Avelino Stanley: Novelista y presidente de la Unión de Escritores Dominicanos
Nació en 1959 en La Romana, pero pasó su infancia en el Ingenio Consuelo de San Pedro de Macorís, donde tuvo la posibilidad de asistir a un colegio regenteado por monjas canadienses de la Inmaculada Concepción, que le brindaron una educación de calidad y con bastante libertad de conciencia. Ya en su adolescencia la familia regresó a La Romana, donde cursó el bachillerato en el Liceo Tiburcio Millán López. En la UASD se graduó de licenciado en Economía y posteriormente cursó una maestría en Lingüística aplicada a la enseñanza del Español como lengua materna. Es autor de varias novelas, entre ellas Equis, Tiempo muerto y El caso número cien, pero también ha incursionado en la literatura infantil y juvenil con varias obras.
¿Cómo empieza su relación con la literatura?
Fue durante mi adolescencia, entre los 14 y 15 años en el Ingenio Consuelo, en ese momento comenzaron a formarse grupos de poesía coreada y yo me uní a esos grupos inicialmente, pero cuando se dio la mudanza a La Romana conformamos un club cultural, que en ese momento era un fenómeno en el país porque era como la forma de manifestar resistencia al gobierno de fuerza que teníamos en ese momento que era el de Balaguer, dentro de ese club cultural ya en La Romana conformamos un grupo de poesía coreada, iniciamos una labor intensa y lo más importante de esa acción fue el germen que surgió, cuando cayó en el año 78 el régimen de fuerza de Balaguer hubo un fenómeno que todavía está pendiente de estudio; un gran florecimiento de talleres literarios, yo formé parte de uno de esos y fue el origen de mi vinculación con la literatura.
¿Cuáles fueron los autores que más influyeron en usted?
En aquellos talleres había mucho afán con Borges y Vallejo, pero yo un poco reservado sentía inclinación por Pedro Mir, por Franklin Mieses Burgos entre otros poetas locales, entonces también hice una incursión en la obra narrativa de Juan Bosch y de Virgilio Díaz Grullón y leí algunas novelas clásicas de la literatura dominicana, Over; de Marrero Aristy, Cañas y bueyes de Moscoso Puello, La sangre; de Tulio Cesteros, fueron mis lecturas de ese primer momento y después me asomé a lo que estaba muy en boga en la narrativa, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, fueron esas las primeras fuentes en las que comenzamos a abrevar.
¿En qué momento se interesó por escribir narrativa?
En realidad, yo escribí muy poca poesía, comencé casi de inmediato a escribir cuentos, a manera de ejercicio, acumulé una gran cantidad, eso me sirvió de práctica, pero después los quemé ¿por qué los quemé? porque eso era como una incitación permanente a que uno volviera a ello y cada vez que yo me acercaba e intentaba arreglar uno de esos, me tomaba mucho tiempo, así que me dije que lo mejor era deshacerme de eso para que no me siga creando mortificaciones, ese fue más o menos el punto de partida. Comencé bastante temprano con la novela, como a los 22 años ya estaba escribiendo la primera.
¿Cuál fue su primera novela?
Es una que tiene como título Equis, publicada en 1986, pero ya estaba lista en el 84, la comencé a escribirla hacia el 82 más o menos es decir entre los 22 y 23 años, la sometí a un programa de publicaciones que había en la Biblioteca Nacional, en ese momento fue aprobada, se fue a imprenta, pero no tenía título y yo no sabía que la obra había sido aprobada, así que me llamaron de la imprenta, en esos momentos yo estaba involucrado con las matemáticas, y lo que veía permanentemente eran muchas incógnitas, x, yx, xy entonces, como hay una situación de incógnita con una niña en el argumento decidí que Equis fuera el título.
¿Cómo es su método de trabajo cuando usted escribe?
Yo veo a mucha gente hablar de la inspiración y que se inspiran y cuando se inspiran entonces sucede tal cosa, pues… yo los felicito porque yo nunca he sentido la inspiración, lo que a mí me pasa lo puedo llamar motivación. Primero son algunas inquietudes hasta que me surge un tema, eso va tomando cuerpo en mí y cuando ya me ha motivado lo suficiente entonces entro en una segunda etapa; la investigación, después hago una especie de esquema de cómo se desarrollará, hubo una de esas novelas que me llevó en esa etapa alrededor de 15 años, no es que eso a uno le llega y una semana ya está, lo que le puedo decir es que nunca he tenido el inconveniente que tienen algunos escritores de la página en blanco, porque yo no me siento frente a la página sin tener sobre qué escribir ni me siento a esperar la inspiración.
¿Cómo surge la Unión de Escritores Dominicanos y qué planes tiene ahora que usted acaba de asumir la presidencia?
Es una inquietud que surge porque muchos sectores se organizan en función de sus intereses, entonces los escritores están dispersos y hay una razón para ello, que es es el sector más desunido que hay y el más complicado, no obstante eso, desde 2017 comenzamos a reunirnos un pequeño grupo para conversar sobre la posibilidad de crear una institución que agrupara a los escritores, y cuando ya estuvimos casi listos para hacer una asamblea y convocar a los escritores llega la pandemia y frena todo, a finales de noviembre del 2021 es cuando finalmente podemos hacer esa convocatoria y dejar constituido lo que es la Unión de Escritores Dominicanos. Tuvimos tres años muy productivos con la presidencia de Emilia Pereyra porque desde el papeleo para que la institución pudiera estar registrada legalmente según las leyes del país fue un proceso muy complicado y entonces hubo que prestarle mucha atención a eso. Ahora hay que fortalecer la institucionalización de lo que es la unión y en ese proceso también buscar avenencias entre los autores miembros, sumar a nuevos y acercarnos a instituciones principalmente al Ministerio de Cultura, nosotros entendemos que el país requiere un centro de investigaciones literarias, por ejemplo, que tiene que ser creado por el Estado, también apoyar con alguna pensión a los escritores más viejos y vulnerables que ya no tienen ingresos, conseguir que las universidades del país pongan a sus estudiantes a leer a los autores dominicanos, que los pongan a hacer tesis sobre las obras de dominicanos y comenzar una labor de difusión de nuestra literatura en el exterior.
Es imposible que un país crezca económicamente y no lo haga a la par el nivel cultural, queremos que cuando se exhiban logros económicos figure al lado un desarrollo cultural, que por el momento es muy pero muy pobre.
¿Qué consejos les daría usted a los jóvenes escritores, a los que comienzan a dar sus primeros pasos en el quehacer literario?
Tenemos suerte en este país porque a pesar de que hay un desapego de la generalidad de la población hacia la lectura, incluso así hay una cantidad importante de jóvenes que están escribiendo, poesía, cuento, literatura infantil, novela, mi primer consejo es que este oficio ellos lo vean como un aporte a la cultura del país, y en ese sentido lo fundamental es siempre tratar de ser actores cualitativos, que su trabajo sea de calidad, y para eso hay que formarse, hay que recurrir a la lectura, porque leer es formarse.