Yini soñaba con ser escritora, pero su vocabulario tanto en español como en inglés era muy limitado porque dejó los estudios a temprana edad. A los 29 años volvió a estudiar, y después de completar su licenciatura en Multilingual Journalist hizo una maestría en Literatura Hispánica para afianzar su español y conocer las obras de los grandes escritores. Sus profesores, Gerardo Piña-Rosales, Ana Diz, Daniel Fernández y Susana Reiz, fueron claves en su desarrollo intelectual durante la maestría en Lehman College, sin embargo, gracias a su amiga Omira Bellizzio-Poyer comenzó a escribir a través de un blog que ella creó. Cuando tuvo suficientes escritos, ella la conectó con sus amigos en Perú Johnnie Barbieri, Lily Cuadra y Danilo Lihón-Sánchez y con su ayuda presentó su libro en la Casa de la Literatura en Lima. En 2017, gracias a Valentín Amaro, participó en la Feria del Libro de Santo Domingo, dedicada a la poetisa Salomé Ureña.
¿Cómo visualiza la cultura desde el exterior?
Observo que cada día surgen más instituciones y se están desarrollando muchos proyectos e iniciativas interesantes, pero quien no se involucra no se beneficia de estos programas. A través de Cancillería, por ejemplo hay varios concursos súper interesantes para los dominicanos en la diáspora, donde además de contar tu historia, también exploras diversas plataformas creativas como la escritura y la cinematografía. Si ganas recibes premios en metálico, lo cual siempre es bienvenido. Sin embargo, como dice el refrán: “El que no sabe es como el que no ve”. Antes era muy ingenua y no me enteraba de nada, pero ahora es diferente. Mi objetivo es aprender todo lo que se ha hecho en los últimos años y comenzar a documentar lo que se hará en los próximos. Quiero conocer el presupuesto, los proyectos que se llevan a cabo en la diáspora, quiénes los manejan y qué impacto tendrán en las comunidades y nuestros jóvenes en los años venideros. Es un tema que me interesa mucho y me ilusiona aprender más al respecto.
¿Qué opina de la realidad que vive RD en materia de arte y cultura y qué propuestas considera se deben complementar o mejorar dicha realidad?
No me siento completamente competente para responder esta pregunta, pero creo que existen dos mundos: el de aquellos que han tenido acceso a la educación, que pueden darse ciertos lujos y vivir cómodamente, y el de quienes no tienen aspiraciones, expectativas ni valoran la educación, conformándose con vivir en jaulas imaginarias, víctimas de su propia ignorancia. En la República Dominicana hay mucha cultura, pero lamentablemente no está al alcance de todos, y tal vez eso siempre será así. Cada uno debe poner de su parte para alcanzar sus metas, porque todos merecemos una vida digna.
¿Cuál es su mayor reto?
Mi mayor reto es jubilarme a los 55 años para regresar a vivir a mi tierra, pero antes quiero pasar un par de años en México y Argentina, con mi base en la República Dominicana. Afortunadamente, soy propietaria de un apartamento en un excelente sector de Las Praderas, donde ya pertenezco a una linda comunidad. Mi objetivo es contribuir llevando a cabo proyectos comunitarios para los jóvenes de las escuelas cercanas, y sé que podré contar con el apoyo de mis amistades cuando lo necesite. Además, he adquirido un terreno en Jarabacoa, donde tengo planes de desarrollar el Centro Cultural Yard, una galería de arte y mi pent-house. El apartamento en Las Praderas será el centro operativo. Estoy convencida de que sí se puede lograr, porque no solo de sueños vive el hombre; las palabras deben ir acompañadas de acciones. De lo contrario, vivimos en mundos imaginarios, y los problemas de salud mental que son muy reales, no se pueden ignorar.
¿Es fundadora de Yard Foundation, de dónde viene el nombre y cuándo surgio la idea?
La fundación lleva mi nombre completo: Yini Altagracia Rodríguez Díaz, y sus siglas forman la palabra Yard que en español significa “patio o yarda”. Como me crié en un patio de Villa Francisca, “Yard” me hizo mucha resonancia como conexión con mis orígenes. Sin embargo, en ese ambiente inhóspito la gran mayoría de las niñas nos criamos sin acceso al arte, que es tan importante en el desarrollo del ser humano. The Yard Foundation nace formalmente en 2015 con una motivación puramente genuina hacia el arte, el conocimiento y el aprendizaje. La institución está destinada a tocar y cambiar vidas a través de las palabras, las experiencias, los colores, los ritmos y el intercambio más rico e intangible que puede proveer el ser humano.
¿Cuál es la misión de la fundación?
Su misión es enseñar, educar y ayudar a transformar. Además de la República Dominicana, la Yard Foundation opera en el Bronx, Nueva York con el objetivo de realizar actividades educativas y culturales para las familias, niños, niñas y adolescentes de comunidades rurales y urbanas necesitadas. Cabe destacar que la Yard Foundation ha estado realizando una labor social en el Batey Yabacao, en Yamasá, con la entrega de ropa durante tres años consecutivos. Además, siempre se incluye un programa artístico para los niños y adolescentes de esta comunidad que vive en condiciones paupérrimas. Hace un par de meses se organizó un taller de pintura en Yabacao, y ya tenemos programada otra entrega de ropa para finales de enero de 2025.
Proyecto
Mi mayor reto es jubilarme a los 55 años para regresar a vivir a mi tierra, pero antes quiero pasar un par de años en México y Argentina”.
Propósito
Mi objetivo es aprender todo lo que se ha hecho en los últimos años en la cultura y comenzar a documentar lo que se hará en los próximos”.