Jeanne Marion-Landais se ha destacado en el área financiera y diplomática, pero también ha desarrollado una carrera fructífera en el círculo literario. Entre su haber como escritora ha escrito varios libros y biografías, siendo su primera obra los momentos finales de su abuelo, cuyo libro no fue más que “un reflejo de la realidad que viven las personas que sufren de Alzheimer”. En esta ocasión, Marion-Landais nos presenta el libro “Testimonios de acoso y resistencia durante la tiranía”, en el que se funden la biografía y las memorias de María Mercedes Rodríguez Vásquez de Ornes (Pucha), una mujer valiente y decidida, con una conciencia clara del acontecer político, “en una era infame que todo lo envileció silenciando, mediante la cárcel, el exilio o la muerte. “Pucha no fue una activista ante la tiranía, sin embargo estuvo presa domiciliaria y los bienes de su padre, el legendario luchador antitrujillista Juancito Rodríguez fueron expropiados”, relató Marion-Landais, cuya obra fue presentada recientemente por el Banco Central.

¿Cómo se dio la oportunidad para escribir el libro “Testimonio de acoso y resistencia durante la tiranía?
Bueno, ya conocía y estimaba a doña Pucha por ella misma. Fue su cuñada, Carolina Ornes quien me dio las notas, me dijo que ella no podía hacerlo, me preguntó si yo podía, entonces lo asumí. Para entonces Pucha estaba en su lecho de muerte. El escrito estaba a mano, con una letra muy bonita, lo que hice fue darle un poquito de estructura, la corrección fue mínima, ella escribía derecho y sin tachones. Realmente eso me impresionó, su carácter tan organizado, tan bonito. Ese escrito lo enriquecí con anécdotas, porque es una historia real, inédita. Escribir este libro me ha despertado en mí mucha emoción, siento mucha admiración y satisfacción de ver una trayectoria tan hermosa como la de doña Pucha Rodríguez. La fotografía que ilustra la portada fue tomada hace 60 años, por suerte Carolina había estado con ella ese día, entonces en base a ese testimonio nos dejaron usarla, porque se veía que era una foto tomada para pasaporte.

¿Cuál fue su sentir y que aprendizaje le dejó?
Cuando lo pasaba a máquina me daba mucha tristeza su historia, porque yo la conocía, entonces por la mitad del texto, tuve que pedirle a alguien que me ayudara a transcribirla, me daba mucha pena la situación por la que había atravesado. Es una visión personal de lo que es la limitación política, o sea que la democracia no es una idea banal, realmente aunque ella misma no fue opositora, no disparó, estas memorias las escribió al final de su vida. Pucha no fue una activista antitrujillista, sin embargo estuvo presa domiciliaria, los bienes de su padre fueron expropiados, lo que quiere decir eso es que la democracia de verdad con todos sus defectos, es preferible a la tiranía y eso se ve en la vida individual, no solo en los negocios o en quien administra el poder, sino como cada cual vive. Ella lo afrontó con mucha entereza. Pucha murió en 2013, los hijos de los matrimonios anteriores de su esposo fueron quienes cargaron el ataúd, su familia política la quiso mucho. Para mí eso habla muy bien de ella.

Su libro fue una de las obras seleccionadas por el Banco Central. ¿Qué sintió al respecto?
Para mí es un gran acontecimiento y estoy muy agradecida. Fue una selección con mucha seriedad, la evaluación de las obras estuvo a cargo de un comité que leyó los escritos a ciegas. Eso fue muy hermoso. José Alcántara Almánzar, director de Cultura del Banco, entre otras personas tuvieron una participación que agradezco mucho. Anteriormente había enviado el libro al Museo de la Resistencia, pero no ganó, allí lo tuvieron engavetado, entonces lo envié al Banco Central en 1919, iba a salir en 2020, pero con la pandemia se pospuso. Este libro fue una experiencia muy hermosa para mí, fue una labor de siete años más o menos. Don Frank Moya Pons hizo el prólogo y a él también le pareció muy pertinente, ya que es una historia poco conocida que también habla del papá de Pucha Rodríguez, el señor Juancito Rodríguez, que fue un gran luchador antitrujillista y fue silenciado su participación.

¿Cómo valora la trayectoria de los escritores dominicanos?
Debo reconocer que tenemos que conocer mejor lo que otros escriben para poder inscribirnos dentro de algo más colectivo, tener más curiosidad, más capacidad de hablar de los que son nuestros contemporáneos. Leímos lo que escribió Salomé Ureña, pero de los escritores contemporáneos tal vez tenemos cierta dolencia. Yo misma reconozco que no conozco todos los autores dominicanos, aunque participo en varios grupos de lectura, por eso hago un esfuerzo para conocer de todos ellos.

¿Los escritores dominicanos reciben suficiente apoyo?
Creo que hay que insistir. En mi caso, de entrada no pasó, pero otras personas sí han recibido apoyo. Les exhorto a las personas que están escribiendo que continúen haciéndolo. Uno no puede medir su éxito por un momento, hay que ser constante en el esfuerzo. Como dicen los venezolanos “no pararle bola” a los obstáculos. Naturalmente creo que las tecnologías digitales hacen que haya más público, pero al mismo momento saturación, o sea que destacarse ahí es un reto. Pero en realidad a nivel mundial se necesita un esfuerzo por dedicarle tiempo.

Víctima
Pucha Rodríguez no fue una activista antitrujista, sin embargo estuvo presa domiciliaria y los bienes de sus padres fueron expropiados”.

Desconsuelo
Cuando transcribía el texto a máquina me dio mucha tristeza su historia, porque la conocía, entonces tuve que pedirle a alguien que me ayudara”.

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