Juan Hernández es un joven poeta y ensayista romanense, cuyas publicaciones le han merecido muchas distinciones de premios literarios, siendo algunos de ellos otorgados por el Ministerio de la Juventud, de la Real Academia de la Lengua, del Ayuntamiento de La Romana, donde fue declarado como “Hijo Distinguido en 2017. A través de la literatura, él ha podido también servir a su comunidad a través de la promoción de la lectura, el arte y diversas manifestaciones culturales y “por su puesto animando a otros escritores para que hagan lo mismo”. Cómo gestor cultural, posición pública que ocupó en pueblo natal, tuvo la oportunidad de promoción la lectura y desarrollar la Feria Provincial del Libro, la cual espera retomar más adelante. En la actualidad, Hernández Inirio estudia un Master en Cultura Contemporánea, Literatura, Instituciones Artísticas y Comunicación Cultural en la universidad complutense de Madrid, España.
¿Cuántos libros has publicado y de qué tratan cada uno?
He publicado 5 libros: “Cantar de hojas muertas” en 2010, lo hice cuando tenía 19 años. Ahí me convertí en uno de los escritores más jóvenes del país. El segundo fue en 2014, titulado “Mosa de un Suicida”; el tercero es “El Oráculo Ardiendo”, en 2016 y en 2019 lancé “La Insurgencia de la Metáfora”, una antología en la que compilé la obra de los 30 poetas más importantes de los años 60 que surgieron después de la muerte de Trujillo, con un estudio introductorio mío. Entre ellos están Tony Raful, Mateo Morrison, Andrés L Mateo, Enriquillo Sánchez, Juan José Ayuso y Yanet Miller. El quinto “El Nieto Postizo”, es el primero en el género de la narrativa, ya que los demás son poesías y ensayos. ese libro ganó el segundo lugar en el Primer Concurso de Cuentos de la Fundación René del Risco Bermúdez en 2020 con un grado internacional.
¿Cuándo te inicias en la literatura, alguna influencia familiar?
En mi familia no hay escritores como profesionales, pero sí algunos que han escrito algo de manera más aficionada. Comencé a escribir desde los once años, cuando estaba la primaria, pero nunca me lo tomé en serio. Lo hacía ocasionalmente, quería ser muchas otras cosas en la vida, no necesariamente escritor. A partir de los 17 años sentía que la literatura no era solo un pasatiempo, sino algo con lo que me podía comunicar con la humanidad. He visto escritores que han trascendido en el tiempo, quiero hacerlo también, entonces es ahí cuando comencé a escribir más interesado, a reunirme con otros escritores, participar en la vida pública en mi pueblo natal y la gente empezó a conocerme. Es ahí cuando publico mi primer libro muy jovencito y el resto ha sido historia.
¿Para qué género escribes?
Escribo poesías, ensayos, cuentos y canciones desde muy adolescente. De cara al futuro aspiro a escribir novelas y obras de teatro que son tipologías textuales que me faltan por cultivar.
¿Escritores que son un referente en tu carrera?
Podría citar un montón de escritores que son referentes importantes. Cuando empecé a escribir seguí mucho la poesía de Pablo Neruda, Charles Bodeler y Ángel González. En el plano de la narrativa siempre fui un gran lector de García Márquez, Jorge Luis Borgés y José Saramago, pero andando el tiempo son muchísimos los escritores que me han encantado. Admiro la literatura clásica de Cervantes, Quijote de la Mancha y Gustav Flover. En la literatura Latinoamericana uno de mis escritores predilectos es Juan Rulfo. En el campo de la poesía me han abierto mucho los ojos los poetas Walf Fitman y Adoje. Siempre los escritores estamos en deuda con todos los que nos han precedido en el tiempo.
¿En qué momento sabes que te ha llegado la inspiración?
Me pasa en la calle, en un evento, en el trabajo, dependiendo de las cosas que veo a mi alrededor y de repente me llegan ideas sobre un poema, un ensayo… Me llega con mucha frecuencia, entonces cuando tengo momentos de mayor tranquilidad me siento a escribir. A veces puedo terminar esa obra, poema, cuento o ese inicio de una novela y a veces me puedo tomar más tiempo. El escritor es un atalaya, un observador permanente de la realidad, no solo de la inmediata o del presente, sino también que está en diálogo con el pasado y con el porvenir.
¿A cambiado en algún momento el final de una de sus historias?
Claro que sí, y lo recuerdo perfectamente en el “La Suerte de los Cantantes” publicado en mi libro “El Nieto Postizo”. Aunque me ha pasado varias veces, menciono este caso particular porque a ese cuento le cambié el final muchas veces. En esencia lo que iba pasar como quiera ocurrió, pero las circunstancias que detonaron el acontecimiento fueron las que cambiaron porque quería que fuera lo más realista posible. Uno como escritor procura la verosimilidad, que las cosas parezcan verdad, aunque uno esté escribiendo de algo insólito.
¿Comparte la escritura con la gestión cultural. Cuáles han sido sus aportes en ese campo?
Desde muy jovencito, a la par de mi labor como escritor estando en La Romana me uní a la comunidad de gestores culturales, comencé a participar en las actividades culturales que allá se hacían. Con el paso del tiempo me fui convirtiendo en una figura que concitó la atención de la comunidad, entonces se dio la ocasión de ocupar una posición pública, la de Director Provincial de Cultura de La Romana. Ahí tuve la oportunidad de desarrollar otras iniciativas, siendo la más importante de ellas la Feria Provincial del Libro en 2018 durante 4 días y que se replicó en 2019. Fue un evento que aglutinó a grandes figuras de nuestro país, que le dio un gran colorido a nuestra provincia. Me siento bien orgulloso de haber promovido mucho el teatro en La Romana, ya que ese actividad no tiene una presencia tan viva en los pueblos. En La Romana había un gran movimiento teatral pero se había difuminado, entonces me esforcé mucho de llevar actividades teatrales, tanto de grupos de La Romana, de Santo Domingo y del Cibao. En fin, tuvimos un despertar.
Casualidad
Comencé a escribir desde los once años, pero nunca me lo tomé en serio, quería ser muchas otras cosas en la vida, no necesariamente escribir”.
Proyecto
De cara al futuro aspiro escribir novelas y obras de teatro que son los géneros o tipología textuales como me gusta decirles que me faltan por cultivar”.