Lyle O. Reitzel es un galerista apasionado y soñador con más de 20 años de experiencia. Desde su infancia estuvo influenciado por diferentes expresiones culturales. A 18 años comenzó a trabajar en Atelier Gazcue, fundado por su madre, Marcelle Pérez Brown, en 1971. Entre óleos, lienzos y pinceles, establece una estrecha relación con los artistas que frecuentaban ese espacio, hasta que en 1988 inicia su carrera como marchante de arte. La primera exposición que organizó fue para José García Cordero, en 1993, justo en el Atelier. Asegura que el arte en República Dominicana debe ser más apoyado, debido a que existe mucho talento, pero no las entidades que estimulen su crecimiento para adaptarse a los nuevos tiempos.
¿Cómo fue su primer contacto con el arte?
El primer contacto con el arte lo tuve en mi infancia. Fui criado por tres mujeres: mi madre, mi abuela, y mi bisabuela. Me crearon una especie de sobreprotección; una coraza de amor, que me ha permitido vencer todas las adversidades, me ha revestido de seguridad y fortalecido mi autoestima. Mi madre amaba la música, especialmente la clásica y de los años 50, lo que me influenció. Estuve rodeado de música, literatura, poesía, y otras expresiones artísticas. Tempranamente viví en esa atmósfera cultural, que me embriagaba de inspiración.
¿Cómo llega la pintura a su vida?
Desde los 18 años trabajé en un negocio familiar que se llamó Atelier Gascue, que fue fundado por mi madre Marcelle Pérez Brown, y mi padre de crianza, en 1971. Ahí básicamente enmarcábamos cuadros, y se vendían materiales para artistas, como pinturas, telas, y barnices. Era, además, un centro de encuentro entre arquitectos, artistas, y diseñadores gráficos. Al crecer, me empecé a comprometer más con entender el arte emergente dominicano a profundidad, me di cuenta que muchos artistas, como era el caso de José García Cordero en esos momentos, no tenían el apoyo merecido ni ninguna representación. El primer proyecto que hice de una exposición fue precisamente en el Atelier Gascue, en el año 1993, a ese artista. Fue una locura tal que la gente quedó impactada con la imagen y la propuesta de Cordero, debido a que para la época, quienes lideraban el mercado del arte local eran Cándido Bidó, Guillo Pérez, Elsa Núñez y otros. Arranqué con un arte de vanguardia, y una ruptura con lo establecido al hacer esa exposición. En ese momento iniciaba formalmente mi carrera de galerista.
¿Cómo siguió su labor?
Tras esa exposición me independicé de mi familia. Sin tener muchos recursos, aparté un local en la Plaza Andalucía, único en su tipo. Desde el principio fue un éxito rotundo, debido a que ya no era solamente con García Cordero, se trataba ya de un grupo de artistas nuevos con una propuesta y un contenido de calidad. Eran artistas que no tenían compromisos con el mercado ni mucho menos querían complacerlo. Eran más bien talentos con un compromiso con ellos mismos, con su estética, con su concepto, con su visión. Expresaban con el arte su visión filosófica, política y existencial. Entre ellos Raul Recio, Raquel Payewosky, Inés Tolentino, entre otros. Verdaderos pensadores, con nuevas ideas y planteamientos de calidad.
¿Cuáles son los retos de los galeristas actualmente?
El principal desafío es mantener una imagen y una línea estética, conceptual y coherente con la cual la gente se pueda identificar. Iría hasta el fin del mundo para defender la propuesta de los artistas que represento. El galerista de hoy día se enfrenta a consolidar su credibilidad y prestigio, esencialmente creyendo en sus proyectos y en sus artistas. Estos 25 años de carrera me han enseñado eso sobre todo. Nuestra galería es un espacio de rigor, competitivo, y con personalidad.
¿Cómo describe el arte de hoy en nuestro país?
Los dominicanos tienen gran vitalidad para el arte. Sin embargo, tenemos una situación que les está jugando en contra. Se trata de la falta de educación y la falta de apoyo a la cultura. A pesar de eso, siguen emergiendo talentos con una capacidad increíble. Necesitamos que las escuelas de cultura y arte se renueven y que integren nuevas materias a sus pensums.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
En diciembre de este año vamos a presentar una exposición de García Cordero que se llama “Opera Negra”. Va a ser algo controversial, porque además de que es a blanco y negro, está enfocada en la sociedad dominicana, la impunidad, la corrupción, y la injusticia. Es la expresión de pensamientos filosóficos y existenciales sobre cómo están las cosas en nuestro país.
Igualmente vamos a tener próximamente una exposición de Gustavo Peña y también de Gustavo Acosta. Igualmente, hemos recibido invitaciones para participar en ferias de arte contemporáneo en Nueva York y en México, para mostrar nuestros artistas. Me siento agradecido por todo lo que he logrado, y por todo lo que está por venir.
Esencia
El principal desafío es mantener una imagen y una línea estética, conceptual y coherente con la cual la gente se pueda identificar”.
Infancia
Estuvo rodeado de música, literatura, poesía, y otras expresiones artísticas. Tempranamente viví en esa atmósfera cultural”.