Leonardo Rafael Martínez nació en Santo Domingo el 21 de octubre de 1968, precisamente el mismo día en que nació Salomé Ureña, que es el Día del Poeta. Dice que tal vez por eso él mismo se convirtió en poeta y escritor con el paso del tiempo. Vivió toda su vida en Los Alcarrizos, allí cursó sus estudios primarios en la Escuela Básica y posteriormente en el Liceo Nocturno de Los Alcarrizos, donde terminó su formación preuniversitaria. Después estudio Comunicación Social en la UASD, donde se graduó de periodista. Ha puesto a circular recientemente una novela titulada El futuro incierto del destino.

¿Qué es lo que más recuerda de su paso por la Universidad Autónoma de Santo Domingo?
Creo que me tocaron excelentes profesores, como Rafael Núñez Grasals, que es toda una eminencia, también a los hermanos Ayuso, en esa época Franklin Almeyda era el rector de la UASD, fue una época convulsa y difícil para el país, y para la UASD también.

¿Cómo empieza su relación con los libros y con la literatura?
Yo comencé primero como compositor, a escribir canciones, empecé en eso como a los quince años, compuse mi primera canción, eso me llevó como dos semanas, ahora una canción me sale casi de una vez, en una servilleta de papel, en cualquier cosa, me dicen que escriba algo y es muy poco el tiempo que me lleva darle forma. Como después aprendí a tocar la guitarra, también les ponía música a mis canciones, como compositor en el ambiente de la Iglesia católica donde me he desarrollado, he llegado a dar conciertos con amigos míos, y he grabado tres producciones, y posteriormente como solista he grabados otras dos producciones más, todas con mis propias canciones, yo no canto canciones de otros. Mis maestras de entonces me alentaron a que le sacara provecho a mi capacidad para escribir, eso fue lo que con el paso de los años me llevó a estudiar periodismo.

¿En qué momento escribió su primera novela?
En 1987, cuando yo tenía entre 17 y 18 años escribí mi primera obra literaria, que se titula Un tiempo vivido con Claudia, hasta que ya con lo aprendido en la universidad conseguí dominar un poco mejor el arte de la escritura, me fui puliendo, me corregía y revisaba, reescribía mucho, eso sí.

¿Cuáles fueron los autores que más le gustaron y que influyeron en usted a la hora de escribir?
El primero de todos, Gabriel García Márquez, en principio, porque los profesores nos lo imponían, leí Cien años de soledad, pero después me empezó a gustar, por ejemplo El coronel no tiene quién le escriba, y Crónica de una muerte anunciada me lo he leído muchas veces, y siempre que puedo vuelvo a disfrutarlo. De los autores nacionales, Juan Bosch, me leí todos sus cuentos, los Cuentos antes del exilio, Cuentos después del exilio, es uno de mis favoritos, la española Julia Navarro, he leído de ella La sangre de los inocentes, La biblia de barro, Dispara, yo ya estoy muerto, esos tres libros de ella son los que más me gustan.

¿Cuáles son sus poetas favoritos?
Pablo Neruda y Salomé Ureña, son los que más admiro y más me han influido a la hora de escribir poesía, un poco de García Lorca también, de Borges algunas cosas, nunca llegó a gustarme del todo.

¿Cómo es su método de trabajo cuando usted decide escribir una novela?
Primero está la idea, nunca es una sola, hay muchas ideas que van como caminando por la cabeza de uno, yo he sabido escribir en un solo año hasta tres novelas, pero después las dejo reposar, pero casi siempre parto de la realidad, voy haciendo muchos apuntes, para que una novela mía quede terminada tiene que pasar por muchos borradores, muchos tachones, mi primera novela, por ejemplo, Un tiempo vivido con Claudia, tardé como diez años en pulirla, gasté muchas resmas y mucha tinta, porque la imprimía, la revisaba, tachaba y quitaba cosas, agregaba otras y así hasta que por fin decidí que estaba lista. Mi método de trabajo es ese, a veces hago un mapa, voy delineando los personajes y trato de que tengan características bien definidas, hago muchos borradores.

¿Usted inventa mucho o le gusta basarse en la realidad circundante?
Mi creatividad se basa en el entorno, trato de tomar lo que percibo de la realidad y después sí, invento una trama, pero siempre tomo cosas de lo que sucede a mi alrededor, de lo que oigo y veo en mi cotidianidad.

En el caso de esta novela, El futuro incierto del destino, se nota el registro formal de un narrador que sabe escribir, con el lenguaje coloquial de los personajes ¿eso tiene una intención determinada?
Es una mezcla casi popular, por decirlo de alguna manera, porque está destinada a que la lea todo tipo de gente, a que la gente que la lea sienta que los personajes hablan en su mismo lenguaje, y para los que tienen una mejor formación, que les permita acercarse al habla coloquial de la gente común.

¿Cuántas novelas tiene publicadas y cuántas están todavía sin editar?
He publicado solamente dos, y hay otras diecinueve escritas que están ahí, esperando un editor o a que aparezcan los fondos para publicar, porque es difícil en este país, en el caso de mi primera novela yo aproveché que me habían cancelado de un trabajo, con ese dinero la publiqué, y tuve la suerte de que en el barrio todos mis conocidos estaban esperando esa primera novela mía, así que aunque no fue un éxito editorial puedo decir que se pagó sola, en un plazo de uno o dos años yo había vendido casi todos los ejemplares.

¿De qué trata esa primera novela?
Es la historia de dos estudiantes de la UASD, que se conocen en la carrera de Artes Publicitarias, ella es bailarina, él es cantautor, ella es tímida y él es extrovertido, la historia termina en romance, pero transcurre en tiempos en que en la UASD hay muchas huelgas, muchas protestas, y en ese contexto ellos logran complementar sus personalidades tan disímiles.

¿Para ser un buen escritor es necesario ser un buen lector?
Es estrictamente necesario, no se puede concebir un escritor que no sea un “comelibros” Juan Bosch decía que la medicina de todo escritor es precisamente la lectura, es obligatorio leer.

¿Qué les aconseja a los jóvenes que comienzan a dar sus primeros pasos en el quehacer literario?
Primero, que lean mucho, que no abandonen sus sueños, que persistan y que se perfeccionen todo lo que puedan y que no dejen de escribir porque no es para publicar que uno escribe, sino por el puro placer de escribir, después se busca la manera, pero hay que escribir siempre, comenzar un libro y terminarlo y después empezar otro proyecto.

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