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Yuri Ruiz es una de las figuras más puntuales en lo relacionado al mercado del arte en el país. Abogado de profesión, cuenta con una maestría en Relaciones Internacionales y un diplomado en Derecho Turístico. Ha realizado estudios sobre investigación en la Academia de Historia de la República Dominicana, y se especializó en la organización de exposiciones temporales y gestión de fondos para entidades culturales sin fines de lucro en el Laboratorio de Arte Contemporáneo de México. Acompañó al artista Iván Tovar en sus últimos años, ocupándose del posicionamiento de su obra. Es miembro de la Fundación Iván Tovar que coordina la primera muestra inmersiva del artista y comisario de la propuesta “Bocetos de la Familia”, expuesta en el Museo de las Casas Reales.
¿Cómo surge su vínculo con el arte y con Tovar?
Mi vínculo con el arte inicia a muy temprana edad, pues mi papá tenía el negocio “Arte Peravia” que fundó en el 1967. Estaba establecido en la calle Padre Castellanos esquina Dr. Betances. Era un negocio de enmarcados y contaba con vendedores que iban casa por casa para proponerles a los clientes retocar al óleo sus retratos y los de sus familiares. Estos trabajos se mandaban a los estudios Calero en Madrid, España. El negocio tuvo mucho éxito y se mantuvo hasta que se introdujo la fotografía a color en la República Dominicana. En la medida en que fui creciendo, me interesé por gestar mi propia colección de arte, comprar y vender obras en el mercado nacional y en subastas internacionales. También empecé a estudiar la vida y obra de varios artistas dominicanos, destacando mi interés por la trayectoria de Iván Tovar.
¿Por qué su marcado interés por el artista Iván Tovar?
Me llamó poderosamente la atención que Tovar había sido el dominicano con más alto vuelo a nivel internacional, así que quise seguir a pie juntillas su rastro. Comencé a leer todo lo que llegaba a mis manos sobre el artista y su vínculo con el surrealismo a nivel internacional.
¿Cómo conoce al artista?
Me enteré que un amigo en común, el señor Héctor José Rizek, le conocía muy bien. Rizek sabía de mi admiración por Tovar, así que cuando le solicité ponerme en contacto, no dudó en decirle a José Ramón Díaz (vecino de Tovar en Jarabacoa) que nos presentara.
¿Cómo fue su encuentro con Tovar?
Fue bastante frío. Tovar tenía referencias de que había sido policía y, aunque luego me confesó que quería ser militar adscrito a la Fuerza Aérea, mostraba rechazo hacia los uniformados. Su padre había sido asesinado por un militar, y su padrastro, que también fue militar, le maltrató mucho en su infancia. Sin embargo, cuando empecé a hablarle de su vida en Paris, se sorprendió de que conociera en detalle los espacios y personas que frecuentaba. Iván entendió que mi interés en él era de índole artística y fue cambiando su trato hacia mí.
¿Descríbanos su relación con Tovar?
Mi relación con Iván la considero muy importante, toda vez que pude aprender muchas cosas sobre su personalidad, además de acumular experiencias con un artista de su magnitud. Tenía un corazón inmenso. Veía en sus mayores una figura paternalista. Entiendo fue lo que le pasó al conectar con el maestro dominicano Gilberto Hernández Ortega (en Santo Domingo) y con el escultor cubano Agustín Cárdenas (en Paris), quienes le dieron cariño y protección, sumándose también el historiador de arte y crítico francés José Pierre, figuras claves en la proyección de su obra.
¿Y cómo es que da con el rastro de Tovar en sus andanzas parisinas?
Era tradición de los pintores en Paris colocar la dirección de donde vivían detrás de sus obras por si a alguien le interesaba encargarle una pieza.
¿Tovar estuvo en Nueva York antes que en Paris?
Sí, de esta etapa se atribuye la influencia en su obra del artista cubano Wilfredo Lam. Tovar visitó el MOMA y quedó impresionado con la “Jungla” de Lam, a quien luego conoce a través de su amigo Agustín Cárdenas mientras estuvo en Paris.
¿Usted llegó a conversar con Tovar sobre la influencia de Lam en su obra?
Por supuesto. Le comenté que revisé sus obras primarias y noté una influencia muy fuerte de Lam. Se sorprendió, pues aunque era evidente, en Santo Domingo nadie lo había asociado. Iván me confirmó la influencia de Lam y que era un admirador de su obra. Me confesó incluso que en sus inicios en Paris cuando intentaba definir su paleta, muchos artistas lo seguían comparando con el maestro cubano, lo que le llevó a romper varias obras hasta lograr conformar su propio estilo.
¿Iván fue muy amigo del maestro Eugenio Fernández Granell, cómo se conocen?
Sí fueron muy amigos. Iván conoce a Granell en Nueva York, junto a Emely Tueni -quien fuera la primera esposa de Tovar-. Granell ya era un artista consumado y había expuesto en Paris con los grandes surrealistas de la mano de André Bretón, a quien conoció y entrevistó en Santo Domingo en el 1941.
¿Cómo surge la muestra “Antológica” en el Museo Fundación Eugenio Granell?
Le hice la propuesta a Iván, y él la recibió con beneplácito, por la bonita amistad que le unió a Eugenio Granell.
¿Hay muchas letras y palabras en las obras de Tovar, a qué se debe?
En el 1971 hizo un libro objeto con palabras con su propia tipografía, con texto de José Pierre al que tituló “Alphabet Tovar”. En el 2015 le propongo hacer una serigrafía sobre el alfabeto. Se niega rotundamente. Insiste en que ya había hecho un alfabeto. Intento convencerle, pero fue en vano. Le expongo la idea a Luis Gabú que fue el fotógrafo que participó en la antológica de Tovar que se presentó en el Museo Fundación Eugenio Granell. Le aclaré que Iván no estaba de acuerdo, pero quise que trabajáramos una muestra con diferentes fondos a fin de que Iván lo aprobara. Cuando Iván observó la muestra terminada quedó impresionado. No se contuvo y expresó: “Wao, no me habías dicho que esto sería así”. Ese mismo día enmarcamos el bosquejo en Santiago de Compostela, fuimos a un bar y nos tomamos una cerveza para celebrar. Conseguí un taller de serigrafía en Barcelona donde había impreso Joan Miró y otros grandes artistas de Europa. Con la aprobación de Tovar empezamos a tirar varias piezas con su alfabeto.
Recopilación
En la medida en que fui creciendo, me interesé por gestar mi propia colección de arte, comprar y vender obras en el mercado nacional y en subastas internacionales”.
Informe
Tovar tenía referencias de que había sido policía y, aunque luego me confesó que quería ser militar adscrito a la Fuerza Aérea, mostraba rechazo hacia los uniformados”.