Patricia Minalla y José Guzmán nacieron ambos en Santiago de los Caballeros, pero el destino decidió que se juntaran en Santo Domingo, donde ambos cursaron estudios superiores y coincidieron en una serie de cuestiones vitales, como su pasión por el arte, entre otras tantas afinidades que los unen. Ella es escritora, poeta, integrante del Grupo Anticanon, un colectivo de mujeres que se dedica a rescatar la trayectoria literaria de escritoras dominicanas, él es diseñador gráfico y aunque se define más como artista plástico también ha publicado una novela que Patricia fue la primera en leer, después la editó y finalmente la publicaron. Ambos, como pareja, compaginan sus respectivas labores creativas de una manera interesante y admirable.
¿Dónde cursaste tus estudios primarios y superiores, José?
Cursé la primaria en varios colegios y me gradué en el Montessori, ya en Santo Domingo estudié diseño gráfico en la universidad APEC, y actualmente curso una maestría en Educación Artística y Desarrollo Cultural.
¿Y tú Patricia?
Yo también soy santiaguera, tengo estudios de Comunicación Social y de Lenguas puras, no menciono instituciones porque no me gusta darles “esa vitrina”, y publiqué un libro de poesía titulado “Medias Negras” y figuran publicaciones mías en obras de ensayística del Grupo Anticanon, que es un proyecto que promueve la obra de escritoras dominicanas.
Patricia, ¿qué te gusta escribir más, narrativa o poesía?
Yo soy una narradora innata, y escribo también poesía, pero me gusta más el género narrativo, eso se nota en mi trabajo periodístico, sobre todo en periodismo cultural.
José ¿Tú escribes también?
Escribo, sí, aunque en principio me interesaba la pintura más que nada, pero un día me di cuenta de que para mí la imagen no era un fin en sí mismo, sino que las imágenes que yo dibujaba estaban al servicio de ideas, más que nada, mi primera novela se titula El cuadro, a la que Patricia le dio forma, es una historia sobre una tela misteriosa que no tiene firma, aunque muchos especialistas creen que es de un “peso pesado” de la pintura y podría valer muchos millones de dólares y eso hace que el propietario se lance a la aventura de averiguar quién es el autor y eso desata una serie de situaciones, peligros y conflictos.
¿Cómo se complementa la relación de ustedes, Patricia escritora, José pintor y diseñador?
Para mí la pintura es un medio que permite comunicar y articular ideas, o sea que no me preocupan mucho las categorías, cuando conocí a Patricia yo estaba lleno de prejuicios, para mí yo no era escritor, pero con Patricia aprendí a dejar de lado esos “racismos artísticos” sobre las categorías.
Patricia ¿cómo es tu método de trabajo, tú te sientas a trabajar cuando te inspiras o te inspiras sentada?
Yo no trabajo con inspiración, primero elaboro mis ideas y cuando me siento a trabajar ya es sobre seguro, es decir sobre lo que tengo elaborado, ahora que soy madre de un niño de poco más de un año ya no es tan fácil, porque tengo que hacer pausas obligadas, pero ambos tratamos de que él vaya viendo, que aprenda cómo es la rutina en la que nos desenvolvemos los dos. Aprendí a recurrir a la planificación, primero vacío todas las ideas que tengo apuntadas previamente y después me siento a trabajar, tengo varios cuadernos de apuntes, incluso estoy preparando un libro de poemas sobre la aparición de mi hijo en nuestras vidas. Esa complementación que hemos conseguido ha sido el resultado de una etapa de mutuo aprendizaje entre los dos.
José ¿Tú crees que los grandes pintores dominicanos, como Teodoro Chaseriau, Iván Tovar, García Cordero, tienen un sello netamente dominicano?
Lo de Chaseriau se conoció cuando esto todavía no era República Dominicana, pero sí veo que muchos pintores se han apropiado de elementos que él refleja, García Cordero sí me parece que es netamente dominicano, en cuanto a Iván Tovar, a mí personalmente no me llega, y esto es muy personal, no tiene que ver con sus méritos artísticos, que los tiene.
Patricia, ¿cuáles son los autores que más han influido en tu manera de e4scribir? Por ejemplo, dominicanos, Hilma Contreras con sus cuentos sicológicos, Aída Cartagena, que retrata el Caribe con todo su espíritu, Pedro Peix, que tiene una literatura encantadora, por ejemplo su novela El placer está en el último piso, yo no puedo pasar por la avenida Sarasota sin pensar en Pedro Peix, Bruno Rosario Candelier, Chiqui Vicioso…
¿Para ser un buen escritor hay que ser un buen lector?
Patricia. Primero, hay que ver el punto de donde partimos, hay escritores que son enormemente creativos y no necesitan mucha formación ni dominio de técnicas, pero cuando se tiene la idea, hay que leer y formarse, sobre todo leer la buena literatura, que no siempre es la que la crítica o el éxito determinan como bueno.
¿Qué es lo que los une a ambos como pareja en relación con el arte y la literatura en general?
José. A mí me fue muy bien con el concepto del Anticanon que tomé de Patricia, eso me llevó a pensar por ejemplo si la voz que estoy siguiendo es mía o la tomé de alguien, aprendí que el arte no se rige por mandatos bíblicos, sino por la voluntad individual de comunicar.
Patricia. Yo creo que lo que nos une es la creatividad. Nos conectamos a través de nuestros valores, primero, pero también somos una pareja que tiene una conciencia social, y que tiene cosas que decir, como colectivo y frente a la sociedad.
Pareja
Nos conectamos a través de nuestros valores, pero también somo una pareja que tiene una conciencia social, y cosas que decir frente a la sociedad”