De los barrios más pobres de Santo Domingo, el multipremiado pintor Nelson González es actor y espectador, herida y cuchillo, mano que traza y a la vez es coloreada por la vida: junto a las aguas que buscan el mar, existe y, en la gente que habita sus orillas, se reconoce. Aunque él se sacude de etiquetas, de compartimientos estancos que puedan engrilletar su libertad artística, las agudas visiones medalaganarias que convierte en magníficas estampas del laberinto cotidiano, han hecho que la crítica especializada le bautice como “el pintor del pueblo”. Puede plasmar frescos, naturalezas muertas o murales; pero su yo actual prefiere las mezclas neoexpresionistas de acuarelas, acrílicos, pasteles y tintas chinas que usará, lo que depende del estado del alma para traer a la vida sus versiones de “nadies”, “ninguneados” o animados músicos en fiestas sin fin.

¿Cuáles son sus temas favoritos?
El ser humano y su camino a través de la existencia, su angustia e infelicidad y los enfrentamientos sociales cotidianos en barrios pobres de la capital; así como la subsistencia de los menos favorecidos entre dolores, carencias, esperanzas y luchas por un mejor futuro.

¿Por qué ciertas obras suyas están enmarcadas a orillas de los ríos Isabela y Ozama?
Son algunos de los lugares en los que he vivido y he llegado a conocer mejor, por lo que se han convertido en mi campo de investigación artística. La recurrencia de lo que acontece a orillas del río Isabela, donde resido actualmente, obedece a que es el asentamiento humano que más me ha impactado, por el entrecruzamiento de sus realidades psicosociales, económicas y antropológicas.

¿Cuáles elementos resalta en las estampas de la cotidianidad del barrio?
Las dificultades materiales, los dilemas existenciales y la dinámica de la gente común en sus afanes cotidianos; por ejemplo, la madre que, en mi cuadro Maternidad, amenaza con golpear al hijo con la chancleta de goma que oculta tras de sí.

¿A qué obedece la reiterada representación de la pasión de Jesucristo en sus cuadros?
En ellos transmito la idea del Cristo redentor que me fue inculcada desde niño.

¿A cuáles pintores admira y han influenciado su obra?
El artista siempre debe mirar al pasado, a la historia del arte, para regresar al presente con nuevas propuestas. Picasso reinterpretó el arte clásico y la cultura africana (como en su pintura Las señoritas de Avignon); y Lucian Freud a Cezánne (Las tres bañistas), con su obra “After Cezánne”. Admiro y he sido influenciado por los maestros europeos Goya y Rembrandt; los latinoamericanos Wifredo Lam y José Clemente Orozco; y los dominicanos Ramón Oviedo, Paul Giudicelli y Eligio Pichardo, entre otros.

¿Cómo definiría su estilo pictórico?
En esta etapa de mi hacer artístico, el neoexpresionismo. Es un movimiento nacido en Alemania a finales de la década de 1960, el cual se destaca por lo descarnado del tratamiento visual y la elección de temas sociales muy crudos.

¿De dónde sale la fuerza de sus particulares trazos y colores?
Del dinamismo que procuro imprimir con el trazo a la estructura de la obra, como herencia de las escuelas pictóricas de la civilización; y del uso del color como herramienta fundamental en la construcción psicosomática de los personajes que protagonizan cada drama de mis piezas.

¿Cuál de sus maestros le impartió las enseñanzas más importantes para usted?
En la Escuela Nacional de Bellas Artes, estudié con respetados profesores de arte, como Manuel Traboux, Ángel Haché, Rosa Tavárez, Freddy Javier y Gonzalo Briones. A este último, agradezco el conocimiento que me transmitió sobre la libertad en el dibujo, abriéndome un mundo nuevo de posibilidades estéticas. Fue él quien me reveló la existencia de un dibujo libre, de trazo enriquecido y sin cánones absolutos.

¿Quiénes son los mayores coleccionistas locales de sus obras?
Alejandro Asmar, Nanchu Espínola, Antonio Ocaña, Kelvin Naar y Mario Martínez.

¿Cuáles son sus próximos pasos como artista y cuál pretende que sea su aporte a las comunidades a través de sus obras?
Algunos de los coleccionistas de mis cuadros en República Dominicana están planeando llevarlos a países como España y Colombia, lo cual me alegra; por lo demás, solo aspiro a ser una voz de esperanza y un referente de superación personal y social para las personas reales de los barrios pobres de Santo Domingo, quienes han inspirado muchos de mis dibujos y pinturas.

Deseo
Aspiro a ser una voz de esperanza y un referente de superación personal y social para las personas reales de los barrios pobres de Santo Domingo”.

Definición
En esta etapa de mi hacer artístico defino mi estilo como neoexpresionismo, un movimiento nacido en Alemania a finales de la década de 1960”.

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