradas, en las primeras dos décadas del siglo XIX.