Concluimos en esta entrega el interesante relato del doctor Héctor Mateo sobre el hospital Juan Pablo Pina en la ciudad de San Cristóbal. “Del año 1949 al 1950 se realizaron 11 operaciones para controlar la presión arterial, pues en esa época no existían medicamentos para controlarla. La operación era llamada Operación de Smithwick, ideada por un cirujano de Boston, Massachusets., y consistía en una simpatectomía dorso-lumbar bilateral, se extirpaban los nervios y los ganglios simpáticos de la porción terminal de la región dorsal y la parte proximal de la columna lumbar. Se realizaban en dos actos quirúrgicos, con intervalo de 15 días entre uno y otro. Esta cirugía la realizaba el Dr. Francisco Hernández Álvarez, bajo la asesoría clínica del Dr. Zadé. El procedimiento dio resultados aceptables, pues los pacientes mantuvieron una presión bastante controlada durante el seguimiento que pudimos darle a los pacientes. Esta cirugía no se hizo en ningún otro centro de República Dominicana. El Dr. Hernández realizó exitosamente, en 1956, la primera operación del corazón, “valvulotomía mitral”, lesión de la válvula mitral debido a la Fiebre Reumátíca, en una paciente de aproximadamente 40 años. A esta operación siguieron dos cirugías cardíacas cerradas, en dos niños. Una consistió en la ligadura del “conducto arterioso” (curación radical) y la otra operación, de carácter paliativo, en un niño que tenía un defecto congénito del corazón con cianosis. Estas cirugías marcaron un hito en el Hospital Pina en el desarrollo de la cirugía cardiaca en la República Dominicana.
En el Pina se celebraban conferencias científicas y presentación de casos los viernes de cada semana. Estas actividades y las rondas en las salas a la cabecera de los enfermos, en la que participaban los estudiantes de Medicina, hacían del Hospital Pina una extensión de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santo Domingo.
Así, algunos dicen que los hospitales públicos estaban mejor en la “Era de Trujillo”. Esta es una media verdad, la población dominicana era mucho más baja que la actual, y además, nadie se atrevía a denunciar o criticar las deficiencias de los hospitales públicos ni mucho menos lo hacían los medios de comunicación que estaban estrictamente censurados. En esa época sí existían deficiencias en la atención médica en los hospitales públicos, pero había que conformarse resignadamente con lo que había, porque “todo estaba bien”. Nadie podía comentar sobre la ocurrencia de brotes epidémicos porque este era un “país sano” y con la mejor atención médica pública. En el desarrollo de la Medicina ocurrieron dos hechos trascendentales de avance en esa época: el descubrimiento de la Penicilina por Alexander Fleming y el DDT. Estos avances contribuyeron a disminuir la incidencia de sífilis, la buba y el golpeo inmisericorde que producía el paludismo sobre la población dominicana. Precisamente, mi llegada a San Cristóbal, en 1949, como Médico Sanitario Provincial, se debió a la cancelación del incumbente de entonces, a cargo de la oficina sanitaria, porque le dijo a la encargada de llaves de la Hacienda Fundación, la hacienda del Jefe, que no tenía disponible DDT que ella estaba solicitando. Fui llamado de urgencia a Elías Piña, en donde yo era médico sanitario, por el director General de Salud, para ocupar la plaza de San Cristóbal. Entonces pasé al Hospital Pina. Cuando el Hospital Pina inició sus labores existían pues estos valiosos recursos para enfrentar la malaria, la sífilis, la buba, la blenorragia, la neumonía y otras infecciones. Por otro lado, el médico de aquella generación asistía al enfermo con devoción hipocrática, y en parte suplía las deficiencias del medio y las limitaciones científicas y tecnológicas con sentimiento de buen samaritano”.