El hinojo es una planta silvestre con numerosas propiedades medicinales, que también se usa en la cocina y la cosmética. Sin duda habrás visto en el supermercado la cepa o bulbo del hinojo, de color blanco verdoso, muy fibrosa, con largos tallos y tal vez alguna que otra hoja.
El bulbo se consume crudo, hervido, al horno, gratinado o al vapor. Los frutos, muy apreciados medicinalmente, se aprovechan también en repostería para incorporar en tartas y pasteles, pero también en panes y bizcochos.
Las hojas se emplean como condimento en guisos de pescado y carne, como envoltorio en carnes asadas o al horno, y se han incluido, junto con otras hierbas como la salvia o el tomillo, además de ajo y laurel, para sazonar las olivas.
Sus semillas se utilizan en la elaboración de panes, pasteles e incluso en tartas, y pueden ser sustitutas del anís. Mientras que también puede tomarse en infusiones con fines carminativos.
También se usa mucho en sopas y guisos de legumbres como las lentejas, y debido a sus propiedades hace los platos más digestivos. Es una hierba que suele acompañar a los platos de pescado, dándoles un toque anisado muy peculiar y puede usarse como sustituto del eneldo.
Además, con esta planta se pueden hacer aceites infusionados o aromatizados, que acompañarán a la perfección a la carne o el pescado a la parrilla.
Como todas las verduras y hortalizas, el hinojo proporciona un valor energético bajo, pero es rico en hidratos de carbono y fibra. No destaca por su aporte vitamínico frente a otros vegetales, pero ofrece vitamina B3, ácido fólico y provitamina A, además de minerales, siendo el potasio el más presente. También destacan sus propiedades medicinales, tanto de uso interno como externo.