Curadora y gestora cultural colombiana
Para Aurora Martínez la gestión cultural va más allá de ser una mediación entre agentes, actores, obras y recursos. Es una oportunidad de abrir ventanas hacia horizontes posibles, novedosos, mostrar nuevas opciones en el desarrollo de un entramado de cuestiones que expandan a los diferentes públicos y a sus percepciones de lo que es y lo que puede verse de sí mismos y de la sociedad, a partir de un programa cultural, un evento, una exposición, encuentro, entre otros. Como curadora considera que lo más gratificante es ver y sentir la sinfonía en la que danza, el proceso creativo, con sus altas y bajas. Además, presenciar el nacimiento de procesos, obras, formas, fundamentos y movimientos en los artistas y en las relaciones entre todo lo anterior, en un mismo espacio, hablando el mismo idioma de expresión vital. Al igual que provocar, entiende que eso sirve como agente de provocación para el proceso creativo.
¿Cuál cree usted que es el mejor itinerario educativo y de formación académica que debe seguir una persona que quiere dedicarse a la gestión cultural?
Esa pregunta no tiene una única respuesta. Provengo de una educación de muchos años apuntando a un desarrollo multidisciplinario de mi oficio. Mis estudios universitarios en los Estados Unidos me llevaron a profundizar en la historia, las ciencias políticas, la antropología, la historia del arte y la cultura visual focalizada para América Latina. Sin embargo, siento que el itinerario educativo y la formación académica sean: Historia del Arte, Cultura Visual, Antropología, entre otros precisan estar sostenidos por un amor intrínseco por la creación de universos.
¿Aparte de la especialización adecuada, qué otro tipo de conocimientos complementarios son necesarios en este terreno profesional?
Una especialización siempre nutre y suma en el proceso de desempeño profesional, pero más allá de una formación institucional, un gestor requiere tener y desplegar una curiosidad insaciable por crear espacios y narrativas, que incluyan y proporcionen posibilidades, donde el arte es el pan “consciente” de cada día para los diferentes públicos. Ser gestor es poner los talentos y las inteligencias al servicio de la cultura.
¿Los gestores culturales tienen la capacidad para transformar el futuro de la cultura? ¿Hacia dónde sería interesante hacerla evolucionar?
Sí, porque al crear narrativas, decidir protagonistas, entornos, tiempos, espacios de acción y ejecución, de cierta manera se tornan creadores e influenciadores.
¿Qué mecanismos son indispensables para hacer crecer el sector de las galerías y qué transformaciones está viviendo el sector?
Independientemente de una temática específica, hacia donde siento que es cada vez más interesante llevar la gestión cultural sería hacia hacerla un espacio seguro de intercambio y producción de conocimientos, donde la ciencia y la espiritualidad van de la mano; cerrando brechas de separación entre mundos y conceptos y creando un lugar nuevo de enriquecimiento mutuo con sus diferentes perspectivas y formas.
¿Qué es la curaduría y cuál es la formación de un curador?
Para mí la curaduría es muchas cosas a la vez: Es contar historias y evidenciarlas tangiblemente en el espacio. Curaduría es usar recursos multidimensionales y multidisciplinarios para narrar una historia. Curaduría es una forma de organizar, de constatar las partes de un todo, en cada historia. Curaduría es crear nuevas opciones y nuevas maneras de entender viejas realidades para crear nuevas narrativas. Crear diversas historias con arte como evidencia.
¿Cómo define su profesión?
Defino la curaduría como un ritual que no acaba, una manera de ver y vivir el mundo. La curaduría para mí es un ejercicio profundo y sutil, rico, expansivo y constante que implica una inmersión a fondo entre obras, historias, agentes, situaciones, espacios y artistas. Implica un gran amor y una capacidad para organizar y contener todo esto dentro de una narrativa en un espacio-tiempo determinado.
¿Qué diálogos le gusta establecer, qué le interesa visibilizar?
Me interesa establecer o proporcionar diálogos que activen la naturaleza expansiva de la experiencia humana en el mundo. Además, incentivar la observación de la naturaleza interna y externa como eje de análisis de discursos, historias, valores, creencias a partir de un concierto de obras de arte.
¿Cómo se titula la primera exposición que curó?
La primera exposición se llamó “Marionetas Exóticas”, inspirada en la historia de las hermanas Nardal de Martinique y su café Nardal en París del periodo entre guerras. Uno de mis grandes intereses.
¿Cuál es su temática favorita?
Son varias, pero al final se pueden resumir en la dimensión femenina de la existencia, es decir la naturaleza (vegetal, animal, mineral), los mundos femeninos y los mundos entre-especies.
¿El curador se involucra en los procesos de creación de las obras?
Sí, muchas veces cuando la relación con los artistas es estrecha y se profundiza con cada intercambio. Indudablemente existe una influencia y una participación que puede ser directa u oblicua, pero casi siempre muy íntima en los procesos. En mis proyectos, en todos y cada uno de los diferentes países en que he participado siempre he partido y parto del principio del ritmo que marca la interacción artista-curador desde el primer encuentro en mis visitas curatoriales. Ahora mismo, mi proyecto en Brasil “La Salvaje, Narrativas Curatoriales” respira de esa manera. Cada proyecto parte de una narrativa que se desarrolla y evoluciona en coherencia con la dinámica del grupo curado y en resonancia con el espacio-casa a ocupar. El Alma es la exposición, la narrativa Salvaje y el espacio/casa el cuerpo que esa alma precisa para expresarse en ese momento.
¿Qué es lo más desafiante de ser curador de arte contemporáneo?
Lo más desafiante como en todo oficio donde se trabaja con seres humanos, es entender y liderar la mejor manera posible las diferentes facetas de la condición humana. Saber dónde extender y dónde marcar los límites sabiamente.
¿Un consejo para estudiantes que desean dedicarse a la gestión cultural?
Que sean lectores voraces de todo lo que les interesa, participen en grupos de intercambio y discusión en literatura, arte, antropología, vida comunitaria, filosofía… Que visiten exposiciones, vayan al cine, escriban, se nutran de conocimientos que alimenten su alma y los hagan sentir empoderados como creadores de contenidos conscientes para la comunidad. Que visiten talleres de artistas.
Deseo
Curaduría es crear nuevas opciones y maneras de entender viejas realidades para crear nuevas narrativas; es crear diversas historias con arte como evidencia”.
Opinión
Lo más desafiante como en todo oficio donde se trabaja con seres humanos, es entender y liderar de la mejor manera las diferentes facetas de la condición humana”.