La escritora es miembro de la Asociación Dominicana de Historiadores de Arte (ADHA)
A pesar de que Nadia Lugo escribe ficción, a veces le gusta añadir pequeños toques de ciencia ficción o afrofuturismo. Aun así, cada historia está basada en situaciones reales o en personas que conoce. En su nuevo libro titulado “La mirada limpia”, presenta una colección de relatos donde escarba en la historia contemporánea dominicana para, armada de un sentido del humor mordaz combinado con maestría narrativa, demoler el relato que han construido los vencedores y reescribir una nueva historia patria: la de los vencidos. “En estos textos hay ideología, hay crítica social y hay protesta; pero todo está dicho con una sutileza que los salva de convertirse en panfletos”, describe la también historiadora de arte. De acuerdo a la escritora, con este libro intenta recrear una sociedad ficticia de la disidencia afro en el Caribe y plasmar “nuestra cultura sobre esta nueva frontera virtual que nos arropa”.
Nadia, cómo nace tu gusto por las letras?
En mi casa los libros llegaban hasta el techo y todos los salones tenían más de uno. Siempre he estado rodeada de libros. Mi madre pasaba horas leyendo, así que supongo que empecé a leer para conectar con ella y tener cosas sobre las cuales hablar. Ella me leía cuando era pequeña y más adelante me refería libros. Ya empezar a escribir fue algo muy instintivo, porque empecé a pensar que también podría contar historias como las que leía.
¿Cómo empieza ese camino de escritura, qué escribías en principio?
Al principio empecé a escribir para mí. Recuerdo en bachillerato una ocasión en que saqué muy mala nota en Literatura, me sentí indignada, creo que hasta lloré. No lo podía creer, me encantaba leer y era la única clase que me gustaba. Me acerqué al profesor a quejarme, pero luego pensé que mejor le enseñaba lo que escribía. Él quedó encantado, me dijo que tenía que seguir escribiendo y después de eso logré lo que quería, que era sacar buena nota. El profesor fue el primero que me dio cierta confianza, así que seguí escribiendo al principio en blogs y redes sociales, pero sinceramente nada que valiera la pena publicar. Luego fui tratando de publicar en revistas literarias y mandé algunos escritos a Cielo Naranja, una plataforma que apoya el talento local y me publicaron algunos relatos cortos. A partir de ahí seguí escribiendo y tratando de perfeccionar estudié literatura, cine y teatro para construir mejor mis relatos. Así que duré un tiempo solo practicando, hasta que sentí que tenía algo que valía la pena publicar y la Editorial Luna Insomne se interesó e imprimió mi primer libro.
Nadia, tu libro “La mirada limpia” tiene mucho contenido político y social. ¿Qué tanto influyen tus inclinaciones en lo que escribes?
Ese libro es una recopilación de relatos con mucha identidad dominicana. Sus páginas retratan historias olvidadas en el tiempo, cosas que nuestra sociedad se empeña en enterrar. Sus personajes se están esforzando por superar una realidad que ha sido tan cruel con ellos y tratan de trascender a la virtualidad. Pero también, es una forma de conectar la dominicanidad con tendencias de pensamiento global como el transhumanismo y la hipótesis de la simulación. Así que diría que todo lo que leo y mi contexto influyen en lo que escribo.
¿Cuando hablas de historias y personajes olvidados, a qué te refieres?
En todas las sociedades existen historias que a nadie le interesa contar o que se esconden a propósito. La nuestra no es la excepción. Por ejemplo, muy poco nos enseñan de Sebastián Lemba en las escuelas, que realizó una de las primeras rebeliones en la isla. Mucho menos enseñan de la lucha de Maximiliano Gómez y si lo hacen está llena de vicios y adaptada a la narrativa de historiadores blancos que nunca le darán importancia a su causa. O tantos líderes sindicalistas negros y mulatos que no ocupan páginas en nuestros libros de historia, porque no tenemos una perspectiva negra de la historia dominicana. Y esto, para mí es solo una arista de muchos defectos que podríamos corregir y a los que quiero aportar un granito de arena.
¿Alguno de tus cuentos está basado en la vida real?
A pesar de que escribo ficción, a veces me gusta añadir pequeños toques de ciencia ficción o afrofuturismo. Aun así, cada historia está basada en situaciones reales o en personas que conozco. Uno va por los sitios observando, escuchando conversaciones y apuntando. Cualquier situación en la que me encuentre puede ser un detonante y más adelante se convierte en una historia.
¿Tiene el escritor un papel de observador dentro de la sociedad?
Creo que más que eso, el escritor no sólo observa su alrededor, sino que tiene cierta sensibilidad que le ayuda a exponer situaciones que a veces otros pasan por alto. Construyen esas situaciones sacando lo mejor y las exponen bajo un ojo crítico.
¿Se hizo difícil abrirte paso como escritora?
Nunca es fácil abrirse paso cuando nadie te conoce. Mucho más si eres joven y si eres mujer se agrega más dificultad. Mucha gente te rechaza. Mandas manuscritos a editores y ni te responden. Todas esas situaciones lamentablemente son normales y lo único que se puede hacer es seguir escribiendo, seguir mejorando y seguir enviando tus escritos porque a alguien le van a interesar.
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¿Nadia, también eres historiadora del arte, ha influenciado tu formación en tu forma de escribir?
Muchísimo. Uno aprende a apreciar todas las formas de arte, desde el dembow hasta el teatro dialéctico y trato de integrar su estética a mis narraciones.
¿Mucha gente no sabe que existe la carrera de Historia del Arte en el país, ¿tiene salida aquí, hay mucho campo de trabajo?
Nuestro país posee una gran producción cultural, sobre todo la música que ha cobrado mucho interés internacional. Claro que la carrera tiene salida y se necesitan profesionales especializados en el área. Además, un poco más de apoyo no está de más para que se emprendan más iniciativas, que se cuiden más nuestros espacios artísticos y que se incentive la economía naranja.
Fuiste parte del equipo de curadores de “Tovar, surrealismo vivo”. Háblanos de tu experiencia.
Cuando me comentaron la idea de la exposición quedé fascinada. Es muy curioso porque Tovar fue por mucho tiempo uno de los tantos olvidados por nuestra historia. Mientras triunfaba fuera del país, aquí muy poca gente conocía su trabajo o lo valoraba. Obviamente, para mí era un gran impulso, porque me encanta reivindicar a personas trabajadoras y talentosas, como los personajes de mis historias. Gracias a esta muestra Tovar ha logrado trascender. Siempre fui su admiradora y cuando me plantearon trabajar en esta iniciativa no me lo podía creer.
Consideración
Siempre he estado rodeada de libros. Mi madre pasaba horas leyendo, así que supongo que empecé a leer para conectar con ella y tener cosas para hablar”.
Mi libro La mirada limpia es una recopilación de relatos con mucha identidad dominicana, que retrata historias olvidadas y que nuestra sociedad se empeña en enterrar”.
Nadia Lugo