A la edad de 12 años Miriam Ledesma inició sus estudios en la Escuela de Arte Cándido Bidó en Santo Domingo, pues su madre con un “ojo mágico”, al darse cuenta de sus aptitudes para las artes, no perdió tiempo y la inscribió con el maestro Bidó, donde permaneció hasta ingresar al bachillerato. “Ahí es cuando me inclino por la carrera de Arquitectura y el Dibujo Técnico, los cuales estudié en Santiago de Los Caballeros”, recordó Ledesma, quien explicó que después de concluir sus estudios universitarios, regresó a Santo Domingo y se inscribió en la Escuela Nacional de Bellas Artes, hoy Artes Visuales donde, luego de 4 años, obtuvo el título como egresada de ese centro de estudios. En 2012 realizó una licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y dos maestrías en Artes y Educación Artística, próximas a concluir.
¿Qué elementos marcaron el inicio de su carrera?
El apoyo de mis padres fue muy importante, porque de lo contrario no hubiera sido posible estar donde estoy hoy en día. El contacto con mi tía Clara Ledesma cuando nos visitaba me marcaron y me motivaron su creatividad y respeto al arte. Puedo decir que desde adolescente ya tenía claro cuál era mi camino y carrera. El querer expresar a través del dibujo y representar el mundo que nos rodea fue un punto importante que me motivó a ser creativa desde muy joven con el lápiz y el color.
¿Qué papel desempeña la mujer en el arte y su evolución?
El papel de la mujer en el arte, en este caso la pintura, desde hace siglos, el espacio que le ha correspondido representar ha sido vedado. Las mujeres siempre han sido parte de las manifestaciones del arte a través de los diferentes siglos, ya sea en el caso como creadoras, investigadoras, o coleccionistas y han quedado marginadas oficialmente de la historia del arte. Solo un manojo de mujeres ha logrado figurar en la historia del arte, luchando en contra de los prejuicios de género, tanto para su formación artística como para poder comercializar su obra y obtener un reconocimiento justo. Mucho talento y pocas oportunidades para el papel de la mujer en el arte. Hoy día, la mujer sigue luchando por su reconocimiento justo, y gracias a esas mujeres valiosas que abrieron las puertas a este camino podemos decir que los prejuicios han bajado, pero las oportunidades siguen siendo pocas y se ha demostrado que somos capaces y dignas de representar el arte sin importar el género, porque el arte no tiene género.
¿Qué lenguaje utiliza en sus obras?
El lenguaje que uso en mi obra es simbólico, variado, enriquecido con colores y tiene como fin expresar de manera surrealista, mágica y/o fantástica un mensaje de solidaridad y reflexión a nuestra condición de isleños y caribeños, el hombre y su medio ambiente rodeado de agua, sol, vegetación, embarcación, sombrillas, lluvia, viento, entre otros. La casita de campo con un sentimiento de esperanza y unión familiar que nos remonte a nuestros sueños más profundos con la familia y sus valores.
¿Qué mensaje quiere transmitir al espectador?
Mis mensajes son variados, me gusta que el receptor de mi obra reflexione sobre la unión de la familia, el emigrante que sale de la isla en una yola en busca de mejores condiciones económicas. Mensajes sobre nuestra condición de isleños y tropicales, donde “el día más claro llueve” es nuestro pan de cada día. Reflexionar sobre el uso de los desperdicios en perjuicio del medio ambiente, así como del cuidado de nuestra flora es de los temas que en los últimos 5 años he trabajado en mi taller. Mis creaciones no son para sufrir ni para llorar, más bien es para reflexionar para un mundo mejor. Mi arte es mi esencia, es mi “yo”, es lo que siento, veo y pienso.
¿Cuál ha sido su mayor reto en la pintura?
Hoy día tengo un reto, y nació a raíz de una investigación de una tesis en una maestría en Artes Visuales y consiste en enseñar arte a niños y niñas no videntes, a través de la percepción háptica. En nuestro país no hay un proyecto de esa índole y estoy trabajando en ello, es inclusivo para los no videntes al mundo del arte.
¿Cómo debe ser la actitud de un artista ante la sociedad?
La actitud de un artista debe ser siempre de perseverancia, autocrítico de sí mismo, ser un ente innovador, expresar su creatividad con carácter y seguridad. No tener miedo a la crítica con respecto a su obra y como persona, porque la crítica es lo que nos hace reflexionar y autoevaluarnos de cuál es el papel que tenemos ante ella y forjar nuestra propia identidad como creadores.
¿Qué ha aprendido en el plano profesional?
He aprendido mucho, sobre todo que la disciplina es primordial desde que piensas o deseas ser artista, así como la humildad y el respeto a los colegas y compañeros y compañeras artistas.
¿Es difícil ser reconocido como artista?
Es muy difícil en sentido general. En mi caso puedo decir que hay que tener un trabajo de investigación serio, respetar el medio, respetarse uno mismo como artista y valorarse para que el espectador, coleccionista o inversionista pueda reconocer y valorar nuestro trabajo. Es un proceso largo que no se da de la noche a la mañana. El trabajo constante en el taller de investigación es un factor importante para el reconocimiento como artista en un espacio tan difícil de manejar.
¿Qué proyecto le ha dado mayor satisfacción?
A principio de año una cadena de hoteles internacionales me propuso proyectar mi obra en los carritos de golf y es un proyecto que está presente en Punta Cana en el Hotel Circle Meliá. Es un gran honor que mis piezas de arte en imágenes sean parte de ese hotel que recibe miles de visitantes extranjeros y locales. Iniciar con proyectos como esos es contribuir a forjar una “marca país”. l
Firmeza
La actitud de un artista debe ser de perseverancia, autocrítico de sí mismo, ser un ente innovador, expresar su creatividad con carácter y seguridad”.
Compromiso
El trabajo constante en el taller de investigación es un factor importante para el reconocimiento como artista en un espacio tan difícil de manejar”.